Espectacular jueves, una vez más
Jueves de carreras, de volver a tomar el pulso al recinto, de mirar al cielo porque la capota que llegaba al Parc de Forum podía descargar en cualquier momento, solapes, accesos, pulseras, precios de bebidas, en resumidas cuentas jueves de Primavera Sound.
Algunas dudas había para esta edición, la primera y más importante era la como se comportaría el escenario principal (Heineken) y la nueva ubicación del mítico escenario ATP. Una de cal y otra de arena, el escenario mayor sonaba como nunca, pero el de la factoría ATP perdía encanto en favor de las transiciones. Año de récords para el Primavera Sound que se consolida como una de las citas musicales más importantes del mundo.
Entre los grandes packs de grupos que desfilaron por el recinto uno de los más interesantes era el compuesto por los grupos noventeros del panorama nacional que tocaría su cenit con Los Planetas pero que arrancó con unos ruidosos El Inquilino Comunista que hasta regalaron una versión baja de revoluciones del mítico "No Fun" de los Stooges que sirvió para dar el pistoletazo de salida al jueves.
Tras el reencuentro con lo añejo, juventud divino tesoro. Desde California aterrizaban Poolside, un dúo formado por Filip Nikolic y Jeffrey Paradise pero que para la ocasión decidieron incorporar más músicos sobre su escenario, Electrónica de bañador y piscina cargada de buen rollo mientras se marchaba el sol. Un disco, Pacific Standard Time, que no dio para mucho más pero si para enamorarnos por enésima de una banda en este festival, puede que la versión de "Harvest Moon" de Neil Young ayude.
Sobre Savages cayó la losa de comprobar que el escenario Pitchfork era el que sonaba de una manera más irregular, no mal, sino irregular. No siempre estando centrado el escenario sonaba de la mejor manera. Savages son la nueva esperanza británica del post-punk, su disco es metralla y su directo también. Lo demostraron a medio camino entre la prematura solvencia y tal vez el poco juego que dieron con el público. Arrollador comienzo con “Shut Up”.
Aunque pasadas las 20 horas y media iba a celebrarse el primer gran concierto del Festival. Tame Impala, con lo que parecían acordes de Led Zeppelin, arrancaban su viaje de rock psicodélico con "Solitude Is Bliss” . Una hora lisérgica cargada de guitarrazos de estos chavales que derrochan maneras, actitud y ante todo cualidades sobre las tablas de un tablado. Escenario que registraba un llenazo hasta la bandera cuando sonaron encadenadas "Elephant" y "Feels Like We Only Go Backwards ". Aunque la dilatación de las pupilas llegó la impecable "Alter Ego" y sobretodo "It is not Meant to be", jóvenes aunque sobradamente preparados.
De la juventud de los australianos a la veteranía de J Mascis y sus Dinosaur Jr que se reencontraban con el Primavera Sound en el segundo escenario para presentar "I Bet On Sky", un disco que ha llevado a la mítica formación a la boca de todo el mundo por su mayor accesibilidad. Una presentación que fue de aquella manera porque hasta pasados quince minutos no se escuchó nada de lo nuevo. "Watch The Corners", precedida de "No Bones", nos traía a un JMascis volviendo a hacer picadillo su traste. Por Dinosaur Jr pueden pasar las décadas que su estilo, la voz la manera de tocar es inconfundible sin ser hortera o pasada de moda , como muestra la eterna "I Fell The Pain" o incluso la versión a The Cure con "Just Like Heaven".
Pero para reencuentros el de The Postal Service con los fieles. Diez años han pasado desde el mágico "Give Up", un disco que sirvió como punto y seguido en las carreras de ambos miembros afrontando múltiples proyectos. Proyectos que han servido para hacer una revisitación adaptada a los tiempos de este “neo moderno” Lp. Ben Gibbard y Jimmy Tamborello incorporaron un trio de chicas para los coros, percusiones y ritmos dando al disco una mayor fuerza en directo. Como en el disco, los años de espera se saldaron con la entrada de “The District Sleeps Alone Tonight”. Aunque el primer gran momento vino de la mano de “Sleeping In”. Decir que Postal Service ofrecieron un concierto sorprendente tirando de muchas de las rarezas nuevas editadas este año como la amorfa “Turn Around” pero nada como escuchar en directo “Such Great Heights” que enloqueció al respetable. Un concierto que volvió a dejar constancia de la grandeza de Ben Gibbard como músico que tocó guitarra, batería, voces y además bailó en un concierto que tuvo mucho de música y más de nostalgia.
Nada que ver con la nostalgia que desprende la música de Grizzly Bear, que tras el mágico concierto del 2011 regresaban en una franja y en un escenario más importante y qué manera de cumplir. Es verdad que la propuesta de los americanos requiere una atmósfera más calmada por parte del público pero poco a se fue obteniendo. La comunión entre el público y el grupo llegó con “Cheerleader” y sobretodo con “Yet Again”. Un set soportado por el último trabajo y su “Veckatimest”, y claro no podía faltar “Two Weeks” que sigue siendo atemporal. “Sun In Your Eyes” constataba la propuesta tan mayúscula del grupo y el acierto en una franja difícil.
A partir de aquí solo quedaba la fiesta, los primeros en liarla serían Phoenix. Los franceses son un grupo que si bien para una parte de los asistentes eran un claro cabeza de cartel para otros no dejaba de ser un grupo de poca monta sobre dimensionado. Opiniones aparte, Phoenix se comportaron como auténticas estrellas, con una pantalla gigante que se llenaba de colores dando unos juegos de luces muy acertados y el viaje a China con “Entertainment”, unos Phoenix supermotivados y extravitaminados salieron a por todas con “Lasso” y “Lizstomania” , ases que saliendo demasiado pronto. Esto hizo que a pesar de ponerlo todo y olvidarse de clásicos como “If I Ever Feel Better” o “Consolation Prices” la parte media del bolo se les quedara algo desaliñada a pesar de los intentos. Fusionaron “I Love a Sunset” con “Bankrupt!” o “Too Young” con “Girlfriend” pero sin demasiado éxito. Pero claro, Phoenix otra cosa no, pero hits le sobran y solo tuvo que desempolvar “1901” o “Rome” en su parte final para hacer del escenario Heineken un polvorín, si a esto le sumas a J Mascis para acabar a guitarrazos su concierto tiene poca pega. Phoenix son unas superestrellas en ciernes y pocos festivales les quedan, denle la bienvenida a la siguiente banda del Rock Stadium.
El día lo iban a cerrar Animal Collective. Cuando todo el mundo esperaba una propuesta estridente y electrónica, el colectivo realizó un concierto clásico repasando sus hits y alargándose en cada uno de ellos. “Today´s Supernatural” y sobretodo la esperadísima “My Girls” fueron las grandes triunfadoras en una puesta escena que imitaba una boca (portada del último disco) llena de colores ramas de colores que dotaban al show de una composición deslumbrante. Otra vez Animal Collective volvieron a sorprender. Grandes en un jueves de mucho frio y mucha música.