Real State Daniel 1

REAL STATE

DANIEL

Domino/Music As Usual 

Nota: 6.5

Me cuentan los consumidores habituales de los norteamericanos que el presente disco era el resurgir  de la banda tras dos entregas muy decepcionantes. Por evitar sesgos y comprobar de  primera mano el resultado del que supone ya el sexto disco de Real Estate, me aventuré  directamente con Daniel. Investigando un poco sobre el grupo, leo que sus influencias se  cimientan sobre Los Beatles, Neil Young y Grateful Dead (¿sigue la gente de hoy en día  escuchando a esta maravillosa banda?). Se nota. Y si eso se percibe en la escucha, por lo  general, no es síntoma de nada bueno. 

Así las cosas, lo primero que suena es un tema llamado Somebody new. El inicio es bien  original dados los parámetros de hoy en día, ya que una pequeña sección orquestal de  volumen fluctuante da paso a los rasgueos de las guitarras acústicas. Algo parecido a lo que  hacía la Electric Light Orchestra. A eso se le suma lo que parece ser un sintetizador con el  típico sonido de caja de batería reverberante “indie”. A continuación, se incorpora la voz,  también con una reverb notoria. Ese efecto en las partes vocales es común en el indie pop,  rock o el sufijo que se prefiera. En dicho contexto, todo el conjunto funciona muy bien,  junto con unas guitarras eléctricas de sonido limpio. 

En segundo lugar, pasamos a Haunted world, en donde el papel protagonista es para el  pedal steel guitar, esa guitarra tocada en horizontal con el tubo de slide. Gran acierto,  puesto que crea una atmósfera muy sugerente. La producción aquí es más orgánica, los efectos de sonido están menos presentes, en contraste con la canción anterior. Sin  embargo, si algo tienen en común es la poca profundidad armónica y la poca variedad de  acordes. En Water underground -de nuevo el slide presente- se aprecia una buena  construcción del prestribillo. Y el consecuente estribillo, junto a los coros que refuerzan la  voz principal, conforma lo más destacable del tema. 

Habrán notado que, hasta ahora, no se ha analizado aquí nada en lo referente a las letras.  Pues mucho me temo que, para el cuarto corte (Flowers), la cosa se mantiene igual. Si bien  la composición y los sonidos son incontestables, achaco a la mayoría del álbum una falta de  profundidad lírica importante. Según mi experiencia, los grupos indies se caracterizan por  componer versos originales y sustanciales, pienso, por ejemplo, en las mejores canciones de  Wilco. No obstante, este no es el caso. 

Interior, quinta pista del disco, recuerda, por el timbre de las acústicas, las armonías vocales,  y la ecualización de bajo y batería, a una suerte de Beatles en su etapa de Abbey Road, o a  George Harrison en solitario. Aun así, precisamente por eso, se erige como uno de los  momentos más notables del álbum. Freeze brain comienza con una combinación de trémolo  y wah-wah muy digno, a la que se le añade una batería o, en su defecto una caja de ritmos.  Es agradable de escuchar, la letra, esta vez sí, es sólida, y probablemente sea la mejor  composición del álbum si consideramoslas canciones íntegramente en lugar de dividirlas en  secciones. Say no more dice en su segundo verso: “Listen to Harvest moon”. Entiendo que refiriéndose  al precioso tema de Neil Young. Pues deberían haberse hecho caso a sí mismos en vez de  fatigar y atosigar al oyente con el ritmo sofocante y ese wah-wah irrisorio. En ese sentido,  Airdrop, siguiente tema, recuerda al cantautor canadiense pero acelerado. La banda  neojerseíta se vale aquí de un piano de sonido brillante, casi rozando el honky-tonk, como  prefirieron David Bowie o Freddie Mercury en su momento, y una batería dinámica, que no  se limita a los patrones rítmicos de siempre. De todas formas, es una pieza pop menor, cuya  voz haría las delicias de The Weekend. 

Situándonos en el noveno tema, Victoria, nos encontramos ante un arranque brillante que  se ve truncado por una voz que parece de mentira, como si fuera una broma del encargado  de la interpretación vocal. Suena a Levon Helm de The Band, pero sin las virtudes de este  último. A pesar de eso, la producción musical está bien. Vuelve a asomarse el pedal steel  guitar, y una vez dicha voz se ubica, la canción mejora. Lo que parece ser el estribillo,  funciona, y los tramos de versos sueltos están musicados con gusto (“Your consultant has  gone out to sea”). 

En el último tema, Market Street, hay variaciones interesantes en cuanto a la música, y la  letra, a pesar de su inmovilismo, es bastante notable. Aquí se ha optado por las  sustituciones de los finales de algunos versos para conservar la estructura métrica original.  Para acabar, llegamos, por fin, al último “track” del álbum (You are here). A duras penas  estoy aquí, porque hay pasajes soporíferos en el disco que me llevan a replantear lo que iba  a ser mi recomendación inicial: Escúchenlo en el coche. Mas no quiero ser yo el causante de  accidentes al volante por somnolencia. Nuevamente se opta por el timbre brillante del teclado, la introducción es interesante, así como la sección rítmica y los elementos que se  van incorporando (voz, guitarras...). En un momento dado, se pasa a una sección  instrumental más que correcta, pero que se ve estropeada por la batería. Si pasamos ese  detalle por alto, es uno de los mejores cortes. 

En definitiva, las composiciones musicales están bastante bien logradas, las letras, sin  embargo, me resultan bastante superficiales. Los temas que son similares entre sí se pueden  percibir como una coherente unidad o como reiteración cansina, según tengan ustedes el  día. He de decir, por otra parte, que no es un álbum malo. De hecho, es bastante decente,  aunque bien es verdad que no cumple las expectativas esperadas. Me imagino que a los  oyentes habituales de la banda les habrá complacido a medias. Hay melodías meritorias, sí,  pero diluidas entre el resto de componentes de las canciones.

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