Roberto Garcia Y Diego Lopez Vina 2

El Viña toca techo (o no)

Mayoría de edad para el Viñarock, mayoría de edad por los dieciocho años que lleva confeccionando carteles a medida para todo amante de la música más alternativa y por qué no reivindicativa de este país.

Dieciocho ediciones donde seguimos comprobando la fidelidad más absoluta de un público que literalmente abarrota cada edición sin importar quién pueda o no pueda estar año tras año. Para este año, y como si se hundieran puesto de acuerdo los asistentes la mayoría de edad del festival de Villarrobledo ha venido acompañada con los récords más absolutos de asistencia de la historia del festival.  Más de 200.000 personas se han dejado caer en Villarrobledo desde el miércoles 1 de mayo, cuando arrancaba la Fiesta de Bienvenida en la zona de acampada. Asimismo, la localidad albaceteña ha acogido a un total de 75.000 personas según datos ofrecidos por el alcalde del municipio en la rueda de prensa celebrada ayer sábado en las instalaciones del recinto. Enhorabuena.

Además de esto esta nueva edición del festival nos deja el regreso del buen tiempo, sol, mucho sol durante el día y frío mucho frío por la noche con rachas de vientos que hicieron volar alguna tienda de campaña. Entre los puntos más desfavorables señaladas a través de las redes sociales se encuentra la zona de camping, que a pesar que año tras año mejora es un punto que debe mejorar.

El cartel del esta edición del "Viña" estaba compuesto por una base de grupos que año tras año acuden al festival como el que va a su casa y sigue consolidando estilos tangenciales al rock estatal con los escenarios Babilonia dedicado al Hip Hop o los escenarios dedicados al Metal o el mestizaje. Además desde hace ya algunas ediciones se viene haciendo más atractiva la cita con la programación de bandas de calado internacional.

En lo musical destacar que la primera gran jornada, la del jueves, ya hacía presagiar lo que estaba por pasar en Villarrobledo. Veinte bandas que desfilaron por las tablas de los escenarios matando ansias y reencontrando la música con los presentes y a tenor de lo visto el reencuentro fue de alta satisfacción. Especialmente intenso Pennywise, que desplegaron decibelios de rock para hacer volar cabelleras al viento y dejarnos el primero de los grandes momentos del festival. Aunque no fueron los únicos, especialmente entregados vimos s Eskorzo, los granadinos sacaron a relucir toda su artillería de buen rollo y recibieron el testigo del canijo para dar uno de los mejores conciertos de todo el festival. Antes y por los pelos, por lo apretado de los horarios, pudimos ver al Canijo de Jerez que literalmente volaba sin motor y hacia volar a los asistentes en un concierto donde no se olvidó de la banda que lo catapultó.

Canijo-vina

La jornada del viernes iba a traer otro de los grandes platos fuertes del fin de semana. Soziedad Alcohólica eran el queroseno que la jornada más floja del festival necesitaba. Un concierto como siempre, guarro y cargado de electricidad que nos hizo recordar la esencia más purista del festival, rock en estado embrionario, políticamente incorrectísimos, musicalmente siempre honestos y fieles a su música. De especial mención el cierre con “Nos vimos en Berlín”. Si SA fueron las grandes estrellas el concierto de los italianos Talco fue la gran sorpresa. No porque no esperásemos mucho, sino porque defender su música a las 4 de la mañana no parecía augurar el gran bolo que se ofreció. Ska de víscera mezclado con guitarras aceleradas que sirvieron para presentar (otra vez) su Gran Gala. Destacar que el tándem Shotta & Tote volvió a poner patas arriba el recinto, lo de Redes Sociales empieza a ser el himno de toda una generación.

El sábado llegó la fiesta de la mano de los vallecanos SKa-P que siguen en forma y de qué manera, desde su irrupción allá por los noventa los madrileños han sabido dosificar su apariciones. El grupo no se olvidó de sus clásicos como “el Vals del obrero” o el “Gato López" para cerrar un concierto que quedará marcado para muchos como el momento donde se reencontraron todas las generaciones viñarockeras.

Ska-P saltaron a las tablas del escenario principal tras habernos reencontrado en el Escenario Villarobledo con los que para muchos ejercían de gran reclamo, Sepultura. Que a pesar de intentar todo lo habido y por haber y a pesar que en las primeras filas si parecía haber tensión recordaremos el concierto como un bolo frio. Nada que ver con el cierre  Barón Rojo que volvían a su casa para demostrar la excelente forma que gastan a pesar de los años sobre ruedas, “Las flores del Mal” desataron la locura entre los mayores aunque fue el tándem “El Enemigo a Batir” y “Los Rockeros van al infierno” que pusieron un punto final a un festival que es para sacar pecho. Cada día más, el Viña Rock se consolida más (si cabe) con un público fiel que abarrota y aprieta, normal que los grupos siempre repitan, larga vida al Viña.

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