DAVID BYRNE
WHO IS THE SKY?
Matador Records
Nota: 7
Comentario:
Hay dos cosas que se le deben reconocer a David Byrne (ex Talking Heads) tras haber oído su nuevo trabajo: la primera, que siga persiguiendo su propósito de hacer música a sus setenta y tres años. La segunda, en ese sentido, su voluntad por seguir experimentando. Y es que, lo que caracteriza este Who is the sky? es, efectivamente la experimentación. El problema es que este mismo hecho juega tanto en su favor como en su contra. Otro aspecto interesante del disco son los arreglos orquestales, que mejoran muchos de los rudimentarios temas que pueblan el álbum. Si separáramos por pistas cada canción y silenciáramos el trabajo de los violines, violas y cellos, otro gallo cantaría, otra sería la impresión del oyente.
El primer corte, Everybody laughs, enumera acciones comunes a todos los seres humanos, y consta de guitarra acústica, bajo -también acústico- y la comentada orquesta. When we are singing es una canción más reflexiva, acerca de la liberación emocional, compuesta de guitarra eléctrica con distorsión, batería, la sección orquestal, percusión y sintetizadores de tono brillante. My apartment is my friend describe la relación íntima entre una persona y su espacio personal, su necesidad de comodidad y aislamiento. A door called no es una interesante pista sobre el rechazo y la reacción ante la negatividad. Tras un preludio de flauta y tuba, aparecen la guitarra y el bajo acústicos y un par de interludios orquestales que se intercalan con los elementos anteriores a lo largo del tema. Hasta el momento, se alternan momentos estridentes en lo que respecta al sonido y la producción con otros ingeniosos y meritorios.
En What is the reason for it? se hacen las habituales “grandes preguntas” de la filosofía, pero claro, abiertas, sin respuesta. Por lo menos, el apartado musical aporta más que la letra; trompeta, coros, cuerdas, percusión y sintetizadores. I met the Buddha at a downtown party ya da muestras de lo irritante que llega a ser la experimentación en este disco, aunque el resultado se mantenga. Esto es, en parte, debido a lo absurdo, a lo jocoso del contenido lírico, que narra un encuentro entre el narrador y el propio Buda. La gracia reside en la contraposición del excesivo ambiente urbano y esta figura espiritual. Don’t be like that es una canción moralista en la que lo único que destaca es la sección de vientos.
The avant garde realza un poco la calidad con su crítica irónica a los artistas y corrientes de vanguardia. Aquí están presentes instrumentos idiófonos como la marimba o el glockenspiel. En otro orden, las disonancias del principio dan paso a un pegadizo estribillo. Con Moisturizing thing (sobre una crema que rejuvenece a las personas hasta la niñez) se reanudan los momentos irregulares del disco. Ocurre lo mismo con I’m an outsider, que tiene mejores intenciones en lo lírico (el deseo de pertenencia y comprensión) que, en lo musical, pues sobran elementos entre tantas pistas: flauta, guitarras, bajo, batería, sintetizador, saxofón y vientos metales. Con She explains things to me ocurre precisamente al revés. La música, a cargo de la guitarra acústica y las cuerdas, es muy agradable, pero la letra desconcierta un poco. Al yo poético le explican películas, libros, canciones su pareja y amigos. La voz, por su parte, suena como la de David Bowie, desconozco el propósito. Finalmente, The truth habla de lo incómoda que puede resultar la verdad y, al mismo tiempo, lo que puede llegar a liberar, a aliviar. Suenan aquí percusiones diversas como el djembé, la marimba, el glockenspiel y las cuerdas.
En conclusión, David Byrne arriesga, pero no siempre gana. Ahora bien, los mejores momentos de Who is the sky? resultan auténticos y originales hallazgos. Se debe subrayar la variedad musical (clarinete, clarinete bajo y fagot también se cuentan en Ghost train orchestra, el grupo orquestal que acompaña al fundador de los Talking heads), más allá de que a veces se vea eclipsada por la cantidad de capas de sintetizadores y percusión. El ambiente de fanfarria que se desprende a lo largo del álbum llega a saturar. Imagino que el inglés se habrá divertido grabándolo y promocionándolo, pues ha aparecido en todos los medios imaginables. Simplemente por lo que hizo con su grupo y en su camaleónica carrera en solitario, esperemos que le vaya bien y siga creando y escapando a los cánones y standards esperados.