Título original: Elysium
Año: 2013
Duración: 109 min.
País: Estados Unidos
Director: Neill Blomkamp
Guión: Neill Blomkamp
Música: Ryan Amon
Fotografía: Trent Opaloch
Reparto: Matt Damon, Jodie Foster, Sharlto Copley, Alice Braga, William Fichtner, Diego Luna, Wagner Moura, Talisa Soto, Ona Grauer, Terry Chen, Adrian Holmes
Productora: Columbia Pictures / Media Rights Capital / QED International / Sony Pictures Entertainment (SPE)
Nota: 5
La segunda cita de un director cuyo debut ha resultado un arrollador éxito de crítica y de público siempre supone un acontecimiento sobre el que recaen las justificadas expectativas. El sudafricano Neil Blomkamp cosechó hace cuatro años uno de dimensiones tan inesperadas como merecidas. El panorama de la ciencia ficción cinematográfica se enriqueció notabilísimamente con la aportación de una obra original, desenfadada, rica en trasfondos, lecturas y curiosidades. Se llamó DISTRICT 9.
DISTRICT 9 venía a postularse como una jugosa mezcla de geografías dramáticas y genéricas que, gracias a la firmeza y al brío escénico dirimidos por el realizador, lograba conformar una compleja fluidez narrativa que no derrapaba en ningún momento por el terreno de la excentricidad o del capricho. La película hacía de su descaro virtud e incertidumbre. Blomkamp, insistimos, brindó uno de los títulos fundamentales del género de la ciencia ficción futurista de la pasada década y de la presente.
Dado el precedente, convendremos, pues, en que la ansiedad por contemplar ELYSIUM era mucha, pues vendría a ser la confirmación de que las esperanzas volcadas en un realizador tan joven se mantenían intactas. Lo adelantamos ya: por desgracia el film dista mucho de estar a la altura del primero. ELYSIUM es un decepcionante merodeo por DISTRICT 9, una escuálida aproximación a la originalidad ya disfrutada en ella.
Habrá quien acuse a ELYSIUM de ser una claudicación de Blomkamp para consagrarse como gran hombre de estudio, puesto que su segundo film lima casi todas las asperezas, las incomodidades, las peculiaridades que han hecho de su debut un film de culto. Esto último es obvio, pero el mal superior del producto no es su abono al cine más comercial. El joven director tiene todo su derecho a intentar transitar los caminos del cine más asimilable sin que ello sea menoscabo para la demostración de una teórica personalidad creativa.
El problema de ELYSIUM no es que sea más, a consciencia, simple, sino que está mucho peor escrita que su predecesora. El nuevo film de Blomkamp manifiesta una serie de ligerezas que lo encorsetan, lo empequeñecen, sin que la evidente pericia escenográfica de su autor pueda evitar esa serie de flaquezas.
El film, como es de sobra conocido, vuelve a suponer una vuelta al terreno de la fábula futurista de tintes sociológicamente perversos, pesimistas. 
Año 2154, la Tierra vive asolada por una enorme masificación de seres humanos, todos ellos viviendo en más que precarias condiciones, a excepción de un buen número de privilegiados que disfrutan de un estado de bienestar idílico en una inmensa estación espacial artificial llamada Elysium.
Elysium es un ámbito perfecto, exclusivo, elitista, en el que, por ejemplo, toda enfermedad tiene su cura inmediata, gracias a una serie de artefactos médicos avanzados que no disfrutan los explotados, deshauciados habitantes del planeta. Un perfecto estado dictatorial mantiene este orden de las cosas. El film narra fundamentalmente la lucha de un grupo armado de hombres que intenta cambiar este orden. Al frente de la misión se sitúa Max, un joven que tiene los días contados si no llega pronto a Elysium para curar una descarga de radioactividad que ha recibido en su puesto de trabajo.
El principal problema del film, como puede incluso entreverse haciendo un mero repaso del resumen de la trama de su planteamiento 
argumental, es su exceso de querencia por radicalizar un mensaje ya de por sí muy axiomático. Y no sólo eso. El yerro más severo lo supone la escasa entidad de la historia, que hubiera debido maquillar esa obviedad. En el fondo, ELYSIUM es un simple, pacato relato de aventuras, abonado a un humanismo de manual, empobrecedor, tópico, trillado y lesivo.
Y sí, nos reencontramos con la capacidad del director para mixturar con talento esos parajes realistas, reconocibles, cercanos a nuestros ojos junto con elementos escénicos propios del universo ficcional futurista, con el buen pulso narrativo, con el ingenio para la creación de ciertos dispositivos armamentísticos y tecnológicos, con, en definitiva, la mayoría de los rasgos estilísticos impuestos por su autor en su deslumbrante primera obra.
Blomkamp insiste en ellos con honestidad, sin que se le pueda tildar de vivir de las rentas anteriores. Lo que ocurre es que todo su posicionamiento está hecho al servicio de un itinerario de acontecimientos previsible, adocenado y muy, muy simplón. De ahí que la sensación de estar asistiendo a una especie de DISTRICT 9 cocinado para su rápido consumo irrumpa a los pocos minutos del metraje.
Eso, unido a la sensación de que el realizador no está muy dotado para las secuencias de acción espectaculares, contribuye a que la sensación frente a ELYSIUM sea, lamentablemente, tan decepcionante. El film no insulta la mirada de quien lo contempla, pero en ningún momento cumple con las expectativas creadas. El recuerdo de DISTRICT 9 pesa como una losa. ELYSIUM parece conformarse con quedarse convertida en su pálida sombra.
