Oasis Poster

Título original:  Supersonic

Año: 2016

Duración:  122 min.

País: Reino Unido

Director: Mat Whitecross

Productora: Mint Pictures / Nemperor / On The Corner Films

Nota: 7.5

Para mal y para bien: los hermanos Gallagher. Liam y Noel a bote pronto, a bocajarro, con los pelos de la lengua rasurados al cero, en lugar de confesión han decidido pedir secreto a voces; esto es, permitir su versión acerca de los supersónicos hechos que consumaron su meteórica llegada hasta su imborrable y polémica leyenda. Desde luego, al contrario de lo ocurrido en la discreta THE BEATLES: THE TOURING DAYS, en la que el jugoso material de archivo expuesto estaba ensamblado por Ron Howard modo inadecuadamente canónico, sin tener en cuenta el singular pasado cinematográfico de la mítica banda de Lipverpool, los autores de “Wonderland” han sabido buscarse un paciente oficiador de esa ceremonia.Oasis 2

En la trastienda de tan esperado desahogo fraternal, nos encontramos a todo el equipo artístico que de modo tan apasionante y preciso supo merodearle el calvario a la ya mítica Amy Winehouse en la notable AMY, sólo que en esta ocasión el titular de la semblanza es Matt Whitecross, otro realizador para el que el género documental no tiene secretos. Si repasamos su filmografía nos encontramos con títulos como CAMINO A GUANTÁNAMO y THE SHOCK DOCTRINE, además de, por supuesto, la acertada SEX & DRUGS & ROCK & ROLL, el adentramiento ficcionado que efectuó sobre la figura del músico Ian Dury, uno de los incuestionables popes del punk rock británico setentero.

La apuesta escénica dirimida por Whitecross para urdir un protocolo capaz de abarcar, con la saña y el desenfado requeridos por el objetivo que se presta a ser radiografiado, la virulenta complejidad de éste no tarda nada en desvelarse. Huyendo de la clásica aproximación concretada mediante conversaciones con el entrevistado mirando a cámara, dada la oportunidad prestada por los propios protagonistas prestando una ingente y valiosísima cantidad de material videográfico doméstico filmado por ellos o por muy allegados, el realizador decide acometer la tarea de ordenarlo todo él, de enhebrarlo pertinentemente, apoyando el fluido de imágenes con el sonido en off de las opiniones expresadas por algunos de los personajes que aparecen en pantalla, fundamentalmente, como no podía ser de otra forma, la de los dos líderes de la venerada formación.

La gran baza del documental es la radicalidad con la que en ningún momento aquel se baja de este empeño y, consecuentemente,  la justeza que se tiene en que tanto imágenes elegidas como declaración efectuada  (siempre con el nombre del opinador superpuesto en la pantalla) se adecuen, interpelen y signifiquen con pertinencia. En ese sentido, Whitecross consigue dos objetivos no fáciles de concretar: lograr una coherencia cinematográfica fluida, evocadora y fidedigna con el hecho explicado y, lo que quizás sea mucho más importante, conseguir que las palabras de los dos hermanos delaten, pincelen, estimulen un autorretrato  fiable, demoledor, franco y punzante de ambos.Oasis 3

De resultas, la suma de voces fraternales dirime una confluencia que acaba convirtiéndose en el abono, en la bebida isotónica, en el plato principal de un menú abarrotado de una sinceridad que los convierte en narradores ideales de su propia historia, en comentaristas privilegiados del hecho referido con imágenes y al cual apuntillan, valoran o descerrajan y, cómo no, en portadores de una verdad superior: la que tiene que ver con el semblante inconsciente (¿o no?) del problemático, insubordinable, desmedido ego creativo  y personal que ninguno de los dos tiene ganas de atenuar. Resultan demoledores sus juicios, en tanto que evidencias cuantificadoras de la endemoniada exposición a la que se arriesgan, el absoluto desprecio a la opinión que pudieren generar sobre su oportunidad, su cautela y corrección, pero también en tanto que oportunidad para escuchar su valoración sobre los hechos referidos pasados ya algunos años desde que acontecieron. El repaso memorioso, por lo tanto, se confabula impía y creíblemente con la exhibición de los puntos escogidos para la semblanza: las voces de los Liam y Noel que hablan en la actualidad no desmerecen del conocido perfil que sobre ellos va trazando la potente concatenación de imágenes.Oasis 4

En ese sentido, pese a que puedan llamar mucho el descubrimiento de imágenes nunca vistas, de origen valerosamente doméstico, prestadas por ellos mismos, o aspectos puntuales tan llamativos como sus coqueteos con las drogas, los escándalos violentos en hoteles, el afecto por la figura materna, el desprecio compartido hacia el padre (magnífica la escenificación del intento de aquel por acercarse a ellos en Dublín), la marcha o despido de Paul Arthurs,  las invectivas sobre el carácter de Paul McGuigan, las continuas disputas entre ellos, el poso más importante del documental lo asume, por un lado, el afán por exponer lo meteórico de su portentoso éxito mundial tanto a nivel de público como de consideración crítica especializada y, en consecuencia, la conciencia completamente absorta de ellos mismos ante la magnitud de su fulgurante entrada en el terreno de la leyenda y, por otro, quizá el más válido, la consideración de que la deriva impuesta por los nuevos medios de comunicación instaurados por el surgimiento de las nuevas tecnologías los convierte en el último gran grupo de la historia de la música surgido desde la nada, desde el local pequeño, desde el barrio al que pertenecían, desde el jugarse el todo o nada a la búsqueda de conciertos malviviendo en una furgoneta, sin ayuda de concursos televisivos, sin la posibilidad de colgar en la red sus creaciones, sin, en definitiva, todas y cada una de las oportunidades que presta una sociedad que, en ese sentido, ha avanzado tan celéricamente como ellos lo hicieron.

Bien es cierto que al documental le pesa, evidentemente, que los Gallagher figuren como productores. Resultan evidentes algunas carencias y el repaso poco profundo a determinados aspectos (el más flagrante, desde luego, la ocultación del ocaso), pero, a pesar de ese menoscabo, sí cumple su objetivo de acercar al público entregado y al desconocedor de su trayectoria argumentos más que suficientes para su visión. La vocación esencialmente cinematográfica desde la que está concebido (el veto a las cansinas entrevistas a cámara de los personajes implicados, de especialistas o testigos de los hechos)  y la desternillante sinceridad de los lujosos comentaristas de las grabaciones mostradas  (insistimos, siempre admirablemente urdidas) hacen de OASIS: SUPERSONIC una más que interesante cita con el último gran hito de la historia de la música reciente.

 

 

 

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