Low Cmon

 


Low

C’mon

[Subpop; 2011]

8.7


Hay quien busca desmarcarse, abrir nuevas vía de expresión, gente que vive de innovar como única y verdadera muestra artística. Y luego hay quien como Low, no entienden de pasos adelante ni atrás. Sólo de conquistar las cimas de belleza más simple.

Simple que no fácil. Porque ya lo decía Dostoievski, que a veces las cosas más simples pueden ser las más hermosas. Y parece que los de Minnesota hace tiempo que llevan esta idea a su máxima expresión a la hora de sentarse a grabar.Grabación que como ya hicieran en su magnífico Trust en 2002, se ha llevado a cabo en una antigua iglesia reconvertida en estudio. Un lugar que en su momento enamoró a Sparhawk por su sonoridad y las reverberaciones que quedan plasmadas en la grabación, un sonido casi sagrado y lleno de matices cálidos al que el líder de Low se refiere como “Nos gusta trabajar en localizaciones con carácter. Muchas veces, el espacio puede establecer ese tono".

Un tono diferenciado de su anterior “Drums and guns” (2007) en el que coqueteaban ligeramente con la electrónica y la crítica política en contra de la guerra de Irak. Por contra, en C’mon el trío ha sentido la vuelta al slowcore más primario. Y ese sonido desnudo que les ha identificado siempre, viene acompañado de unas letras maravillosas que en palabras del grupo son un “Alegato en favor de la humanidad, la decencia y el sentido común en un mundo enloquecido”.

Quizás la idea de un mundo enloquecido ha llevado al grupo a un punto intermedio entre “Drums and guns” y “The Great destroyer” (2005) un sonido pausado e intimista con el que decidieron abrir Try tosleep. Una nana de cuna con la que la pareja formada por el cantante y la batería Mimi Parker dormirán a sus dos hijos y que estoy seguro, nos pondrá el bello como escarpias en el próximo Primavera Sound. Por el contrario en Witches y Nothingbutheart, el trío parece querer volver a esa mezcla entre rabia contenida, fuerza y solemnidad que desprendía su pluscuamperfecto Great destroyer. Guitarras potentes y algún sólo en el que ha colaborado NelsCline de Wilco con sus prodigiosos dedos para darle un toque algo más cañero dentro del conjunto de cortes.

Cuando se describe a Low como un grupo que sabe jugar como pocos saben hacerlo con la delicadeza y la sutilezano es en vano y para muestra, nos regalan una joya del calibre de Done. Una nueva muestra de cómo juguetear con lo desolador para crear algo tan hermoso con tan poco. Una idea primitiva, que no entiende de arreglos ni grandes alardes creativos. Tan sólo Alan Sparhawk proyectando su barítono a capela mientras proclama algo tan precioso como que “Si ves mi amor, diles que estoy completo”. Es automático como un espasmo, una respuesta inmediata recorre mi cuerpo y pone todo el bello en alza. La magia de la música.

"Si tan sólo pudiera tener una canción que dijera todo lo que una persona esperaría después de morir, yo diría que esta una de ellas.” Es lo que piensa Sparhawk de $20, otro de los cortes más destacados de este C’mon a la que citaría en su epitafio. Una de esas canciones de amor desnudas y que siguiendo con esa norma no escrita dentro del disco, repite una misma estrofa de manera recurrente “my love is for free”. Una hermosa llamada de atención a la avaricia y materialismo que llenan las vidas de las personas. Nightingalellega casi a cerrar con esa delicadeza perfecta que no necesita de artificios y que levita preciosa entre un rif de guitarra y de nuevo la voz acompañada de los coros que se elevan como un salmo hasta los arcos de la iglesia de Duluth, Minesota en la que fue grabada.

En definitiva diez cortes que como es habitual en los discos de Low, no están concebidas para escribir los anales de la innovación musical, pero que seguramente sí permanecerán en el recuerdo de aquellos enamorados de las cosas simples, de las cosas auténticas.

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