Tengo Ganas De Ti Cartel1

Título: Tengo ganas de ti

Año 2012

Duración 124 min.

País España

Director Fernando González Molina

Guión Ramón Salazar (Novela: Federico Moccia)

Música Manel Santisteban

Fotografía Xavi Giménez

Reparto Mario Casas, Clara Lago, María Valverde, Nerea Camacho, Diego Martín, Marina Salas, Andrea Duro, Luis Fernández, Antonio Velázquez, Ferrán Vilajosana, Álvaro Cervantes, Carme Elías

Productora Antena 4 Films / Charanga Films / Estudios Hackenbush / Zeta Cinema

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La máxima ya nos lo advierte: nunca segundas partes fueron buenas. Uno supone que esto se aplica cuando el precedente ha sido notable, con lo cual, no nos engañemos, para lo que ahora nos concierne, la máxima ya no nos vale: aquí partíamos de un espanto comercialoide más desaborido, pijo y plastificante que un potaje de cuaresma con garbanzos Hello Kitty. Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.

Sin embargo, éramos pocos y parió la abuela, la burra y la maceta del aloe vera. Para esta saga de películas basada en el execrable serial novelesco de Federico Moccia más valdría adjudicar la consabida “de donde no hay, no se puede sacar”,  mentar la ecuación de la peras y el olmo o establecer el concepto de dignidad y, a continuación, pensar en lo que hace Pitingo cuando se mete a hacer el Frankenstein  palmero con un clásico.

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Es decir, poca cosa puede ofrecer un material literario de partida tan poco estimulante como el que sostuvo, primero, 3 METROS SOBRE EL CIELO, y ahora TENGO GANAS DE TI. Nos hallamos frente a esa sempiterna operación comercial a la que el cine se ha aferrado desde que existe: la adaptación de best-sellers editoriales que garantizan una previsible asistencia de lectores/espectadores a la sala. En principio, no tenemos nada en contra de que la industria española  emule lo que Hollywood está explotando ahora de la mano de fenómenos como CREPÚSCULO o LOS JUEGOS DEL HAMBRE. Todo negocio debe ingeniárselas para seguir subsistiendo.

Con lo que resulta más difícil de comulgar es con la degradación artística a la que se llega en aras de la codiciada y necesaria taquilla. No es de recibo asistir a tamaña vulgarización para llegar a ese puerto: el cine comercial no tiene porque ser sinónimo de racanismo, mandanga, tontería y mínimo esfuerzo. TENGO GANAS DE TI es el nefasto resultado de la amalgama desahogada de toda esta suculenta materia prima.

3 METROS SOBRE EL CIELO ya era mala, pero al menos intentaba contar una historia. Aquella bochornosa mezcolanza de romanticismo menos que elemental, chulería de diseñito, lugar común,  y sonrojante desvarío pasional estaba impelida por una voluntad narrativa simplísima, en la que, no obstante, el oficio del realizador Fernando González Molina lograba aportar un mínimo de decencia a la globalidad del producto. Lo dicho, era poquita cosa, mas podía reconocerse de que se le había sacado todo el posible jugo a tan anoréxico punto de partida.

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En TENGO GANAS DE TI tal poquita cosa no acaece: es una bobería de alcantarilla sentimental,  en la que lo verosímil brota igual que expelían Chanel Nº 5  las meadas de Julián Muñoz yendo a El Rocío. El argumento es un tormentoso exprimir la fórmula chico conoce chica. Durante dos tercios del film, no nos salimos de ese manual: chico que conoce a chica sigue conociéndola todo el rato. Pura complejidad de calcetín corto y usado. No hay más leña que la que arde y aquí pretenden hacer una barbacoa para trescientos con dos palillos.

La tomadura de pelo viene bien trabajada por un guión empeñado en consagrarse como despropósito merecedor de salir en la sección de catástrofes de un noticiero de Tele 5. Los encuentros casuales campan a sus anchas y el monolitismo en los personajes hace su agosto, dentro de una función en la que, para más supino descaro, se despachan algunos flecos narrativos como si fueran  tornillos en un plato de lentejas. No llega ni para melodrama venezolano de los que debió enchufarse Hugo Chavez  en su niñez que se acumule y solucione,  de tan barata manera,  un embarazo no deseado, una enfermedad terminal, una violación y unos cuernos menopáusicos. 

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En cuanto al apartado interpretativo…  bueno… decir que Mario Casas ha trabajado tanto el pugilismo de su personaje que se le ha quedado expresión de guante de boxeo. Literal. Confunde intensidad con cao técnico. De ahí que verlo duela como si uno fuera el saco de Mike Tyson después de enterarse que su mujer pelea en el ring de otro. No sabemos con lo que el pobre excreta, pero, desde luego, interpreta con el culo.  No ha de extrañarnos pues que su dicción sea tan patética: habla con hemorroides.

En resumidas cuentas, TENGO GANAS DE TI es un precocinado en mal estado, solo apto para jovencitas colgadas por el tal Casas; una mala fotonovela de amor  de remate final de ofertas,  que nunca debió de pasar de anuncio de ropa de interior de mercadillo; una canción de Álex Ubago homenajeando a Alejandro Sanz,  cantada a dúo por Andy sin Lucas, pero con Amaia Montero. Avisados quedan: vayan con las venas ya cortadas.

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