Así vivimos la jornada del viernes del Territorios 2013
La décimo sexta edición del Territorios Fest de Sevilla hace escasamente veinticuatro horas cerraba sus puertas con un éxito más que notable. La asistencia de público siempre es el mejor pulsómetro para medir el éxito de un evento y esto no faltó. Si a esto añadimos un eficiente servicio en las barras, un recinto que cada vez se distribuye mejor y unos accesos perfectos (lejos quedan los de hace unos años) la experiencia se debería calificar de sobresaliente, aunque ha habido pequeños puntos menos brillantes que bien haría la organización en corregir.
El afán de llenar un recinto no puede basarse en regalar entradas, no se entiende que camino al recinto nos ofrecieran no pocas veces entradas a precios que rondaban entre los 5 euros la entrada de día y los 10 el abono. La poca previsión en el servicio de vasos del viernes fue llamativa, a las 23:00 de la noche ya no se podía pedir un vaso de bebida grande por no hablar de las infinitas colas para comprar tickets con forma de moneda. Y por supuesto el acople de sonido de los escenarios principales, este punto es con diferencia el más importante, aunque no nos dimos cuenta hasta más tarde porque la jornada empezó con unos inspirados All La Glory en el escenario pequeño.
Esta compota de grupo que recogió el testigo de Bombones con aderezo de Maga o Sr. Chinarro presentó (al menos para nosotros) su único y homónimo disco con un público que no abarrotaba pero que sí llenaba alegremente la explanada. Pop cargado de guitarras afiladas con la peculiar voz de Juano Azagra al frnete llegando a graves y agudos a lo Police. Tras el excelente sabor de boca dejado llegaba el primer gran envite del público “Indie”. Anni B Sweet evidenciaría como nadie el acople de sonido durante no muchos minutos entre los dos escenarios principales.
Mientras Duo Kie calentaba la fría Sevilla con su “Infierno”, Anni B Sweet tomaba las tablas con una propuesta antagónica. La delicadeza, dulzura y pavo de la malagueña contra la agresividad lírica de los madrileños que literalmente invadían sonoramente el espacio acotado para Anni. Esto sucedió durante unos veinte minutos. Tiempo que sirvió para que Anni se soltara, se quitara el chaquetón y tomara las riendas de una actuación que estaba costando arrancar. Todo empezó con las “Motorway” y especialmente en “Getting Older”, canciones donde vimos al cuarteto (incluido batería de Vetusta Morla) lucir perfectamente para descubrirnos la impresionante y espectacular voz de la malagueña que pudimos ratificar en el simpático vaivén de “Oh I, Oh Oh I”. El bolo se acabó cerrando con ella sin banda, acompañada por su guitarra, musicalmente desnuda haciendo mucho más cálida la fría noche sevillana que ya caía sobre el Centro de Arte Contemporáneo. Bravísima.
Tras el calor, los calores de Antonio Smash. Qué sorpresa tan desagradable nos llevamos, no por falta de actitud, ni por el set de versiones que ya esperábamos, sino por la descoordinación musical que sobre el escenario había, como si no hubiera habido un ensayo o hubieran tenido algún contratiempo, así sonaba la banda, partida. Lástima porque sí que vimos a D. Antonio en buena forma y derrochando juveniles maneras sobre el escenario, pero fue demasiado.
En las antípodas de la improvisación, Standstill. Los barceloneses presentaban Cenit, una espectacular propuesta que nos trasladaba al medievo con cinco ventanas gigantes de arcos ojivales por las que acompañadas por la arrogante propuesta del grupo viajábamos. Decimos arrogante porque así lo vivimos, un show espectacular pero con poca alma, perfecto, nítido pero sin sentimiento, un polvazo, pero sin caricias. Si además añadimos el considerable cabreo que la banda llevaba por “no ser las condiciones adecuadas para para esta propuesta” la impresión no fue lo que esperábamos. No hubo concesiones a sus anteriores discos, salida por la puerta de atrás para Standstill que enseñó un espectáculo digno de disfrutar pero que tal vez ni la organización ni ellos supieron traducir al directo
Algo muy distinto a lo vivido iba a llegar con Emir Kusturica que abarrotaba su escenario para enseñar un show sin complejos con diez una No Smoking Orchestra formada por nueve músicos que además de tocar estaban de festival. Acordeones, trompetas, percusión y un abrigado Emir que derrocharon buen hacer y nos acercaron un buen rato a los Balcanes.
Si Emir Kusturica no tiene complejos los locales Pony Bravo no los han conocido. Desde la aparición de “El Rayo” el concierto de Pony Bravo volvió a ser un derroche de maneras y actitud haciendo un repertorio cuidado y desordenado con respecto a otras veces. Ya que no fue hasta bien entrado en el concierto cuando empezaron a sonar las canciones incluidas en “de palmas y cacería”. “Cheney” la primera en aparecer pero una vez abierta la caja de los truenos no dudaron en hacer en casa la polémica “Turista ven a Sevilla” y “El político Neoliberal”. Aunque la que mejor sonó de este nuevo trabajo fue la “Zambra de Guántamo”. Electrónica, potente y agresiva si se permite el término. El final de concierto fue declarado material inflamable con “La Rave”, “Eurovegas” y la genial “Ibitza” para cerrar con la crítica musical de “Mi DNI” dejando en la retina uno de los mejores conciertos del festival.
A cargo de Norman Cook aka Fatboy Slim llegó el broche final. Fiesta a raudales con ese show encorsetado de bailes y provocaciones que suele hacer pero que sigue sin regalar apenas un sampler de su gran aportación a la música, su disco del 97, pero que fue suficiente para que se nos saliera la cadera de tanto bailar. Gran jornada para el Territorios con algunos aspectos a pulir para ediciones posteriores, se hace camino al andar.