MARISSA NADLER
NEW RADIATIONS
Bella Union
Nota: 8
Comentario:
Tras haber escuchado el presente disco de Marissa Nadler dos cosas quedan claras. En primer lugar, la habilidad de la cantautora estadounidense para crear atmósferas etéreas y serenas. En segundo término, la capacidad de la artista para acertar tanto con la dosis de los instrumentos como con el número de ellos. Es decir, si no hace falta percusión en una canción, no se pone. Si con un par de guitarras el tema ya funciona, se deja así. Una intuición que, en un principio, se pensaría intrínseca a cualquier profesional de la música; sin embargo, nada más lejos de la realidad. Hoy en día existe una alarmante falta de criterio en lo que respecta a este ámbito. De modo que tal acierto merece ser subrayado.
New Radiations comienza con la pista que lleva por título It hits harder. En ella se describe el vuelo de una avioneta como metáfora de alguien que quiere huir de una relación recién terminada. Así las cosas, la perspectiva aérea sirve para aclarar la mente. Suenan dos guitarras acústicas -una solista y otra rítmica-, coros y un sintetizador. La voz, doblada, cuenta con una reverb muy pronunciada. Bad dreams summertime, por su parte, habla, simbólicamente, del colapso de un puente y una amenaza inminente camuflada por el sosiego de la música. En este caso, hay una guitarra acústica rasgueada y otra eléctrica con reverb. Destaca aquí el desempeño de las armonías vocales. You called her Camellia versa sobre el lamento y el arrepentimiento por el amor perdido. La voz vuelve a estar doblada y la guitarra acústica desempeña diversos arpegios.
Smoke screen Selene (en referencia a la diosa de la luna) retrata un escenario sombrío para hablar del sentimiento de culpabilidad. La pista se compone de armonías vocales, cuerdas probablemente sintéticas, guitarra y arreglos de sintetizador. La canción homónima -sobre la melancolía y la ensoñación- se constituye de guitarra acústica, la voz doblada, una guitarra eléctrica con trémolo y otra con un overdrive de baja saturación. Además, hallamos un interludio de sintetizadores varios. If it’s an illusion es un tema retrospectivo en el que la voz está menos tratada, aunque los efectos habituales siguen presentes. En otro orden, Hatchet man es una balada inquietante en el que hay un asesinato de por medio. A los sintetizadores y la guitarra pedal steel se le unen los coros.
Light years se centra en la nostalgia que deja un amor ya terminado. La guitarra acústica se acompaña de unos arreglos de sintetizador que refuerzan lo que ésta ejecuta. La voz, por otro lado, nunca está seca; siempre tiene algo de reverb o delay. Los dos cortes siguientes funcionan a modo de homenaje. El primero, Weightless above the water, está dedicado a Valentina Tereshkova, la primera mujer que fue al espacio. Se trata también la soledad y el riesgo de no regresar. La guitarra eléctrica aquí presente suena con chorus. El segundo, To be the moon king tiene como protagonista a Robert Goddard, pionero de la cohetería. Nuevamente, oímos unas cuerdas de dudosa procedencia. Finalmente, Sad satellite sirve como melancólico cierre mediante imágenes espaciales, como la órbita o el propio satélite del título. Se podría asimilar a una novela relativamente reciente, Orbital de Samantha Harvey, aunque ahí la visión era más objetiva y analítica.
En conclusión, Marissa Nadler crea un álbum curioso, extraño en el buen sentido, de ricas atmósferas y armonías. Las veces en las que las ecualizaciones en las voces y guitarras son -más bien- desaforadas, están justificadas. Hasta en la desmesura hay cierta moderación. Las letras hacen bastante justicia a la música, que, sin constar de muchas partes o variaciones, se deja oír muy bien. New Radiations, un disco que, en definitiva, no alardea de grandes pretensiones y funciona francamente bien. No esperen el trabajo musical definitivo, simplemente, déjense transportar por las rutas cósmicas y vaporosas que propone la artista de Washington. Esa es, a mi juicio, la mejor manera de disfrutar de esta obra.