Grand Piano Imagen Pelicula 13

Título original: Grand Piano

Año: 2013

Duración: 90 min.

País: España

Director: Eugenio Mira

Guión: Damien Chazelle

Música: Víctor Reyes

Fotografía: Unax Mendía

Reparto: Elijah Wood, John Cusack, Alex Winter, Kerry Bishé, Allen Leech, Tamsin Egerton, Dee Wallace, Mino Mackic

Productora: Nostromo Pictures / Antena 3 Films / Telefónica Producciones / Nostromo Canarias 1 AIE

Nota: 4.2

El sano suspense narrativo, pese a lo que pudiera parecer, no es virtud al alcance de cualquiera. La invocación al maestro Alfred Hitchcock, tampoco. Ni siquiera la del sobrevalorado Brian De Palma, que no es sino un incesante y cansino invocador del genio británico creador de PSICÓSIS. De ahí que el intento de emular a ambos al mismo tiempo no pueda sino ser saludado como una interesante osadía. Ahora bien, hay intentonas que, más que vestidas para matar, llegan facilitas de ser matadas. GRAND PIANO, de Eugenio Mira, es una de ellas.

Producida por Rodrigo Cortés, GRAND PIANO no trata de disimular su naturaleza deudora de la penúltima obra del inquieto creador gallego: la exitosa, original y notable BURIED. Los parámetros estructurantes de las dos son, en esencia, los mismos. La obra de Mira, como ésta, convoca a un protagonista sobrepasado por una trampa criminal maquinada para acabar con su vida, lo encierra en un único espacio del que no puede salir, y lo somete al imperativo de una voz que va dictándole los caprichosos y apremiantes entuertos de su posible salvación.

Sin embargo, mientras en BURIED semejante itinerario condicionante dirimía una agónica progresión de noble y claustrofóbica tensión cinematográfica, en GRAND PIANO, ese mismo protocolo de intrigas da como resultado un aparatoso descalabro de inverosimilitudes. La película de Mira se muestra incapaz de hacer frente a un sonrojante cúmulo de estridencias allí donde Cortés sabía disponer un severo tratado de dosificación de vericuetos narrativos. BURIED era creíble y fluida. GRAND PIANO fenece por improbable y  atropellada.

Tras un prólogo en el que vemos como unos transportistas sacan un piano de una aventajada mansión, la película inicia su verdadera trama con la llegada de un pianista a la ciudad de Chicago. Se llama Tom Selznick , es el especialista en ese instrumento más importante del país y está a punto de dar un importante concierto.

grand-piano-imagen-pelicula-18Sin embargo, gracias a dos largas conversaciones telefónicas por móvil, dentro del coche que le lleva al teatro,  una con su novia y otra con una periodista radiofónica, sabemos que la velada representa un importante compromiso para Tom: regresa al sitio en el cual, años atrás, vivió su noche más infausta al fracasar interpretando una dificilísima composición. Desde entonces no ha vuelto a actuar frente al público.

Pese al cúmulo de responsabilidades, el suspense del film no lo desarrolla la disposición del músico. Cuando, ya en el escenario frente al piano, Tom se predisponga a demostrar que su aplomo es auténtico, de súbito, leerá un mensaje que pondrá a prueba la certeza de su serenidad. En la partitura hay un escrito que le advierte de que, si falla una sola nota, morirá de un disparo.

Tal y como ha quedado expresado con anterioridad, GRAND PIANO convoca como tres ingredientes  para la receta de su suspense el sometimiento casi por entero a un único elemento espacial (la sala de conciertos y, más concretamente, el escenario principal en el que se sitúa al personaje central), a la supeditación del desarrollo temporal de los hechos al del programa musical previsto para el concierto y al de los arrojos que deberá ingeniar el protagonista para salvar a su favor las insalvables indicaciones de un enemigo invisible. grand-piano-imagen-pelicula-19Escénicamente, hay que reconocerlo, Mira acredita la fortaleza visual suficiente para intentar estar a la altura de tan arriesgado empeño.

No obstante su esforzada labor  tras la cámara, que dispone una ejecución planificativa más que estimable (con diferencia, lo mejor de todo el producto), el problema principal del film es que el afán por imbricar estos tres preceptos con intensidad está resuelto desatendiendo a la mesura necesaria para yuxtaponerlos sin que se ponga en evidencia ni se malogre su credibilidad. GRAND PIANO es un film electrocutado de puro empeñado en su intensidad.

El guión abusa, desde el mismísimo principio, de la reiteración en las informaciones dadas: la insistencia en el pasado traumático (el concierto malogrado) llega a ser risible (exageración de la periodista radiofónica, de los colegas que se encuentra en la tramoya del escenario, del cartel escrito sobre la pared, del director de orquesta), la repelente pareja de amigos de la novia deviene grotescamente caracterizada, las constantes idas y venidas de Tom al escenario, o la machacona utilización de la voz del personaje oculto van constituyendo una suma de chirridos que, como consecuencia de su progresiva ilación, depara artificio, capricho e incongruencia imposibles de atenuar (la secuencia final, a tal efecto, no puede ser más patética).

En definitiva, nos hallamos frente a un film de impecable factura superficial, dirigido con solvencia por su realizador, pero que, en lugar de angustioso, resulta renqueante, antojadizo, falso y demasiado tarambana. Las bombas de suspense hitchcockniano no eran perfectas por la calidad de su pólvora, sino por la solidez de la mecha dispuesta para explosionarlas. GRAND PIANO es pólvora mojada.

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