Despistado y como si acabara de despertar de una de esas siestas demasiado largas. Los pelos estratégicamente alborotados y cara de haber nacido cansado, Dan Bejar la mano que se esconde tras Destroyer, no es de esos que posan en las fotos promocionales del sello con sus mejores galas.
Foto: Eva Ferrera (Flickr)
No será de los que posan con cara de estar armando un gran revuelo pero lo que es innegable es que con Kaputt, su último trabajo ha acabado llamando a la puerta de la crítica mundial. Un disco que más que un compendio de canciones es un paseo por una ciudad de calles grises y bares de mala muerte en los que tocan saxos borrachos entre una maraña de humo de tabaco barato. Una ciudad con reminiscencias a las que describe Allen Ginsberg en sus poemas beat. Porque no se equivoquen, tras esas ligeras melodías se esconden pasajes tan aterradores como “Malgastando tus días, persiguiendo algunas chicas y buscando cocaína de las trastiendas del mundo cada noche…”¿A que se te cambia la cara?
Y digo aterradores porque el propio Bejar ha asegurado en varias entrevistas el carácter autobiográfico de las letras. Algo así como un ritual purificador para el canadiense que se ha inspirado desnudamente en algunos grupos de su infancia y de nombre claramente reconocible como Roxy Music, Prefab Sprout o incluso New Order, a los que menciona en las letras del segundo corte, Blue eyes.
Foto: Eva Ferrera (Flickr)
Acompañado de una banda enorme donde destacan, como no podía ser de otra manera si llevas preparado el disco, su saxo y trompeta. Chinatown abre algo desacompasada mientras deja ver cuál será la tónica general. La de un anti frontman, el anti clase, lo diametralmente opuesto a los cánones del crooner de voz profunda y superclases. Al tío se la trae al pairo y va a la suya para regalarnos unos temas más tarde una de sus melodías más pegadizas con A savage night at the opera y adivinen, el público al unísono con ese mágico parararapapararara que te cala hasta los huesos. Al hombre le llena de orgullo su nuevo disco y lo toca casi íntegro con esa maravillosa secuencia de viento en Song for America o la New Orderiana Suicide demo for Kara Walker. También hubo lugar para alguna joya de sus anteriores discos como Your blood o European Oils de su casi desconocido Rubies.
Foto: Eva Ferrera (Flickr)
Entre alguna que otra frase en un sorprendente español llegamos al bis en el que vuelve para tocar esa maravilla poética hecha canción llamada Bay of pigs y que en el disco dura algo más de 10 minutos. Un desconcertante comienzo da lugar a la magia de los que sólo precisan de su voz para lanzar una canción y hacerte sonreír. “he estado bebiendo, sólo en la oscuridad, viendo barcos desaparecer en la lluvia…” Así comienza y es obligatorio si tienes sangre en las venas, el bello se pone de punta, los sintetizadores se unen a la fiesta y acabas bailando esa maravilla de versos que poseen el swing por sí mismos.
Algo más de hora y media como estando por estar y jugueteando con lo desafinado, uno de esos cantautores que es capaz de hacer lo que le venga en gana, desafiar los límites del buen gusto, de las reglas de la composición y la narrativa para crear algo tan precioso como este Kaputt. Un tío al que no creo que le importe si te gusta, si piensas que su música es hortera como los pendientes de diamantes, si los saxos deberían quedarse en el baúl de los ochenta o si los cánones de la estética musical actual están en sus antípodas, a Dan Bejar simplemente le apetece, lo hace y encima te gusta curioso ¿no?