Sección: Forum
Dirección: Irene Gutierrez
Guión: Irene Gutierrez, Lisandra López Fabé
Reparto: Miguel Soto, Alberto Santana, Juan Bautista López
Sinopsis: Tres hombres uniformados, en algún lugar de la selva cubana, simulan una misión en Angola. Desde mediados de la década de 1970 hasta fines de la década de 1980, las tropas cubanas apoyaron el MPLA, el Movimiento Popular para la Liberación de Angola. Los tres veteranos practican maniobras de batalla con el machete, se untan con barro como camuflaje, y luego se adentran cada vez más en la densa fauna, con el espectador sin saber exactamente hacia dónde se dirigen o por qué. Uno de ellos comenzará a dudar del sentido que tiene todo su devastador esfuerzo.
Nota: 7.8
Comentario crítico:
Segundo largometraje de la documentalista española Irene Gutierrez, ENTRE PERRO Y LOBO nos propone un atractivo periplo simbólico/bélico de la mano de tres excombatientes cubanos, a quienes su país envió hace tres décadas a luchar en Angola en apoyo del MPLA, Movimiento para la Liberación de Angola. Los tres únicos personajes del film se interpretan a sí mismos, imitando muchas de las duras habitualidades que tuvieron que afrontar en el convencido ejercicio de su mandato.
Nos hallamos, por lo tanto, ante una singular, fecunda, llena de propósitos reflexivos, escenificación de unos hechos acaecidos, que Gutiérrez tiene la virtud de encuadrar con un absoluto realismo gracias a la prestación de los militares y al entorno geográfico cubano escogido como lugar de la recreación, y, al mismo tiempo, lograr que el hecho encuadrado quede asaeteado, consternado productivamente de una fecunda torrencialidad de fragosos interrogantes.
El hecho de que contemplemos a los combatientes ya mayores, pero implicados hasta la extenuación, simulando pasajes de su impía experiencia en el continente africano trasciende la mera representación retrospectiva al potenciar tanto la puesta en escena como el mínimo guion establecido un factor que define poderosamente la factura total del producto: la total desorientación, la falta de información que el espectador tiene sobre las órdenes a seguir de los militares, de sus planes, de sus estrategias. No hay ni croquis geográfico ni misión establecida con objetivo a alcanzar.
De resultas de este ninguneo ubicativo, el film comienza a proponer una suerte de alegoría ilusioria que muta la fisicidad del hecho encuadrado en una más que vivible fantasmagoría itinerante y guerrillera, cual si sancionara lo visto bien como resonancias autobiográficas de los protagonistas en tanto que estirpe condenada a desaparecer, bien como territorio subconsciente que atendiera a la condena mental de unos seres que solo han sabido ser combatientes y lo visto en plano fueran proyecciones de esa terquedad imposible de abatir en su acervo mental, bien como criaturas selváticas adictas a una profesión a la que de súbito vislumbraran su condición de juguete roto, obligado al horror kafkiano e inútil de una guerra ordenada por otros, bien como flecos revolucionarios de un impulso ideológico enfrentado a un barro y un magma forestal que no sabe responderles jamás sobre qué hacen allí.
En ese deambular exclamativo y consciente es en donde ENTRE PERRO Y LOBO sabe cuajar una intencionalidad en modo alguna exenta de riesgos. Uno de los cuales, el que ocupa el último tercio, cuando Gutiérrez da paso a la contemplación de los protagonistas en su estado actual, dejándoles espacio y voz para que expongan sus no pocas y comprensibles quejas y desencantos, acaso se quede demasiado escueto, puesto que el espectador se queda con ganas de, tras haber asistido a la experiencia propiciadora de las preguntas, saber más de la exigencia de las respuestas por ellos clarificadas. En cualquier caso, una firme propuesta de cine combativamente interrogador.