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Sinopsis: Una mujer vive en un muelle oxidado alejado de la ciudad. Pesca todo lo que la gente abandona. Un día se engancha en sus redes algo nunca visto: una niña dentro de una botella. Asustada, la rechaza impulsivamente, tirándola de nuevo al mar: tiene miedo, no quiere verla; porque se siente reflejada, en esa botella, como en un espejo. Sus pensamientos viajan en el tiempo del recuerdo. Decide salir a buscarla, pero ya es tarde: el mar ha arrastrado la botella. Aun así, continúa con la esperanza de encontrar a la niña e inicia una búsqueda, tal vez, hacia la niña que lleva dentro. Primero en un barquito de papel... Más tarde, en las profundidades del mar.
Rosa Díaz, junto con su compañía LaRousTeatro (Premio Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud en 2011) son los responsables de que esta historia cobre vida sobre las tablas. Esta actriz y directora granadina, que fuera fundadora de una de las compañías andaluzas más reconocidas actualmente (“Laviebel”), es ahora uno de los mayores referentes nacionales en el teatro infantil. Pero no lo hace de la manera habitual, pomposa y sobre colores pastel, sino que busca enfrentar a los niños a una realidad, la realidad, gris, no tan feliz, hablándoles de temas que otros vetarían para esas edades. El dolor, la pérdida, la tristeza, la soledad, la separación, la oscuridad son algunos de los campos a los que invita a explorar a los más jóvenes, defendiendo que poseen sobrada capacidad para comprender.
La pieza no tiene desperdicio. Sin pronunciar palabra, el cuerpo se convierte en el único modo de comunicarse y captar el joven público asistente, que entiende este lenguaje mejor que la mayoría de los adultos. El plástico trabajo físico en interacción con los objetos que aparecen en escena es, junto con su puesta en escena, el mayor tesoro de la obra, creándose escenas y momentos de una belleza dignas de reconocimiento.
La puesta en escena sobre el teatro del centro cultural “Rigoberta Menchu” de Leganés, daba todo el peso escénico al muelle, punto donde se lleva a cabo el grueso de la representación, se erige sobre un mar en constante movimiento construido en plástico azul. La versatilidad de este reducido muelle deja asombrado al público según van descubriendo todos los recovecos que esconde.
Dejo como colofón el fino trabajo de títeres para dar vida a la niña de la botella y que será el espejo del personaje. Sus movimientos, sus acciones y todos los recursos que utilizan para dar vida a la niña, son una auténtica delicia en el escenario.
Es una oportunidad única para iniciar a vuestros, hijos, hermanos, primos, sobrinos...en el teatro, o simplemente para daros un gustazo teatral si pasa cerca de vuestra ciudad durante su gira.
Fotos tomadas del Flickr oficial del La Rous Teatro, más aquí