Avatar Sentido Agua 1

Título original

Avatar: The Way of Water

Dirección: James Cameron

Guion: James Cameron, Rick Jaffa, Amanda Silver

Reparto: Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Kate Winslet, Stephen Lang, Cliff Curtis, Joel David Moore, Giovanni Ribisi, Edie Falco

Sinopsis: Más de una década después de los acontecimientos de 'Avatar', los Na'vi Jake Sully, Neytiri y sus hijos viven en paz en los bosques de Pandora hasta que regresan los hombres del cielo. Entonces comienzan los problemas que persiguen sin descanso a la familia Sully, que decide hacer un gran sacrificio para mantener a su pueblo a salvo y seguir ellos con vida.

Nota: 1.7

Comentario Crítico:

Corregido y aumentado. Ya lo decía Julio Iglesias: “Tropecé de nuevo y con la misma piedra/En cuestión de amores nunca he de ganar/Porque es sabido que el que amor entrega/De cualquier manera tiene que llorar”. James Cámeron no es que tropiece con la misma piedra, es que, terco como la mula Francis de los Pitufos, se ha ido a la misma cantera de Carrara del Sordete a comprarse la misma mole turquesa con la que nos aplastó cerúleamente en 2009. Amor, es verdad, entrega mucho, mas es amor de franquicia, amor calco, amor de marca blanca, caducado amor de Preysler versus Vargas Llosa.  

Y, también es cierto, llorar nos hace llorar, pero de sufrimiento fingido, embustero, de quita y pon con lágrimas de saldo añil. Esto es, no porque emocione ver de nuevo a los espantosos palotes chatos y zarcos de hace trece años (no los esperaba ni el vestido de domingo de Penélope), sino porque semejante indigestión de azuleidad a cascoporro no la alivia ni un gotero tamaño orca de omeoprazol de color cobalto. Concebida como un cruce perfecto entre un capítulo de LA CASA DE LA PRADERA y un video de clip de dibujos animados de Bustamante cantando el “Azul” de Christian Castro, AVATAR 2: EL SENTIDO DEL AGUA es aparatosa toxicidad cinematográfica, un gin tónic de azulete Hacendado para ropa de color, que no lo arregla ni una ola gigante de Martin Miller.Avatar Sentido Agua 2

James Cameron vuelve a confundir la velocidad con una piñata de Lacasitos. Este mago del gato por liebre con trastorno bipolar sigue adicto a la pirotecnia gourmet, al escaparatismo de milla de oro, al fuego de artificio de ceremonia olímpica. AVATAR 2: EL SENTIDO DEL AGUA reincide en todos y cada uno de los embelecos sobre los que estaba construida ese brillante señuelo que fue la carta de presentación de esta exitosa saga azul, tridimensional y estereoscópica. El creador de TERMINATOR lo apuesta todo al laboratorio, a la industria técnica, al exhibicionismo de sus artefactos audiovisuales, convencido de que el atractivo de estas incuestionables innovaciones basta para que el producto resultante se gane la hipnosis del espectador.

Es cierto, el arte cinematográfico funda su genuinidad en el poder armónico consecuente a una determinada yuxtaposición de imágenes. Cameron domina ese proceder sin duda. Sin embargo, confunde la atención espectadora que necesita capturar ese flujo audiovisual con la excitación del cliente de un parque de atracciones. No es lo mismo. Esto es como convenir que porque uno se ha montado en una montaña rusa ya se ha leído a Stevenson entero. AVATAR, las dos entregas, son un tren de la bruja descarrilado sobre una lanzadera de 150 m. de altura  y con la bruja blandiendo una escoba láser.Avatar Sentido Agua 5

Puro desfase, puro despilfarro, puro nunca visto, pura proeza de todopoderoso, puro capricho juguetón al servicio de una ansiada sensorialidad que, por causa de ese afán escaparatista, nada puede hacer por quedarse reducida a ese ominoso saco roto que es la inanidad. El antojo aguamarina es tan grandioso como inútil, tan vigoréxico como plano. Cameron, a pesar de que se nota que ha intentado complejizar la patética ingenuidad de la primera integra, vuelve a tener el arrojo de reducir el guión de su film a una blandengue acumulación de reincididos, esquemáticos, rancios lugares comunes que, desde el mismo arranque, no se esfuerzan un ápice por maquillar esa rémora imposible de ser enderezada: la de saberse una mera excusa para que quien luzca sea solo la megalómana puesta escena. Por eso esta se desmorona. Está al servicio solo de sí misma y por ello fenece de cebada, engreída fatuidad.

De nada sirve que el nuevo desarrollo argumental busque una demarcación espacial distinta a Pandora si, en esencia, pese a la novedad que supone el universo acuático adjudicado a ese ámbito geográfico, el grupo de personajes que allí se hallan parecen un remedo simétrico del organizado por la familia protagonista. La idea de dotar de una hipotética fuerza dramática a los personajes más jóvenes provoca el extremo atrofiamiento al que son sometidos tanto Jake como Neytiri, quedando ambos convertidos en meros remedos videográficos del matrimonio Ingalls de la mentada LA CASA DE LA PRADERA. El avance de acontecimientos repite una y otra vez el esquema de “hijo díscolo desobedece mandato-padres que acuden en su defensa”. Esa persistencia protectora sobreexplicita el concepto de férrea unidad familiar como único reducto de salvaguarda social posible, convocando en pleno siglo XXI un tipo de discurso y mensaje que parecían estar superados plenamente. Sigue AVATAR con las cartas marcadas bien a la vista. El problema es que, ya están anunciadas, a esta partida aún le quedan muchas rondas. Vamos a tener más azul que piedras ha tropezado Julio Iglesias. Y lo sabes…

 

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