Sección: OFICIAL
Dirección: Gabriel Mascaro
Reparto: Denise Weinberg, Rodrigo Santoro, Miriam Socarrás, Adanilo.
Nota: 5.5
La vejez en tanto que ámbito dramático desde el que proponer argumentos que cuestionen asumirla como ocaso definitivo ha deparado no pocas postulaciones fílmicas. O ÚLTIMO AZUL de Gabriel Mascaro se ajusta de pleno a este corpus que aborda el transitado tema de la contestación a la propia existencia, de la oportunidad de un cambio radical, liberador, a las expectativas dispuestas por uno mismo y por el peso del alrededor conformado durante todos los años vividos.
A tal efecto, cuesta muy poco advertir que Tereza, la mujer protagonista del film, está configurada con una evidente obsesión: la de acatar todos y cada uno de los preceptos estipulados para este tipo de personajes animosos, alumbrados de pronto por el deseo de dar carpetazo a las cadenas contraídas.
El film trata de esquivar esa tentación de convencionalidad proponiendo una suerte de marco argumental escorado hacia un planteamiento levemente distópico. El régimen institucional dentro del que es ciudadana Tereza dispone para los ancianos un futuro diseñado con injusta insensibilidad: son obligados a jubilarse, a dejar su puesto de trabajo para mano de obra más joven y, por lo tanto, productiva. No solo eso. Son obligados además a dejar su hogar y a instalarse en unos centros dispuestos para ellos. Todo esto transcurre desarrollado en el marco espacial del Brasil no urbano de nuestros días. La acción del film comienza con la decisión de Tereza de no cumplir el mandato gubernativo. Para ello decide iniciar un incierto periplo por el Amazonas brasileño. La incursión en esta habitualidad acuática, salvaje, móvil (el viaje será en varias embarcaciones, convertidas en hogar transitorio), nueva para ella tanto por el entorno físico alejado de su urbe industrial como por el paisanaje humano con el que va a verse obligada a entrar en contacto, se constituye como génesis de los meandros narrativos para ella propuestos.
La rémora que hace de O ÚLTIMO AZUL una aventura fílmica que no está a la altura de la que parece anunciar o de la que necesita el personaje tan interesante que la capitanea es la escasa capacidad demostrada por el realizador para que sus imágenes vayan más allá de las acciones que está encuadrando. La película rezuma obviedad, escasez, falta de hálito complejizador. Mascaro juega en exceso a que la confrontación del personaje con la insólita extrañeza del entorno amazónico baste para dotar al relato de una hondura a la que nunca se le abre la puerta.
