Guadalupe Plata Portada

Programado por la Universidad de Jaén, Guadalupe Plata eran los invitados de lujo para ofrecer su particular bajada a los infiernos.

Foto: Paula Almonacid

Inicialmente ubicado en la plaza de los pueblos, pero fue trasladado al Aula Magna, y hombre si el mismísmo Satán en su infierno de llamas y sufrimiento, rodeado de mujeres semidesnudas viniera a la tierra a imponer su ley, el Aula Magna de una Universidad creo que no sería su pista de aterrizaje, o sí.

Luces rojas a modo de fuego sanador e introducción a golpe de punteo de “Rai” y sobre las tablas un “perico” que empezada de manera espasmódica sobre el gigante escenario, “I'd rather be a devil” abría las puertas del averno en una concatenación de sonidos que no dio tiempo ni a aplaudir. 20 minutos, donde el silencio se apoderó de la sala durante el concierto, algo que no es muy habitual en los conciertos de los ubetenses. Con un ep y un disco, Guadalupe Plata ya cuentan con clásicos a sus espaldas, especial cariño le tenemos a la letra de “500 mujeres” que alternó de manera perfecta con una de las nuevas “pollo podrio”.

Aunque si hay una canción que saque la carcajada, y la sonrisa a la gente esa es “Gatito”, un estribillo que roza lo denunciable, y lo soez, pero que al mismo tiempo aporta aire viciado a tu cara, descomposición general al gritar “Que se siente al matar un gatito”, a pesar de estar sentado, el público, muy numeroso por otra parte, agitaba la cabeza y la parte trasera del auditorio bailaba de pie.

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Aunque antes del “gatito”, a otros muchos se nos puso una sonrisa de oreja a oreja cuando nos recordaron con “como una serpiente” el video grabado no hace demasiado, en un garito tipo Bada Bing, con todo lo que eso significa. Porque, no jodamos, si Toni Soprano fuera de aquí escucharía Guadalupe Plata mientras Poli y Silvio le hacen algún trabajito.

Pasada la euforia del comienzo, es cuando los grupos entran en plena comunión con el público y fue especialmente en la parte final y el bis donde notamos la demasiada distancia que había entre el grupo y el respetable. Acostumbrados a ver cerveza y pitillo en mano y a ras de suelo a Guadalupe, esta nueva manera, pareció hacer mella en el grupo. Ya cambiado el barreño por el bajo para la parte final, “Lorena” o “baby baby” sonaron demasiado limpias.

El bis quedó lleno de temas de su último largo, y dejando una gran merecida ovación para el grupo, no es para menos. Una nueva forma de disfrutar de posiblemente uno de los grupos más en forma del panorama. Originales, atrevidos y sin complejos, Paco Luis, Jimena y Pedro de Dios nos dejaron un poco más cerca del chalet que se ha construido Lucifer en Úbeda.

 

Foto: Paula Almonacid

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