Prometheus Cartel 1

Título: Prometheus

Año 2012

Duración 123 min.

País USA

Director Ridley Scott

Guión Jon Spaihts y Damon Lindelof

Música Marc Streitenfeld

Fotografía Dariusz Wolski

Reparto Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba, Guy Pearce, Logan Marshall-Green, Sean Harris, Rafe Spall, Emun Elliott, Benedict Wong, Kate Dickie, Patrick Wilson, Lucy Hutchinson, Giannina Facio

Productora 20th Century Fox / Scott Free Productions / Dune Entertainment

Valoración 5

Quien esto escribe conoce pocos casos como el del cineasta Ridley Scott. El británico mantiene intacta una injustificada y desmedida consideración mediática, que él, desde ya hace varias décadas, se encarga de sobredimensionar a base de ejercicios facturados con tanta brillante profesionalidad envolvente como desdén por el material escrito de partida. El hecho indiscutible de haber sido capaz de firmar dos hitos fundamentales como en su día fueron ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO (1979) y BLADE RUNNER (1982) le ha permitido salvaguardar un aval que sólo en contados momentos – finales de los noventa- ha visto mermada la candencia de su inmerecida garantía.prometheus-pelicula-17

No puede uno más que manifestar su asombro ante el respeto que se le profesa a un vendedor de fuegos de artificio tan preclaramente vacíos, burdos y despreciables como 1492: LA CONQUISTA DEL PARAISO (1992), TORMENTA BLANCA (1996), LA TENIENTE O´NEIL (1997), GLADIATOR (2000), BLACK HAWK DERRIBADO (2002), EL REINO DE LOS CIELOS (2005) o UN BUEN AÑO (2006). Después de las dos eximias obras citadas en el primer párrafo, el presunto talento del creador de LOS DUELISTAS sólo ha dado intermitentes destellos de validez en títulos como BLACK RAIN (1989), THELMA Y LOUISE (1991), o RED DE MENTIRAS (2008).

Ahora, tras el fiasco de su también olvidable e inútil ROBIN HOOD (20010), quizás movido por un desesperado intento de volver a saborear las mieles de su pretérito éxito primigenio, Scott ha decidido remontar hacia el origen de su trayectoria, encaramándose hasta el género que, sin duda, mejores logros le ha acarreado. PROMETHEUS se mira de frente en el espejo de ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO.

prometheus-pelicula-40El realizador ha decidido, pues, retornar a la ciencia ficción terrorífica, el marco en el que fue capaz de remover los cimientos de un género que, en este film, recuperaba una turbia categoría escénica. La película protagonizada por la inolvidable Sigourney Weaver era un prodigio de cine de terror, fundamentado en la progresiva densidad malsana de una ambientación opresivamente letal, urdida hasta el más asfixiante de los límites. Pocos espacios escenográficos han sido tan bien rastreados cinematográficamente como la nave protagonista en la que la comandante Ripley debía de verse cara a cara con un impensado polizón maligno.

Aunque las propias afirmaciones del director (“PROMETHEUS es el eslabón perdido de la saga ALIEN. Comparte su ADN, responde a algunos enigmas y lanza otros nuevos”, Fotogramas.com) hayan llevado a cierta confusión sobre si PROMETHEUS es una clarísima precuela (secuela que desarrolla el origen de un film o una saga ya estrenados) de aquel, lo cierto es que su visionado no deja lugar a dudas. Es más, los problemas de PROMETHEUS comienzan porque ese descarado calco más que argumental se vuelve en su contra rápidamente. El recuerdo del magistral precedente pesa como una losa en el confuso e iterado devenir narrativo de éste, pese a que, en apariencia, la historia pergeñada para la presente ocasión bregue por huir de aquel.

prometheus-pelicula-2Una arqueóloga hace un extraordinario descubrimiento. La comparativa entre diversos hallazgos rupestres le permite fundamentar la teoría de que en distintos momentos de la historia de la humanidad el planeta Tierra ha sido visitado por seres de otro confín galáctico. Una empresa privada financia el viaje espacial de una expedición de especialistas con rumbo hacia el lugar en el que ella cree que está la respuesta al origen de la existencia humana. Sin embargo, una vez sita en el enclave, cuando se está a punto de esclarecer ese enigma fundamental, las cosas comienzan a virar terroríficamente.

PROMETHEUS, como ha quedado dicho, adolece de un exceso de deuda con respecto al film que constantemente evoca. La comparativa resultante lo maltrata secuencia a secuencia, puesto que, además, no soluciona en ningún momento la deficiencias ocasionadas por el elemento generatriz que la distancia  gravosamente de ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO, ese sempiterno defecto que ha acompañado a Scott en su aparatosa y prolongada mentira: la existencia de un guión a todas luces bastante más que reparable, que se ahoga en los centelleos de su bien  maquillada vulgaridad.

El británico vuelve a despreciar el sustrato escrito que debe sostener con hondura la parafernalia audiovisual dispuesta para la ocasión. Vuelve, en definitiva, a volcar su interés en el envoltorio, en la apariencia, en el empaque, en la ornamentación de una raquítica plataforma escrita, que, además, queda en evidencia muy pronto, porque el referente desde el que parte no la poseía. ALIEN partía de un guión soberbio. PROMETHEUS pone en imágenes un cúmulo de deshilachados,  a los que se les quiere insuflar entidad haciendo mediar una grandilocuente carga antropológico-existencial: Una coartada ingenua y caprichosa, que no sacude medularmente a la magistral exhibición escenográfica. El interrogante que motiva la expedición –el origen de la especie humana- no empapa de cinismo, de duda, de desgarro o de fatalismo la emocionalidad de un film mucho más simplón de lo que aparenta.

prometheus-pelicula-13A una trama rutinaria, previsible y renqueante en exceso, hay que unir la nula profundidad psicológica con la que están despachados los personajes. A excepción del autómata incorporado con su habitual maestría por Michael Fassbender, el resto de ellos no son más que meras criaturas gestadas y hundidas en el más contraproducente de los tópicos: el capitán de la nave y sus dos ayudantes, por ejemplo,  deberían ser objeto de un detenimiento muy especial si se quiere emocionar al espectador con el trance que deben solucionar al final del film. Esto no ocurre y por ello una escena que se quiere consternante se queda en floritura olvidable. Lo mismo cabe decir del personaje incorporado magníficamente por Charlize Theron: su monolítica maldad termina ahogando los esfuerzos de la actriz, que nada puede hacer por sostener la impostada antipatía contra la que se condena a su mal expuesto y desarrollado personaje. El resto de integrantes no llega ni siquiera a eso: quedan convertidos en material de derribo a capricho de creador.

Con todo, especialmente sangrante es la escasa precisión y entereza con la que está saldada la figura protagonista. La arqueóloga Elizabeth Shaw está muy lejos de la intrépida y corajuda líder de la nave Nostromo. Durante más de la mitad del film el personaje, pese a la sensible intensidad expuesta por Noomi Rapace,  no sabe escapar de la enojosa brusquedad con la que están saldados la mayoría de integrantes de la magna peripecia. Sólo en el último tercio, cuando el personaje está anegado de dolor, la arqueóloga cobra una ya tardía entidad.

prometheus-pelicula-33Sin embargo, pese a tan gran cúmulo de menoscabos hay que reconocer que la visión de PROMETHEUS no es el descalabro que parece presagiar esa acumulación de puntos flacos. El regreso al territorio de la ciencia ficción le sirve al director británico de franca oportunidad para el lucimiento personal de la faceta en la que es incuestionable su talento. Visualmente, el film es espléndido. La escenografía es apabullante: el diseño de la nave, de las grutas del planeta, de los distintos utensilios –magníficos los dispositivos móviles luminosos o la capsula de operaciones quirúrgicas- o de los espacios exteriores están sabiamente reconducidos a una hipnótica utilización del sistema 3D.

Cabe observar también un saludable encuentro con la capacidad narrativa de Scott. Escenas como la de la tormenta, la de la resurrección del extraño habitante y la posterior puesta en marcha del oculto mecanismo de la gran nave, el tratamiento que se le dispone al robot David,  o la secuencia de la autointervención de la arqueóloga –la mejor, sin duda, del film- sirven para que constatemos que esa capacidad, de hallarse al servicio de un material escrito más valorado, podría dar resultados muchísimo más estimulantes. PROMETHEUS resulta amena, pues está hecha fluir con una pericia nada despreciable, pero que en modo alguno basta para que cuaje el film que muchos esperaban.

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