Cerdita 2

Título original: Cerdita

Año: 2022

Duración: 99 min.

País: España

Dirección: Carlota Pereda

Guion: Carlota Pereda

Música: Olivier Arson

Reparto: Laura Galán, Carmen Machi, Richard Holmes, Pilar Castro; Julián Valcárcel

Nota: 7.5

Sinopsis: Sara es una adolescente que tiene que vivir cada día con las burlas de otros chicos y chicas de su edad por su físico. Nadie sale a defenderla, nisiquiera sus amigas de la infancia del pueblo. Sin embargo, este verano todo está a punto de cambiar. Un desconocido ha llegado al pueblo y viene a implantar justicia. Las jóvenes que antes acosaban a Sara ahora han desaperecido.

Comentario crítico:

Lleva cacharreando sobre ella desde los tiempos de EL DÍA DE LA BESTIA. Y justo ahí, en la intentona de adaptar la sociología iconográfica y lugareña de nuestra sacrosanta celtiberia profunda a los modos de un muy codificado subgénero del thriller de terror norteamericano es en donde la debutante Carolina Pereda la da una soberana lección de temple narrativo, tensión observativa y control escenográfico al tan veterano como, ya, decepcionante sin remedio, Álex de la Iglesia. Esta notable ópera no descarrila jamás. Sabe esquivar la tentación de trinchar megalomaniacamente una tentativa que en modo alguno exige el despliegue de nociva, ruidosa fatuidad que machaca films como EL BAR, LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI, BALADA TRISTE DE TROMPETA o la abyecta desde su misma apertura VENEZIAFRENIA.

Semejante pericia y semejante despliegue de firmeza interventiva podría adjudicarse con demasiada e injusta ligereza a la circunstancia de que CERDITA parte de un cortometraje homónimo (y muy premiado), en el que ya quedaba perfectamente circunscrita la peripecia central.Cerdita 3 Desde luego, se nota desde el inclemente arranque del film que Pereda no titubea, que conoce a la perfección el pérfido engranaje de impiedades doblegadoras que ha decidido retomar. Mas pronto salta a la vista que ahonda en ellas sin que el nuevo detenimiento acumule en modo alguno la tentación de ser despachado echando mano del mero relleno insustancial.

Tal y como ocurría en su antecesor, CERDITA se ciñe con inquina a las punzantes circunstancias sobre las que debe encarcelar su marginada cotidianidad Sara, la hija de los carniceros de un pueblo extremeño. Sara es obesa y paga muy caro el escarnio incesante infligido por un grupo de conocidas. La joven se oculta en el negocio de sus padres, sale a la calle cuando sabe que nadie puede verla, calla a su familia el tormento diario. De súbito, la presencia en el pueblo de un asesino en serie procurará a la adolescente humillada la ocasión de silenciar una repentina venganza.

El film, que arranca proponiendo un relato de marcado carácter denunciativo en torno a la afrentosa problemática del bullying, de pronto exhibe su condición de apuesta por el universo del “serial killer”. Lo más atractivo de semejante miscelánea lo depara la sólida desinhibición con la que Carolina Pereda imbrica ambas postulaciones acorralándolas con vívido desprejuicio dentro de un marco espacio-sensorial adobado con lúcida pertinencia costumbrista.

Salpicando una suerte de hambrienta fusión tocinera entre LA MATANZA DE TEXAS y una versión de VERANO AZUL con el Piraña siendo convertido en broncheta por Chanquete, Pereda acomoda los protocolos del subgénero referido, haciéndolos convivir con un abrumador acecho sobre la demarcación espacial en la que todos los hechos acontecen, vigorizando al máximo la ruralidad hondamente peninsular que rezuma tanto el entorno como la novedosísima intencionalidad de la realizadora.

La presentación del conflicto a tal efecto es sencillamente magistral. Los planos en el interior de la carnicería (cuchillos afilándose, sangre macerada con cebolla de verdeo, morcillas a punto de ser suturadas en tripa limpia, restos de carne sobre la mesa de corte, vitrina con todo el despiece dispuesto para ser exhibido, ganchos carniceros colgando) significan picadoramente la presentación del personaje central. Cerdita 5Sara se siente carne triturada, carne sometida al corte al tajo de un maltrato insufrible, carne porcina anulada, proscrita, loncheada a base de escarnio. El comportamiento de quienes la rodean posee la misma clemencia que su padre troceando a la sierra un hueso de jamón. Sentada tras el mostrador, Sara, a ojos de todos ellos, se sabe merecedora del mismo respeto que un contramuslo de pollo deshuesado.

La decisión de situarla en el contexto de una familia de carniceros se torna jugosísima y muy pertinente, pues facilita con prontitud esa conexión entre el referente criminal que no tardará nada en emerger (un psicópata insaciable, habilísimo en el manejo del cuchillo filetero) y la reconocible y, en principio, alejadísima de ese contexto (el slasher) realidad de un municipio de Extremadura en pleno, castigador estío. El oficio de descuartizar insertado en una doble acepción: la criminal del asesino y la del profesional del pollo en cuartos.

Pereda estimula un minucioso ejercicio de adecuación genérica empeñado siempre en cercar la zozobra de un ser humano fustigado a placer del desprecio intimidador, mortificante y ofensivo del colectivo que ha decidido hacer de su físico una coartada para la lapidación. En ese sentido, por desgracia para el film, la mejor secuencia de CERDITA, la implacablemente soberbia que acontece en la piscina pública de la población, acota con celeridad el marco vejativo dentro del cual, por un lado, se ve obligada a asumir su secreta opresión cotidiana la protagonista, y, por otro, se perfila la avispada, cínica saña investigadora con la que Pereda afronta el encuadre de los hechos: el plano de Sara buceando ajena a lo espeluznante que yace hundido al fondo de la piscina da cumplida muestra de esa voluntad tan feroz como insolente.Cerdita 4

Acaso la necesaria obsesión de la realizadora por circunscribirse a no desbarrar debido a los no pocos riesgos que asume al procurar la miscelánea entre costumbrismo puesto al día convocado con ánimo sanguinolentamente irredento y a procurar el pormenorizado acercamiento al ámbito de la cotidianeidad visceralmente callada que impone el puchero de encrucijadas adjudicado a la protagonista, provoca un notorio desajuste en, quizás, la vertiente más espinosa del relato. La relación entre Sara y el ajusticiador no está resuelta ni con el arrojo ni con la complejidad que reclama un fleco narrativo tan crucial. Hubiera precisado de una paciencia tan productiva como la dispensada a la de aquella con su madre, por ejemplo.

Con todo, Pereda no se achanta ante la convocatoria de ese lance. La experiencia concluye airosa, contundente y saciadora. La película se sabe guiso costillar, caldo espeso en modo alguno Gallina Blanca, trituradora extremeñaasesina, mazazo de entrecot, pescuezo a punto de cadalso cuchillero.  CERDITA es un solomillo ibericofílmico de primera, recentalmente travieso, riñonadamente auténtico.

 

 

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