Fast And Furious 6 Pelicula Imagen 18

Título original: Fast & Furious 6 (Fast and Furious 6)

Año: 2013

Duración: 130 min.

País: Estados Unidos

Director: Justin Lin

Guión: Chris Morgan

Música: Lucas Vidal

Fotografía: Stephen F. Windon

Reparto: Vin Diesel, Dwayne "The Rock" Johnson, Gina Carano, Michelle Rodriguez, Paul Walker, Luke Evans, Jordana Brewster, Elsa Pataky, Sung Kang, Gal Gadot, Ludacris, Tyrese Gibson, Joe Taslim

Productora: Universal Pictures / Original Film / Etalon film

Nota: 0

Nada nuevo bajo el asfalto. Tampoco arriba. Vin Diesel sigue acreditando su magisterio en lo que se refiere a ese recauchutado subgénero del oficio de actor que es la interpretación neumática. El intérprete (o cráneo ponedor de rostro) está depurando tanto la radialidad de su gesto que, casi, se diría que su careto "tubeless" es una rueda de recambio sin cámara, esto es, un neumático de capó, sin utilizar, nuevo de “trinqui”. Si sigue la progresión, si sigue depurando el esfuerzo, si persiste en la metalización de su expresividad, recomendamos que, para la séptima, la productora directamente contrate a una llanta. Chirriará mucho mejor que él y los demás nos ahorraremos la frenada en seco que le pernocta en faz.

Por lo demás,  la cosa sigue igual.  FAST & FURIOUS VI pasa la ITV de la franquicia con aplicada holgura: sólo se obsesiona porque esta espectacular carrocería de la nada mantenga su eficaz apabullamiento al volante. Cualquier atisbo de incomodidad al respecto es atropellado rápidamente. Aquí sólo vale la ley del más rápido. No podemos decir que se confunda la velocidad con el tocino, puesto que este cerdo está parido con embrague. FAST & FURIOUS es una película bien enjamonada al vacío.

En esta ocasión la excusa es la demanda de unificación “familiar” que exige el teniente Hobbs, porque anda detrás de una panda de mercenarios que está intentando hacerse con un arma nuclear que les otorgaría un poder funesto para los intereses de la paz internacional.

Toretto  y adyacentes “familiares” se hallan dispersos en distintas partes del planeta tras estar disfrutando de los milloncitos de dólares ganados en la quinta parte del concesionario. Hobbs utilizará como argucia para que el resto se pliegue a sus intereses que la antigua novia de Toretto, la Letty, dada por palmada episodios atrás, está vivita, coleando y al servicio del capo mercenario que quiere hacerse con la bombaza.

A FAST & FURIOUS VI le sobra la desgana con la que está facturada por parte de su director. Justin Lin, mecánico jefe de la escudería desde hace varias carreras, anunció al situarse a los mandos del sexto bólido que no repetía más veces el alboroto de apocalipsis piloto. Y esto se nota mucho. El chino ya ha claudicado: la calva de Vin Diesel no la soporta ni el cuello dórico y conductor de Fernando Alonso.

El abandono por puntos de Lin no se nota tanto en las labores de dirección (el producto deslumbra igual de vacua, hortera, machorra y chonimente que las cinco veces anteriores) como con la tolerancia para con la  bochornosa partitura escrita para el “xcalestric” presente. Ésta es literalmente irreparable. El guión del episodio es agua de la piscina de Falete en un depósito  de gasolina: el “buga” no arranca  ni aunque lo empuje el gigante ucraniano que salió en Eurovisión con una cantante en brazos.

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Claro está, no es que el resto de tramas pergeñadas para los precedentes fueran dignas de Jorge Luis Borges, pero, al menos, se tenía la sensación de que las motivaba una cierto esfuerzo manipulador, ávido de giros de guión y sorpresas/trampas narrativas que aliviaba un poco la planicie absoluta.

En esta ocasión, el abuso del amor eterno que Toretto mantiene por la Letty y la amnesia de ésta obligan a que el resto de personajes queden condenados al más absoluto de los desprecios. Tornillos oxidados en taller cerrado por traspaso. FAST & FURIOUS no es sino la reunión de viejos conocidos, convertidos en pelagatos de desguace, al servicio de los fuegos artificiales y acelerados de siempre.

Pesa como una losa de chatarra el exceso de personajes. No hay tiempo ni paciencia material para tratar de que alguno supere la mera condición de lucecita apagada de salpicadero. A la historia le cuesta arrancar más de una hora y cuando lo hace pierde aceite en digresiones tan prescindibles como la visita de O´Conner a la cárcel para sacarle información al capo brasileño.

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La ingente cantidad de criaturas convocadas en la persecutiva causa obliga, además, a que los diálogos intenten ser más profundos de lo que toca para, quizás, dar idea de una profundidad que causa sonrojo. El mensaje del film es más rancio que la desmemoria contable de Ana Mato. La familia que conduce unida, testosteronea proteinas unida. Además de confundir planos con cambios de marcha, ritmo con revoluciones por minuto y tensión con multas por exceso de velocidad, resulta que se confunde también inteligencia con chaleco reflector.

En fin, el tuneo sigue a salvo, las buenorras, los ciclamientos y la exhibición de poderes al volante también, Elsa Pataky sale menos que Anne Igartiburu en LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, y Vin Diesel… Vin Diesel hace a The Rock actor con carné de primera, dispuesto para encarnar al playmobil policía de King Kong.

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