Music 1

Título: MUSIC

Año: 2023

Duración: 108 min.

País: Alemania

Dirección:Angela Schanelec

Guion: Angela Schanelec

Reparto: Aliocha Schneider, Agathe Bonitzer, Argyris Safis

Fotografía: Ivan Markovic

Sección: Oficial

Nota: 8.6

COMENTARIO CRÍTICO:

Angela Schanelec sigue incólume a la radicalidad expresiva desde la que concibe su proceder cinematográfico. Tajante, áspera, ávida de generar un conflicto en la mirada del espectador que hace el esfuerzo de asaltar la inexpugnable fortaleza de suspensiones, tiempos en apariencia muertos, y revelaciones emergidas lejos de encuadre, sobre los que construye sus elucubraciones fílmicas, la autora de NACHMITTAG regresa a la Berlinale con la que, contra pronóstico, deviene su obra más oreada de explícita sensibilidad. MUSIC se articula en torno a una no exenta de pocos escollos tarea adaptadora: la de adecuar su alambicado modus operandi a una relectura contemporánea y, claro está, personalísima del mito de Edipo. Del mismo modo que el magistral ensayo filosófico/audiovisual blandido por Paul B. Preciado en ORLANDO, MY POLITICAL BIOGRAPHY asumía la total reformulación del clásico de Virginia Woolf como único modo de conciliar su apropiación, Schanelec asume Edipo como un campo de trabajo, como una hipótesis, como un punto de fuga especulativa, como un rompecabezas imantado de hálito múdamente trágico. El resultado de esta intervención quirúrgica y provocadora sobre el mito es sencillamente hipnótico, pues atañe tanto a la concepción deparada del mito, como, sobre todo, a la estimulación sobre la mirada del espectador de un esfuerzo que lo traslada al tiempo remoto de la pureza audiovisual. MUSIC es prácticamente muda. O, mejor, callada. No hay palabras expresadas, pero sí sonidos, silencios y música. Corre pareja, por tanto, una potentísima postulación intencional. El regreso al mito, al espacio generador de los relatos que nos han construido ( y a los que la modernidad no cesa de explicitar como epicentro y como reto a contravenir) debe llevar consigo paralelamente adscrita una similar búsqueda escenográfica. Schanelec la halla, primero, empleándose al máximo en una puesta en escena despojada de toda retórica que no sea la del acercamiento visual austero, pero investigado e investigador de los personajes; segundo, mediando una exquisita expresividad musical gracias a una banda sonora tan ecléctica como emocionante. Edipo canta, compone y toca su música. Este hombre con los pies heridos caminará Grecia y Alemania asimilando un destino que no sabe que tiene escrito en la sangre de sus pasos. Schanelec lo guiará, lo zarandeará, lo desubicará por entre el laberinto siempre riguroso de sus angulaciones, recovecos, linealidades, tiempos absortos y fueras de campo dolientes. Al final, será la música.

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