La noche del sábado, último acto de la edición de 2010, se presentaba con la difícil tarea de mantener el nivel del día anterior. Complicadísima reválida. La presencia de otros dos cabezas de cartel como Roxy Music y Chemical Brothers, iba a ayudar.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
Si desde su confirmación habían resultado ser una sorpresa, Roxy Music aparecieron en escena después del calentamiento que hizo Dj Hell para ellos y para el público más fanático. Con la banda casi al completo a excepción de Brian Eno, aquello no se podía decir que fuera un refrito de la banda. Acompañados de una extensa banda con coros incluídos y un público ya entregado antes de empezar, todo hacía presagiar un concierto antológico, en algunos momentos lo fue. El problema es otro, y es que después de tantos años sin estar reunidos, sin visitar Barcelona, ofreciendo muy pocos conciertos en esta gira, uno espera los clásicos. Los temazos. Los hits. Las míticas. Llamadlo como queráis, que no sonó ni una.
Entre el público había muchísima gente que se había acercado hasta el Sònar de Noche para verlos a ellos. No lo llamaremos falta de respeto porque ellos lo dieron todo en el escenario, pero te vas con el regustillo amargo, ni una sola concesión. Ya les vale.
A todo esto, parece ser que Jónsi lo partió en el otro escenario, sobre todo si te gusta el disco. De la puesta en escena que tenía que resultar algo espectacular, se quedó en algo menos, pero se agradece la intención y la voluntad de hacer algo diferente.Así pues, en el mismo SònarClub, hacía acto de presencia el rey del grime, ahora reconvertido en el rey del dance-pop llámalo como te salga de ahí, Dizzee Rascal. 45 minutos de rimas, bases grimes, dubstep y traca final con Holiday y Bonkers. Bonkers nos dejó a los presentes con su actuación. Frenesí y buen aperitivo para lo que a continuación se sucedía.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
Caspa, primer dj de dubstep que actuaba en el SònarClub, dejando claro que a pesar de practicar un dubstep más verbenero que otra cosa, su nombre ya pesa mucho. Dinamita desde el primer minuto, directo al hueso, la parroquia fan del dubstep se lo pasó en grande (me incluyo), a pesar de que el SònarClub no presentara su mayor afluencia.Una afluencia que fue aumentando a medida que llegaba la hora de Chemical Brothers. Lleno espectacular del SònarClub para ver a Tom Rowlands y Ed Simons. Actuación única en España este año, presentando su nuevo álbum Further y todo su nuevo espectáculo visual. Y ahora, el momento de la polémica, y es que con toda la expectación presente, a las 3 de la mañana, aparecen en escena tocando todo el nuevo álbum íntegro, con los nuevos visuales. Esto conllevó unos altibajos en el concierto, puesto que los primeros minutos fueron de absoluto reposo, para luego ir aumentando. Conclusión: Hubiera sido genial si esto lo hacen tres horas antes. No obstante, después vuelven a escena para soltar los clásicos. Vale.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
Momento que servidor aprovechó para darle otra oportunidad al proyecto de Ralph Lawson, 2020 Soundsystem, que venían presentando su segundo trabajo de estudio. Y la segunda oportunidad sirvió para reconciliarse con su directo, mucho más intenso que la primera vez. Pocos asistentes disfrutaron de este concierto, pero desde luego quedaron satisfechos.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
Dando tumbos entre Nacho Marco y Ángel Molina, llegaba la hora de cerrar el festival. Dura decisión nuevamente entre los tres cierres, pero uno ya sabe de qué va esto y en cuestión de cierres, se lo deja en manos de Helmut Geier, Dj Hell. El veterano dj se encargó de abrir y cerrar la noche del sábado. Para cerrar esta edición, ya de día, salió al SònarPub acompañado de una bailarina que iba vestida con un traje de lásers que dejó a más de uno loco. Y aparece Hell, empieza con su fantástico U Can Dance, remix de Carl Craig, previa intro dubstep y aquello es el principio del fin. Sesión más cercana al minimal techno que otra cosa, pero en manos de alguien como Hell, suena fantástica, elige los temas con mucha inteligencia y con muchísimo gusto. Así es difícil resistirse a cualquier género que este hombre tenga a bien pinchar.
Total, que a las siete y pico de la mañana cierran el tenderete y todos a casa con el habitual grito final a la puerta del recinto y la sensación de haber vivido un Sònar apabullante, con ganas de más.
Foto: Guillermo Granell Rodríguez
