Beady Eye Different Gear Still Speeding

Beady Eye

Different Gear, Still Speeding

[Beady Eye Records; 2010]

4.6


Hace casi dos años ya que los hermanos más polémicos que dieron las islas en los años 90 decidieron tirarse las guitarras a la cabeza (una vez más) y echar el telón a lo que había sido una banda generacional venida a menos. A partir de ahí, cada uno por su lado, a preparar proyectos musicales aparte y en eso ha sido el pequeño el que se ha adelantado.

Beady Eye se llama el “nuevo” grupo nacido de las cenizas de Oasis, donde en el estudio se mantienen todos los componentes de su última gira (Gem Archer, Andy Bell y Chris Sharrock) y del que ya tenemos el primer trabajo engendrado por ellos llamado ‘Different Gear, Still Speeding’, ¿una primera indirecta al mayor y al público? Podría ser.

Cuatro fueron los temas que adelantaron a la salida del álbum, cada uno con un toque distinto pero todos, con el mismo regusto post-ingestión: sonido añejo de base fina con un toque actual que se diluye por momentos. Esos se unen a unos 9 temas más donde han metido todos mano  -democracia ante todo-, con resultado final de un trabajo de fácil escucha pero crudo análisis, que en el fondo, es a lo que vamos.

Que los hermanos han querido ser siempre catalizadores de músicas pasadas para aunarlas en una banda o que Liam ama a Lennon es algo que ni él ha escondido nunca ni vamos a descubrir ahora; pero hasta el punto que parece mostrar en este trabajo quizás llegue a ser patológico. Los motivos viajan desde el retumbar de ‘Instant Karma’ en la escucha ‘The Roller’ (tema de Gem Archer) a visualizar al de Liverpool por medio de Central Park en pleno otoño cuando se hace lo propio con ‘For Anyone’, ‘Wigwam’ o ‘The Beat Goes On’. Pero ahí no queda la cosa. ¿Acaso no rememora ‘Standing on the Edge of the Noise’ a una tal ‘Get Back’? O ya viajando a otra influencias, se puede ver a Bowie y Jagger en ‘Bring the Light’, a Eintwistle en ‘Beatles and Stones’, a Fountains of Wayne en ‘Millionaire’…

También es verdad que Liam dijo que iba a hacer un disco de este palo y, si de algo se han caracterizado los Gallagher al abrir la boca –además de su arrogancia- es que cuando dicen algo, puede que tenga sentido. Por lo que otra cosa es poder valorar el disco más allá de los homenajes/plagios/similitudes (cosa que hacen todas las bandas) o como lo quieran llamar y entonces tenemos un disco que se deja escuchar, que tiene momentos potentes (‘Four Letter World’, ‘Bring the Light’, ‘Beatles and Stones’), otros amables y bellos (‘The Beat Goes On’, ‘The Morning Son’, ‘Wigwam’) y muchos que rozan la mediocridad que una banda que cuenta entre sus filas con un ex – Ride, un ex – Heavy Stereo y que han formado parte de Oasis, no se deberían permitir.

Mucho trabajo de estudio -demasiado- , una voz de Liam venida a menos  en la que se añora la arrogancia rockera mancuniana de su primer trabajo allá por el 94 y melodías que hacen pensar que se estancaron en sus influencias pasadas a la hora de mirar qué hacer. Faltan guitarras picudas, falta complicación y no ser tan cuadriculado a la hora de hacer temas que dejan la sensación de haber querido dejar tan alejado su pasado que han ido a parar en cuatro o cinco décadas atrás.

Puede que el haber formado parte de una de las bandas que mayor cantidad de titulares ha cosechado durante dos décadas les pese demasiado para valorar este trabajo como un debut y sí, es un buen disco al fin y al cabo; pero ellos no son nuevos en esto para hacer un debut basado en homenajes, no van a recibir la atención mediática de cualquier banda novel que se estrena en el panorama y buenos discos, al menos quien escribe, se encuentra todos los días y nadie les presta atención.

“Nothing ever last forever”. Pues eso.

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