Cada año que voy al Resurrection Fest, más que un festival, la experiencia se convierte en una auténtica aventura. Este año se han sobrepasado todas mis expectativas.
La odisea comenzó el miércoles a las seis de la tarde en Sevilla, cuando el autobús de Critteria Rock Sessions recogió a diez andaluces rumbo a Viveiro, con parada previa en Madrid. Más de catorce horas de viaje, en las que litros de cerveza, gominolas con sabor a absenta, películas de Tarantino, el documental ‘Instrument’ de Fugazi, risas, y mucho punk rock, hicieron del viaje un maravilloso road trip digno de cualquier película del género. Al llegar, Viveiro nos recibió con un increíble sol, que nos acompañó prácticamente el resto de la semana. Muchos de nosotros ya parecíamos colegas de toda la vida. He de reconocer que la mayoría estábamos con una considerable resaca y en condiciones lamentables para afrontar el primer día de Festival, en mi caso, aproveché las horas previas para disfrutar de un espectacular día de playa en Abrela con comilona incluida en el chiringuito de la zona.
A nivel organizativo, puede decirse que el festival ha dado un cambio brutal, pasando de un suficiente a un notable alto. La redistribución de escenarios, servicios, zonas de merchandising, prensa, taquillas, barras…ha sido todo un acierto, con el único pero, quizás, de falta de contundencia en el sonido en algunos conciertos, tanto de la carpa como del escenario principal.
Jueves 1:
Devil In Me: Los portugueses, que ya dejaron buenísimo sabor de boca en otras ediciones, ofrecieron un buen concierto en el escenario Jagermeister. Energía a raudales y un hardcore a lo Sick Of it al con un sonido decente. Buen bolo a nivel general que nos sirvió como primera toma de contacto y donde pudimos ver los primeros moshpits del festival.
Trivium: No me considero un gran devoto de esta banda, ni del metal melódico, pero por nombre, originalidad y calidad, Trivium era un concierto que no nos queríamos perder. De los más heavies del festival, y seguramente una de las mayores decepciones. No les acompañó para nada el sonido y además tuvieron que parar a mitad de concierto más de media hora por la rotura de algunas de las vallas que separaban al público del escenario. Mala suerte para los de Orlando.
Madball: Hardcore de la vieja escuela para la banda que probablemente más haya tocado en el Resurrection. Freddy y los suyos saben cómo enloquecer al público y así lo hicieron. Concierto brutal, carpa patas arriba y la anécdota del brindis con el alcalde de Viveiro encima del escenario.
Lamb Of God: Posiblemente uno de los mejores conciertos de todo el festival, sino el mejor. Randy Blythe en plena forma después del famoso juicio. Ejecución perfecta, sonido espectacular, intensidad, actitud, energía y todos los temazos de su discografía. Llegaron a tocar hasta tres bises, el último de cuatro temas, algo inaudito en un festival. Gozada máxima.
Jello Biafra: En Madrid ya dieron el mejor concierto del 2012, y este año en el Resurrection volvieron a demostrar que son una de las bandas más divertidas para ver en directo. Jello es un auténtico frontman y tanto su voz como su mímica convierten sus conciertos en una experiencia única. Un millón de veces mejor que el concierto de Dead Kennedys el pasado año. La carpa llena a rebosar y uno de los mejores ambientes en el pit. Todos los temazos míticos de DK. Memorable.
Sylosis: No les conocía y para mi fueron la mayor sorpresa del festival. Los británicos nos volaron los sesos a todos los presentes a base de guitarreos sucios y riffs muy pesados, a caballo entre el thrash metal y el death melódico. Inmejorable cierre para el jueves.
Viernes 2:
El viernes era el día grande. Y como la fiesta el jueves se alargó en los bares del pueblo hasta que salió el sol, nos levantamos resacosos, cansados y muy doloridos. Decidimos que lo mejor era tomarlo con calma, ya que además Critteria Rock Sessions organizaba un After Festival que no nos podíamos perder. Por todo esto, no nos quedó más remedio que sacrificar algunos conciertos de la tarde, como Belvedere o No Turning Back y llegamos, con el tiempo justo, para ver a Rise Of The Northstar en el escenario Arnette.
Rise of The Northstar: Los franceses dieron una clase de brutalidad y actitud para el nutrido grupo de asistentes que medio llenaba el tercer escenario del festival. Con esa estética neoyorkina, un setlist muy serio y su enorme frontman, no tardaron demasiado en meterse al público en el bolsillo. Sin duda una de las bandas referentes del beatdown europeo. Divertidos.
Integrity: Personalmente, una de las bandas que más ganas tenía de ver de todo el festival. Si bien es cierto que, salvo Dwid Hellion, su vocalista, el resto de la formación es relativamente nuevo, el legado musical que tiene Integrity es espectacular, y poder ver en directo temas como Suicide Black Snake o Vocal Test es algo irrechazable. Hardcore oscuro y negativo que derrocha clase por los cuatro costados, con harmónica incluida. Muy buen concierto, quizás les falto ese punto que distingue a un buen concierto de uno épico, no obstante, me pusieron los pelos de punta en varias ocasiones.
Comeback Kid: Pese a que musicalmente hablando, no son nada del otro mundo y su estilo no es algo que me vuelva loco, en directo sí que lo hicieron. Su fórmula es 100% efectiva, y fue una de las actuaciones más divertidas y memorables de este año. La carpa se llenó de polvo, sudor y sangre, al estilo Spartacus. Los canadienses, con temas a modo de himno como ‘Do Yourself a Favour’ o ‘Wake the Dead’, con la que cerraron, casi echan la carpa abajo.
Slayer: Casi sin aire, sudorosos y recuperándonos física y mentalmente del concierto de Comeback Kid, Slayer comenzaba su actuación en el escenario principal. No sé muy bien si fue por el sonido, o porque a estas alturas de la noche llevaba ya con una cogorza muy considerable, el concierto de Slayer me pareció estar a años luz del que dieron el pasado año en el Sonisphere de Getafe. Se pasaron por la piedra al 90% del resto de las bandas del cartel, en una orgía sonora donde cuernos ensangrentados, melenas al viento y acero se fundieron en honor a Satán.
Millencolin: Calificaría este concierto de decepcionante, estaban borrachos, especialmente el cantante, y sonaron mal, pero lograron transportarme a mi época adolescente y canté cada tema clásico hasta el punto de dejarme la garganta.
Después del concierto del Millencolin la fiesta continuaba en el pueblo, y es que Critteria Rock Session organizó una parranda memorable para los más de cien valientes que se acercaron dando tumbos a la Sala Soho de Viveiro. Una buena ristra de temazos de hardcore melódico, punk pock, hardcore y metal, bañados en chupitos de absenta y gominolas, que nos hicieron bailar y cantar hasta perder la voz hasta las siete de la mañana.
Sábado 3:
La mañana del sábado nuestra casa parecía más bien un episodio de Walking Dead. Tobillos torcidos, ojos morados, moratones por lo largo y ancho de nuestro cuerpo, ronquera generalizada...yo decidí tomármelo con filosofía e ir sólo a lo imprescindible.
Bad Religion: Siguen y seguirán siendo la banda de punk rock más grande la historia. Seguramente el concierto más petado del festival, momento que aprovechó la organización para anunciar a NOFX como cabeza de cartel del 2014. Sonido decente y un setlist muy variado, con algún que otro tema inesperado. Sonaron sus canciones míticas como You, I Want To Conquer de World, Anesthesia y por supuesto Generator y faltaron otras como New America o Dont Sell Me Short. Volvieron loco al público que cantó y coreo cada tema que salía de la garganta de Greg Graffin, que pese a lo que pueda parecer, sigue en un estado de forma envidiable. De lo mejor del Resurrection 2013.
Biohazard: El mejor cierre posible. Sonaron demoledores y brutales. Eso sí, se hace un tanto raro ver a Biohazard, sin Evan Seinfield, como cabeza de cartel de un festival. A pesar de esto, su actuación fue una gran fiesta, y es que el resto de la banda está a un gran nivel.
En resumen, Resurrection Festival se ha convertido en el mejor festival del país para los que amamos la música más extrema, superando este año a otros como el Sonisphere o el Azkena, tanto por cartel como por organización. Esperamos ansiosos volver el próximo año.
The Suicide Of Western Culture
