Tomad nota
Probablemente alguna vez fueses caminando por la calle pensando en tus cosas, camino de casa, del trabajo, de clase, o simplemente al ir a comprar el pan. De repente te sorprendes silbando una melodía sin saber por qué, y empiezas a rumiar y darle vueltas a la cabeza intentando recordar el origen de esa musiquilla; hasta que en un chispazo de tu memoria la recuerdas: era la música de ese videojuego de la infancia que tantas veces escuchaste mientras perdías las horas muertas delante del televisor. Una sonrisilla se te escapa y un caudal de buenos recuerdos se te pasan por la cabeza.
Eso es precisamente lo que intento con este artículo, recordar esas tonadillas machacantes que pusieron banda sonora a nuestra niñez y repasar con apego alguno de esos momentos mágicos. Sube el volumen a tus altavoces que nos sumergimos en el túnel del tiempo.
Super Mario Bros, por dónde iba a empezar si no. Cuando apenas estaba aprendiendo a leer y la televisión era mi entretenimiento principal me quedaba embobado delante de aquella caja, en especial con los coloridos y dinámicos dibujos animados. Por eso cuando fui a casa de mi primo y vi aquella maravillosa caja gris en funcionamiento con aquel personaje retaco dando saltos en la pantalla lo primero que pensé fue ¡Yo manejo los dibujos! Aquel invento me pareció la bomba, no podía creer que el muñecote aquel siguiese las órdenes que le transmitía desde el mando.
Durante los días siguientes no podía parar de tararear aquella melodía tan divertida, por supuesto os estoy hablando de la primera fase de tan mítico juego, obra del artista sonoro Koji Kondo. Poco podría yo imaginar que la música del primer videojuego que probé en mi vida sería un icono de la cultura pop, más reconocida que el propio Micky Mouse.
Pero con el tiempo las malas influencias (mis amigos) me arrastraron al lado oscuro de Sega, y una Master System II terminó entrando en mi casa, el verdadero tótem de mi infancia lúdica. Y con ella llegó Alex Kidd in Miracle World (1986). Seguro que no os habéis olvidado de esa primera y original fase descendiendo por las rocas acompañados de esa pegadiza tonadilla. Casi lo olvido, esta partitura digital fue obra de Tokuiko Uwabo.
Cogido de la mano de Alex llegó Sonic a mi hogar, el único capaz de hacerle sombra a Mario. La versión de Sonic de Megadrive, firmada por Masato Nakamura, hizo estragos, sobre todo el primer acto: Green Hill Zone. Pero claro, el que yo caté primero fue el de Master System, versionado por Yuzo Koshiro.
Un año más tarde me sorprendió la belleza del tema Aquatic Ruins de Sonic 2 (1992) de Megadrive, también del señor Masato Nakamura. De hecho llevé este tema durante mucho tiempo en mi viejo Nokia como tono de llamada.
No nos desviamos de Sega. Recién comenzaba la década de los 90 cuando mi vecino me dijo que fuese raudo a su casa, un primo suyo (qué sería de nosotros sin los primos) le había prestado una flamante Megadrive, el primer juego que enchufó fue Streets of Rage (1991), una locura, el salón recreativo en tu propia casa. Pero lo primero que me llamó la atención antes de ver el juego en movimiento fue su introducción, se me quedó grabada a fuego ese imponente sonido, con esa pantalla de título en la que aparecía el nombre del compositor, el omnipresente Yuzo Koshiro.
Poco después desembarcaba la competencia, el cerebro de la bestia, bien acompañado de una buena horda de magníficos juegos. La primera vez que vi en movimiento estos juegos no fueron a través de la propia consola, si no con los VHS que la revista Hobby Consolas regalaba para promocionarla, “Pura dinamita” se llamaba el video. Uno de los juegos que me llamaron la atención fue F- Zero (1991) y su primer circuito, con esa canción que te ponía en situación al instante, el vertiginoso Mute City, fruto del trabajo colectivo de Yumiko Kanki y Naoto Ishida.
Aunque para temazo el de Corneria de Starwing (1993) (o Starfox, como se le conoce fuera de Europa). Su estruendosa armonía te hacía sentir en medio del campo de batalla aéreo. Aquí el artista fue un tal Hajime Hirasawa, un crack.
Siguiendo con la consola de Nintendo no quiero dejarme atrás otro juego, que enarbolaba la épica y la convertía en banda sonora, Terranigma (1995) no solo es uno de los mejores juegos de Super Nintendo, también tiene una de la mejores bandas sonoras de la consola, exclusiva para los usuarios de esta máquina, donde para mi gusto destaca Light and Darkness, magistral obra del dúo formado por Miyoko Kobayashi y Masanori Hikichi.
Y después de tanto estrés nada mejor que relajarse en las tranquilas aguas de Donkey Kong Country (1994), el juegazo que Rare se sacó de la manga para la 16 bits de Nintendo y que dejó a todos con la boca abierta. Yo no pude probarlo hasta años más tarde cuando un amigó me prestó unos días su valiosa “Super” con este juego entre otros. El tema del que hablo no es otro que Acuatic Ambiance de los compositores David Wise, Eveline Fischer y "Robin Beanland" Robin Beanland.
Pero para mi gusto dentro del excelso catálogo de juegos de esta consola destacaba la banda sonora de un juego que había convertido la música en su seña de identidad, hablo de Super Castlevania IV (1991). Yo no pude experimentar este juego hasta hace pocos años, y tengo que reconocer que quedé totalmente prendado, una “maravillosidad”, donde por encima del resto de temas destacaba uno en concreto, Bloody Tears, esta es mi versión favorita. De nuevo consecuencia del trabajo realizado por dos músicos, Taro Kudo y Masanori Adachi. Años más tarde llegaría la señorita Michiru Yamane a la saga y la terminaría de liar parda.
Ya a mediados de los 90 me agencié una GameBoy, si, me cambié de chaqueta, así soy yo. Si, ya podéis ir imaginado qué es lo que viene a continuación, Tetris (1989), por supuesto. Quién podía pensar que algo tan simple daría tanto dinero, pues Nintendo, quién si no, que supo verle las bondades al trabajo del ruso Alexey Pajitnov. Esta tatareadísima melodía con reminiscencias de la madre Rusia fue compuesta por Hirokazu Tanaka.
Seguro que ya estabais pensando que me olvidaba de Zelda, tranquilos, sería todo un sacrilegio no incluirlo en esta lista, pero claro, lo haré a mi manera, incluyendo la versión de GameBoy, Link´s Awakening (1993), mi videojuego favorito de todos lo tiempos. Aquí nos encontramos la obra de Koji Kondo versionada por tres personas, Kazumi Tokata, Minako Amano y Kozue Ishikawa. Aún se me erizan los pelos cuando escucho esta intro…
Antes de seguir con esta personal línea cronológica no quería dejarme atrás otra saga que cumplió años recientemente, y que también alberga una de las bandas sonoras más afortunadas de la historia, Megaman, con un tema en concreto el de Cutman. Mis inicios “segueros” siempre me hicieron renegar de este personaje exclusivo de Nintendo en sus comienzos, pero al César lo que es del César, pura historia musical del videojuego, bendito sea Manami Matsumae.
Ya metido en la generación de 32 bits no podía dejarme atrás al rey del rol japonés, Final Fantasy, con ese maravilloso Prelude, que aparecía en casi todos los juegos de la saga. La primera vez que oí esta genuina partitura orquestal fue en Final Fantasy VII, como casi todo el mundo en España.
Y no quería dejar atrás este juego sin mencionar esa palpitante composición para los momentos de lucha como era Those Who Fight Further. Ambas composiciones escritas con pluma de oro por el señor Nobuo Uematsu.
Y para ir terminado no iba a dejarme atrás al rey de los salones recreativos, Street Fighter II (1991). La máquina traga monedas por excelencia contaba con una banda sonora sublime, pero de entre todas las legendarias composiciones de Isao Abe y Yoko Shimomura me quedo con una que me va como anillo al dedo para despedir esta entrada, el Ending de Ryu. Simplemente disfrutadlo.
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