EL ReGIMEN DEL PIENSO Critica

La compañía jerezana aterriza en el Centro Dramático Nacional con su último espectáculo “El régimen del pienso” crítico y sátiro sin perder el inconfundible estilo que los caracteriza.

Obra: El régimen del pienso

Compañía: La Zaranda (Teatro inestable de Andalucía la Baja)

Dirección: Paco de la Zaranda

Reparto: Luis Enrique Bustos, Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez, Javier Semprún

Texto: Eusebio Calonge

Duración: 85 minutos

Dónde y cuándo: Teatro María Guerrero (CDN). Hasta el próximo 7 de Julio

Precio: Entre 10-20€ (La mitad los miércoles)

Algún extraño problema en el pienso de la granja de cerdos, está provocando una terrible epidemia que llevará al traste a la compañía. Así arranca el último trabajo de los andaluces universales de la “La Zaranda”.

EL REGIMEN DEL PIENSO 1

La historia, escrita con una finura exquisita, nos plantea la situación que surge entre los trabajadores de la oficina de la compañía, a raíz de la más que posible quiebra de la compañía por la epidemia del pienso. Ya en el comienzo se percibe el juego del autor y la semejanza entre el cerdo y el humano (no solo física, pues ambos embriones son muy similares durante la gestación, sino, lamentablemente, irracional): “Pienso, pienso que él solo se mutila si le sobra el pienso y si se les raciona el pienso se matan entre ellos”. El trato deshumanizado a las personas por las propias personas y por las empresas (que nos encontramos día a día) que las tratan como números, como animales. La batalla ciega entre los trabajadores por ascender, por subir más alto, sin levantar la mirada, como cerdos que intentan avanzar en una fila sin saber que al final les espera matarife.

EL REGIMEN DEL PIENSO 3

Escenografía mínima; estanterías metálicas y archivadores A-Z, la capacidad de creación de este elenco es asombrosa, transformando todo el espacio delante de nuestras narices sin que seamos capaces de darnos cuenta hasta que ellos quieren. De la misma sencillez se compone su iluminación, basada en 4 flexos que los mismos personajes manejan a su antojo moviéndolos de aquí a allá con lo que consiguen crear un ambiente incómodo, frío, enrarecido.

Los actores están a un nivel muy alto, tanto en el trabajo de silencio y la palabra como en el físico y expresivo, con tintes que pueden recordar por momentos a la escuela de Lecoq.

Una magnífica combinación aderezada con un acento andaluz que irradia vivacidad  y frescura, algo que se agradece, sobre todo cuando últimamente ves por televisión alguno(a)s que parecen querer esconderlo sin éxito cuando llegan a la capital.

Un teatro, digamos alegórico, que cuenta una historia, sí, pero que también deja una serie de ideas, de pensamientos, de verdades, de imágenes casi como instantáneas grabadas en la memoria, que van mucho más allá del argumento y que afloran poco a poco una vez que sales de la sala.

Para mí una obra redonda y recomendable si quieres ver buen teatro este verano.

Publica tu comentario en Facebook

 

Lo más leído