Último asalto al Viña Rock con Los Chichos de fin de fiesta
Amaneció la mañana del sábado (una vez más con ese calor que ya casi se hacía de querer) y parecía que las energías de estaban a punto de agotarse. La gran mayoría de gente que veíamos por el camping se encontraba en “modo ahorro”, rellenando agua en las fuentes, haciendo una última visita al supermercado o simplemente estando tirados bajo alguna sombra para poder darlo todo en el último día de este festival que ya había dado mucho de sí. Y lo que faltaba.
Desde bien temprano empezaron a sentirse las vibraciones en el escenario Canna con el rap hardcore del incansable Costa, acompañado por el productor Ikki y la francesa Ana Tijoux, que según pudimos comentar con algunos asistentes, fue un concierto muy emotivo y enérgico, con diversos mensajes de la artista en apoyo a las mujeres luchadoras de nuestro tiempo. Por otro lado, el “buen ritmo” se apoderaba del Negrita con Juantxo Skalari y la Rude Band. La gente bailó y coreó los temas de su último trabajo Rude Station, pero destacó el elenco de clásicos de Skalariak que se marcó la banda del navarro.
Tras acabar la sesión de Ska, hicimos un recorrido por tres actuaciones simultáneas, a cada cual con menos desperdicio. Por una parte, el señor Kiko Veneno haciendo las delicias de los amantes del flamenco-rock. Mientras, en el escenario Poliakov, O’Funk’Illo sacando lo mejor de ellos mismos. El carácter de Andreas Lutz a la voz y el virtuosismo de Pepe Bao siempre están a la altura de su “funky andalú embrutessío”. Y por último, una vez más en el Canna, La Excepción. El Langui y el Gitano Antón pusieron la guinda más “salá” a la tarde con temas como “Oye compai” o “Bessolla F.S.” Su Hip Hop andaluz con ese toque de buen humor característico de los componentes del grupo triunfó un año más en terreno villarobletano.
En la parte más relajante y tranquila del Viña Rock, el escenario reggae, el ambiente era impresionante ya que todo el mundo entonaba una a una las canciones de todos los grupos que pisaron el escenario. Desde el prometedor grupo Green Valley, que viene pisando fuerte en los últimos tiempos, al que seguro acabara convirtiéndose en leyenda del reggae como es Protoje. El artista acompañado de dos coristas y un grupo de músicos de alto nivel, consiguió que la música fluyera de tal forma que los ánimos iban cada vez a más. Horas más tarde, llegó el turno nada más y nada menos que de los vieja escuela Onyx, curtidos en mil batallas y pertenecientes a la época más cruda del hip hop americano, trasladaron la voz de la calle al escenario y fueron capaces de contar historias reales mediante canciones que seguro no dejaron a nadie indiferente.
Después de esto, llegó el turno de Morodo. El artista conocido en toda Latinoamérica y aclamado en muchas partes del mundo, fue capaz de superar su actuación del año pasado, cosa que parecía prácticamente imposible, ya que el nivel estaba verdaderamente alto. El madrileño recordó porque es uno de los mejores cantantes de reggae español del momento y desde hace prácticamente una década. Y a la vez que el artista de reggae, en el escenario Zhem salieron Los Suaves, que después de quién sabe cuántas giras de celebración y de despedida, parece que esta es la última vez que vamos a ver al conjunto gallego en el escenario de un festival. Qué decir de Los Suaves. Una instrumental brillante y Yossi a la voz, como siempre, puesto hasta las trancas y cantando en un idioma que aún desconocemos. Se echarán de menos sus himnos.
Ya antes de que Los Suaves acabasen, veíamos cómo poco a poco la gente se plantaba en frente del escenario Negrita, esperando a que La Raíz hiciese su aparición. El año pasado ya congregaron a alrededor de 60 mil personas, y este año, visto lo visto pudieron darse otro baño de masas. Debido al agobio y a los gustos personales, no duramos mucho con los de Gandía, y fuimos a ver cómo Tote King y Juan Solo, acompañados de los productores valencianos Cookin’ Soul, ponían patas arriba el escenario Hip Hop. Aunque
Lo que sería la última actuación del escenario Coolway, fue el increíble espectáculo que ofreció Dub Inc, la fiesta tenía que acabar en lo más alto y la pareja fue la elegida para hacerlo. Desde el primer momento llegaron pisando fuerte y fueron capaces de que la gente no pensara siquiera en que el festival estaba a punto de acabar oficialmente, ya que para todos aquellos que seguían queriendo fiesta estaban las raves esperando en la acera de enfrente.
Y para rematar un Viña Rock 2015 que daba sus últimos coletazos de vida, qué mejor forma que disfrutar de una de los grupos más sonados del cartel. “Ni más, ni menos” que Los Chichos. Los padres de la rumba dieron un espectáculo digno de cualquiera que quisiera pasar un rato alegre, festivo y sin preocupaciones. Larga vida a Los Chichos!