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Qué rápido pasan los días, fue lo que pensamos el llegar el sábado a Alburquerque, la última jornada del Contempopranea venía marcada por la visita de Amaral.

Poca previsión, los kilómetros y el cansancio acumulado durante los días anteriores, marcó de manera muy notable nuestra entrada al recinto a una hora decente. Fue por ello que la propuesta de Odio París no la pudimos disfrutar, aunque sí pudimos enganchar con la hora justa a Sr. Chinarro. Lástima que no pudiéramos volver a ver la propuesta de ruido controlado de Odio París aunque la Samba de Luque hizo de paño de lágrimas. Sorprendió lo íntimo del concierto para una cita como un festival, el poeta se mostró concienciado con la situación actual y ensalzó la figura del alcalde de Alburquerque. Un set corto cerrado con “Quiromántico” para acabar de hacérnoslo encima y dar paso a uno de los grandes esperados, La Habitación Roja hizo acto de presencia con puntualidad casi británica recuperando un poco el retrasillo que empezaba a tener el escenario.

La Habitación Roja es un grupo que siempre se muestra entregado sobre las tablas, pero en las citas festivaleras, con una discográfica tan extensa, se les suele valorar en función de su set list, difícil elección la de los valencianos, que sabiendo que entre el público tenían fans de medio pelo, aquellos que solo vinieron a ver a Amaral y que a lo sumo conocerían sus últimos singles, optaron por una selección muy clásica, gracias.

Así, clásicos de siempre como la irónica “El mundial que nunca ganaremos” o “Van A por nosotros” dejaron claro que para poder hacerte un karaoke tenías que haber estudiado en profundidad, este doblete (el mejor momento del concierto) vino precedido de un homenaje a La Buena Vida con bromas sobre lo mal que había sonado la canción, amigos, la intención es lo que cuenta. Gracioso momento que se transformó en delirio con “Scandanivia” e “Irreductubles”, gran concierto de La Habitación Roja que hizo rugir el siempre difícil escenario de las faldas del Castillo.

Aunque los momentos masivos de la noche iban a llegar con dos grupos que tienen recorridos diferentes, pero que se sitúan en el mismo punto. Son Sidonie Y Amaral. Mientras que Amaral ha pasado de una promoción y una concepción de sus primeros trabajos muy comercial, con marcado acento y olor a “radiofórmula”, a un último disco (Hacia lo salvaje) autoeditado y con un claro tinte independiente, situando a los maños en muchos festivales donde antes no asomaban la cabeza, así que tanto los fans de antaño, como los más independientes mascan una actuación que no disgusta pero tampoco enloquece. Sidonie han recorrido el mismo camino pero al revés, empezaron como un grupo psicodélico influenciados por Kula Shaker, para acabar cantando en español  y acercando su música a un plano más facilón. Es por ello, que la colocación de las dos bandas el mismo día fue perfecta.

Llenazo para ambos que hicieron las delicias del público que solo vino a ver a ambos. Tal vez el carácter desenfadado y más gamberro de Sidonie nos gustó más, y es que esas “Fascinado” y “El Incendio” son incontestables cuando Marc está con ganas. Amaral por el contrario tiró de repertorio e incluso de versión, “Heroes” de Bowie, las tablas de la maña se notan y mucho y otra cosa no, pero profesional es para rato. Muchos destacarán el gran concierto de ambas bandas como el gran momento del sábado, pero un servidor prefiere quedarse con el grupo que hizo de  pegamento para ambos, Dorian.

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Marc Gili y sus Dorian tenían la difícil papeleta de intentar gustar y aguantar al público tras la espantada general de Amaral. Y lo hicieron  de manera muy notable. Cuando todos esperábamos la ñoñería clásica de la banda sin apenas fuerzas haciendo bailar al público de manera facilona nos encontramos con una banda de rock en toda regla con una sombra muy larga, Placebo. Sí, Dorian se han Placebizado, y les sienta bien, hasta el look de Marc tiende a parecerse al de  Molko. Actuación analógica sin demasiadas ayudas desde la zona de programación. Dorian distribuyó de manera impecable sus canciones más reconocibles “La Mañana Herida” la primera de las populares, con un concierto que se hizo corto porque quedamos hipnotizados con “Paraisos Artificiales”, y sobre todo con “A cualquier otra parte” con intro previa para ofrecer un bolo de categoría entre dos Mihuras.

Gran edición del Contempopranea que se jugó a la carta de Amaral la atracción de nuevo público al festival, y lo consiguió, pero también dejó de atraer al clásico “popero”,  ofreciendo un escenario poco poblado jueves y viernes y un sábado demasiado descafeinado con ambiente, por momentos, de discoteca de verano. Por lo demás, este festival tiene poca pega, buena música, gran gastronomía y uno de los mejores ambientes festivaleros, esperemos que siga muchos años, a pesar del SOS perenne del mismo.

Fotos: Toni Delong

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