La Casa Azul
La Polinesia Meridional
[Elefant Records; 2011]
8
Tras un tiempo de silencio por parte de La Casa Azul, que solo fue roto por la publicación de un disco de versiones y colaboraciones titulado "La nueva Yma Sumac, lo que nos dejó la revolución", nos llega el nuevo disco de este grupo virtual ideado por Guille Milkyway, titulado La polinesia meridional.
La Casa Azul es una mezcla de indie, pop, música disco años 70, europop años 90, amor, felicidad, tristeza, etc. Podríamos estar mucho tiempo hablando de ello, pero como mejor se comprende es escuchando su música. Aterricemos en esta Polinesia.
La cosa comienza potente con "Los chicos hoy saltarán a la pista", un tema eléctrico (que no electrónico), subido de bpms, con mucho adorno melódico y con un Guille Milkyway en su salsa (¿qué opináis de ese grito “¡auu!”?). ¿Qué se siente al ser tan joven?, bien podríamos preguntárselo a Guille tras escuchar este tema de melodía jovial, pero con una letra que deja un regusto de miedo a envejecer. Contraste marca registrada de La Casa Azul.
Avanza el disco y entramos de lleno en "La fiesta universal" de La Casa Azul, un tema mucho mas complejo de lo que puede parecer en una primera escucha, a juicio de este servidor. Nos encontramos una melodía alegre pero menos eléctrica (con mas presencia de instrumentos de viento) y una letra con mucho mensaje subyacente “sortear la decadencia, el despotismo intelectual” o no tan subyacente.
En "Sucumbir", se mantiene la senda marcada por las anteriores canciones, melodías animadas y letras que van del extremo más feliz al más triste, una seña de identidad de La Casa Azul.
Y llegamos al tema que da nombre al disco, "La polinesia meridional", una agradable “rara avis” en este disco gracias a su hipnosis relajante (¿evocaciones de la polinesia?) con toques de scratch de lo más urbano. Un corte que se presta a ser escuchado para cambiar nuestra realidad por aquella que Guille Milkyway nos ofrece.
Con "Colisión inminente (red lights, red lights)", se cierra la primera mitad del disco que es una oda a la esencia de La Casa Azul y que a los amantes de su sonido dejará en un estado cercano al éxtasis. Nuevamente Guille Milkyway nos demuestra que es un maestro de las melodías (hay quien dirá que es muy repetitivo y que siempre ofrece lo mismo, aunque no seremos nosotros) y que le encanta transmitirnos esa sensación de fragilidad que tienen los buenos y felices momentos.
La segunda mitad del disco quizás de la sensación de bajar un poco el nivel visto en la primera parte (maldita manía la de comparar, quién nos mandará), aunque sigue manteniendo un gran nivel.
Destacar en la parte negativa (o no tan positiva) "Europa superstar" y "Sálvese quien pueda" que no terminan de encandilarnos como el resto del disco.
¿Y lo que más destacaríamos? Por un lado el subidón que da el estribillo de Terry, Peter y yo y por otro el juego de calificativos que “regala” a "Todas tus amigas".
Mención especialmente positiva para La niña más hermosa, una canción totalmente antagónica a La Casa Azul, pero que quizás por eso (y aunque suene un absurdo) no desentona en absoluto y sea un gran colofón a este disco. Además, recomendamos escuchar la letra con detenimiento, pues es preciosa.
En líneas generales un buen disco para la vuelta de La Casa Azul, que será muy agradecida por sus fans.
Puedes escucharlo al completo en Spotify: La Casa Azul - La Polinesia Meridional