Viernes, qué gran día para viajar a Madrid y que tus amigos te tengan preparados 3 días de fiesta Non Stop que empieza con el concierto de Bigott en la Sala el Sol.
Una de esas casualidades que hacen que priorices y te des cuenta de lo que es realmente valioso en tu vida. Jefes cabrones, trabajos de mierda, todas los que intentan amargarnos la vida FUCK OFF.
Pues a eso de las once de la noche y tras las cañejas obligatorias entramos en la sala El Sol donde no cabía ni un alfiler (sold out los 2 días) algo por lo que me alegro y que no siempre les pasa, aunque esperemos que a partir de ahora este paso por Madrid sirva para que se produzca un cambio en provincias, porque si hay alguien que se los merezca son ellos.
Bigott no es una banda, Bigott es una tribu compuesta por distintas familias (Paco y Muni, Borja y Clara, Pedro y Esteban) que se han conjuntado para pasárselo bien y hacérnoslo pasar a todos los que escuchamos su música. La primera vez que los ves en concierto te quedas simplemente en el espectáculo de Bigott en el escenario, sus bailes, sus movimientos, su forma de cantar y sus posturas son jocosas, conforme te vas introduciendo en su universo te vas dando cuenta de que en esa banda hay chicha, de que sus canciones son buenas, de que saben lo que tienen que hacer para atraparte en directo y para que cuando acabe siempre quieras más, como me ha pasado que aunque los vea 5 veces en un año, en distintos escenarios y situaciones, siempre me quedo con ganas de más.
Empezaron el concierto con una canción del último disco “The Orinal Soundtrack” titulada “Prince Naseem Hamed” siguieron Con “Vaporcito” ese homenaje al célebre barco que navega la Bahía de Cádiz y empezaron a animar a la gente con “Chirilolailo” uno de esos temazos que hacen que ames el universo Bigott. A partir de aquí una mezcla de temas de los discos anteriores con el nuevo disco canciones como “Le Petit Martien” o “New York S´Eveille” sonaron potentísimas como una estampida de caballos desbocados. El público se emocionó con “She is my man”, “Afrodita Carambolo”, “Cool Single Wedding” bailó con “Cannibal Dinner” en directo no es tan techno como en el disco. Así seguía el concierto con Bigott bajándose al público y cantando con ellos. Ahora toca un poco de feng shui y ahora un poco de poner caras, hasta que llega ese melocotonazo que es “Oh Clarín” que es donde acaba la primera parte del concierto. Mención aparte es “Algora” un sentido homenaje al maestro.
Un ligero descanso y primer bis con “Turkey Moon”, “Flying Zirkus” “Splarkle Motion” y “Jingle Swing” con un publicado alucinado y totalmente convencido para hacerse miembros de la tribu de los Bigott. Otro descanso y final con “Dead Mum Walking” y “Bar Bacharah” para que el público se vaya con un buen sabor de boca y con ganas de más como siempre me pasa cuando veo a este sexteto de locos.
Poco más se puede decir del concierto que dio comienzo a uno de los mejores fines de semana que he tenido en los últimos años.
Fotos y Crónica: Toni Delong
