Más teatro por favor
Dirección y dramaturgia: Emilio Goyanes
Reparto: Antonio Leiva, Larisa Ramos, Walter Sábalo
Escenografía y diseño gráfico: Carlos Monzón
Música: Emilio Goyanes y Walter Sábalo
Iluminación: Tom Donnelan
Vestuario y maquillaje: Ri y Cia.
Duración: 80 minutos
Dónde: La Cuarta Pared
Precio: 14€
Hablar de cabaret en nuestro país es, en los últimos tiempos, hablar de Laví e bel. La compañía granadina se ha ganado a golpe de espectáculo y originalidad, ser una de las referencias de teatro “del bueno”.
Con la sombra del éxito cosechado con sus últimos espectáculos, “ Cabaret Líqudio” (Premio Max 2009 al Mejor Espectáculo de Teatro Musical) y “La barraca del zurdo” (finalista en la misma categoría en 2012), la expectación ante esta nueva aventura era patente entre el impaciente público que dejo sin localidades La cuarta pared el pasado miércoles, algo nada fácil con el panorama actual.
Este cabaret, formado por tres componentes, relata y parodia la historia de su propia compañía, que pasó de triunfar y lamer las mieles del éxito en La jaula de oro a tener que arrastrarse en tugurios de tres al cuarto para subsistir actuando ante las cuatro ratas un gato y dos personas que van a verles. La historia, que en un principio no resulta muy interesante, quedando totalmente eclipsada por la brutal actuación de los actores, sí que adquiere más cuerpo una vez reposada, repartiendo retazos de realidad al recordar algunos de sus fragmentos, invitándonos a descubrir nuevos caminos.
Antonio Leiva y Larisa Ramos, forman el elenco principal de este cabaret. Son ellos los que dan la fuerza al espectáculo con un cuidado trabajo a nivel físico y lírico. Manejan con destreza esta poética y fina dramaturgia de Emilio Goyanes combinándola con decenas de máscaras con las que crean y destruyen, muestran y esconden a otros tantos personajes que utilizan para plantar en nuestras narices incómodas verdades que dichas a través del burlesque nos resultan incluso divertidas. El contrapunto a esta pareja es el músico Walter Sábalo que consigue desde un segundo plano estar siempre presente con su música y sus intervenciones.
Durante la casi hora y media de espectáculo se combinan momentos tremendamente cómicos como los monólogos de Leiva y sus presentaciones multilingüisticas o la bajada a los infiernos de Larisa con piezas más íntimas como “La vida en una hora” sin duda el culmen de la obra y todas ellas desprendiendo una energía asombrosa.
Con este trepidante ritmo llegamos a un final descafeinado que, dándole algún retoque, algún giro, terminaría por rematar una obra fantástica.