No quería dejar atrás una fecha tan señalada como fue el pasado 29 de Octubre, en la que esta máquina cumplió un cuarto de siglo, desde que saliera al mercado en 1988 en Japón. Hablo, cómo no, de Mega Drive.
Los casi 40 millones de unidades vendidas no pasan desapercibidas para la historia, ni tampoco los recuerdos y tardes en blanco que pasamos muchos de nosotros delante del televisor a los mandos de este cacharro.
Mega Drive o Genesis, como se bautizó en América por temas legales, fue la respuesta de Sega para contrarrestar el “tifón Nintendo”, imparable en aquellas fechas por Japón y América. Cosa que no tuvo nada fácil, aunque al final se encumbró como la ganadora en la mayoría de las regiones, salvo en su propia casa, donde no tuvo nada que hacer con su más duro oponente, Super Nintendo.
En España se asomó por vez primera el 30 de Noviembre de 1990, al módico precio de 40.000 pesetitas de la época, ahí es nada, acompañado del juego arcade Altered Beast. Al mando de Sega España se encontraba Paco Pastor, el famoso vocalista de Fórmula V, que se introdujo en el negocio de los videojuegos a principios de los 80, y fue uno de sus mayores impulsores. En cuanto a Mega Drive tomó decisiones importantes e incluso llegó a viajar a Japón en alguna ocasión para intentar convencer a Hayao Nakayama, el presidente de Sega en aquellas fechas de la bajada de algunos precios. Y además fue el principal impulsor de medidas comerciales como la creación de los Mega Packs, originarios de Sega España y exportado a otros países, y que seguro que muchos de vosotros disfrutasteis.
COSAS QUE LA HACÍAN ÚNICA
Mega Drive fue concebida sobretodo como una máquina portadora de arcades, cosa que así fue. Los grandes clásicos ochentenos “segueros” de los salones recreativos fueron versionados para su flamante consola de 16 bits, Shinobi, Golden Axe, Outrun, Hang On, Space Harrier, etc. Pero ninguno tuvo la notoriedad de la que se convertiría en la nueva mascota de Sega, Sonic, que apareció en 1991, convirtiendo a Mega Drive en el primer sistema en albergar un juego del erizo azul.
El diseño elegante y agresivo a la vez, con esa carcasa negra, no fueron más que la extensión de lo que Sega quería transmitir con su creación, una videoconsola alternativa, provocadora, rebelde, alejada de la “ñoñería” de Nintendo, enfocada a un público adolescente más que infantil. Cosa que también veíamos en sus campañas publicitarias, mucho más llamativas y transgresoras que las de la competencia, influenciados más que nada por la rama americana de Sega. Eran típicos en la época los VHS en las revistas especializadas como Top Secret, narrado por el popular locutor de los 40 Principales Fernan Disco, o la famosa campaña del Canal Pirata Sega.
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A la hora de jugar por fin nos topábamos con unos pads de formas redondeadas que se alejaban del diseño “cuadradote” y anguloso de Nes y Master System que tanto sufrimos en la palma de nuestras manos. Estos mandos tenían un peculiar diseño que parecían cuernos hacia abajo, pero eran cómodos y añadían un tercer botón, que se amplió a 6 botones cuando apareció a finales del 93 un rediseño aún mejor con más botones y aún más ergonómico que hacía mucho más disfrutables juegos como Street Fighter II, que requería de los 6 botones del nuevo mando. Si pretendíamos jugarlo con el controller de 3 botones debíamos alternar los puños y patadas con el botón Star. Un coñazo, vaya.
Además Mega Drive fue una de las primeras consolas en adoptar el soporte CD mediante el “add-on” Mega CD, cacharro que se acoplaba a la consola y le añadía algo de potencia extra, a parte claro está, de sumarle la posibilidad de leer CDs, y no solo juegos, también Compact Disc de audio. Fue un rotundo fracaso y el principio del fin de Mega Drive (aunado al 32X, del que no quiero ni hablar), en parte debido al altísimo precio, que rondaba las 50.000 pesetas, y al escaso catálogo de juegos. El propio Paco Pastor intentó convencer a los jefazos nipones de una drástica bajada de precio del cacharro en cuestión, pero sin ningún éxito.
JUEGOS MÁGICOS
A parte de los “ports” arcades de Sega, la consola se nutrió de un extenso catálogo de software que aunaba las excentricidades japonesas a las producciones occidentales provenientes de ordenadores y PCs, como Populus, Lemmings, Speedball, Flashback, Sensible Soccer, y un largo etcétera. Otro apartado en el que sobresalió Megadrive fue en los juegos con sello Disney, en los que encontró refugio para hacer frente a Mario antes de que llegase Sonic. Así los míticos Castle of Illusion, Quack Shot, World of Illusion conviertieron a Micky y Donald en mascotas circunstanciales de la consola. Aunque después vendrían maravillosas conversiones de las películas Disney del momento, como Aladdin y El Rey León.
Debido a la exclusiva que Nintendo tenía con grandes desarrolladoras de la época como Capcom, obligó a Sega a reprogramar ella misma algunas de las licencias de esta gran empresa, juegos como Strider, Ghouls´n Ghost, Forgotten Worlds o Mercs fueron adaptados a la consola por la propia Sega con el beneplácito de Capcom, cosa que terminaría con el mismísimo Street Fighter II Champion Edition, portado a Mega Drive por Capcom.
Otras exclusividades para Mega Drive venían de otras compañías que no tenían que ser la propia Sega, por ejemplo la mítica Treasure regaló varias perlas al catálogo de “Mega”, como GunStar Heroes, Dinamite Headdy o Alien Soldier.
Siempre me quejo de que las portadas de las versiones japonesas superan a las occidentales, pero en esta ocasión me inclino más por las carátulas europeas, que pese a ser occidentalizadas, eran maravillosas, y nada tenían que ver con esas nefastas ilustraciones de las cajas de los juegos de Master System. Siempre claro está con esos fondos negros a cuadros que hacían tan distinguidas las cajas europeas, con el logotipo de Mega Drive con detalles metálicos, aunque en una segunda etapa se sustituyera por una banda azul algo más cantosa, y que vino cogida de la mano del rediseño de la consola, con Mega Drive II, más o menos por las mismas fechas. Una máquina con un reducido tamaño, un abaratamiento de los costes y un peor sonido.
AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS
Nuestros jóvenes ojos veían en los telediarios algo sobre que la URSS se desintegraba y que Alemania se unificaba tras la caída del muro de Berlín un año atrás, algo que no entendíamos muy bien.
También en la tele observamos como se la pegaba Azucar Moreno en Eurovisión con su tema Bandido, eso si, con un meritorio quinto puesto, y eso que tuvieron algunos problemas de sonido. También en la pequeña pantalla se asomaba un jovencísimo Fred Savage contándonos Aquellos maravillosos años, mientras el fenómeno Mama Chicho nos embelesaba y el Cub Disney nos recordaba que aún éramos niños. Las campanadas de ese año nos las presentaron Martes y Trece y conocimos el concepto pre You Tube gracias Videos de Primera.
En cine nos vimos invadidos por la “secuelitis”, Ropocop II no estaba a la altura de su antecesora, Rocky V se me hizo un poco rara y con el Padrino III me quedé dormido, menos mal que estaba ahí el “tito Chuarche” para entretenernos con su Desafío Total, y los fantasmas nunca dieron tan poco miedo como en Ghost.
TOQUE PERSONAL
Nunca podré quitarme de la cabeza mi primera experiencia con esta consola, allá por el 91, un caluroso día de verano, mi vecino vino por mí a mi casa pidiéndome presteza en acompañarlo, cuando llegué a su salón me quedé “ojiplático”, los gráficos de un maravilloso juego llamado Streets of Rage me esperaban, aquello solo podía equipararse a los juegos de recreativas, allí empezó un amor platónico que nunca llegó a materializarse, ya que el prohibitivo precio de la consola no me otorgaba ni las agallas a pedírsela a mis padres ni de pasada. Así que me tuve que conformar con una Master System II y jugar con Mega Drive en casa de mi vecino, cosa que hice bastante a menudo. Sobretodo cuando se agenció la segunda parte de este juego de repartir tollinas, Streets of Rage II, aquello fue el acabóse, nos juntábamos “chorrocientos” en su casa mientras nos pasábamos el mando cada vez que perdíamos una vida.
Hasta hace un par de años no pude hacerme con una de éstas maravillosas máquinas, gracias al milagro de Ebay, disfrutando al fin de estos juegos en mi propio salón, veinte años después. Nunca es tarde si la dicha es buena, y os aseguro que compensa, ya que la experiencia de jugar a estos juegos en su consola original no tiene parangón. Así que si vuestra Mega Drive acumula polvo en el trastero no dudéis en sacarla y darle una segunda juventud, os aseguro que no os arrepentiréis.