NEIL YOUNG & THE CHROME HEARTS
TALKIN TO THE TREES
The Other Shoe Productions y Reprise Records
Nota: 7.5
Comentario:
Neil Young, el incansable, el insobornable. El poeta, el multiinstrumentista. El mago que siempre tiene un recurso más bajo su chistera. El activista, el trovador errante. ¿Para qué se va a retirar si, aplicando la lógica de Eastwood, tiene más experiencia que nunca? ¿Para qué desaparecer de la escena musical si aún tiene cosas que decir y por las que luchar? Desde luego, el artista canadiense no prefiere quemarse para no desaparecer, como afirmaba contrariamente en su canción My my, hey hey (Out of the blue). Aunque, claro, ahí se refería a la fugaz y desmesurada filosofía rockera. Y quien cumplirá 80 años a finales de este 2025 nunca optó por ese desaconsejable estilo de vida. Así pues, el de Toronto vuelve al estudio de la mano de una banda probablemente transitoria, de esas que forma exclusivamente para un disco o una gira; véanse los Crazy horse (la excepción dentro de la regla), los Blue notes o los Promise of the real. Y combina los géneros acostumbrados, folk, rock, country, para crear un álbum de letras, a veces contundentes, a veces sentidas. Talkin to the trees no pasará a la historia como uno de sus mejores trabajos, no obstante, contiene momentos magistrales.
Family life inicia con armónica, guitarra acústica, órgano y batería. A ese ambiente country se le suma también una guitarra pedal steel. En cuanto a la letra, supone una carta de agradecimiento y amor a una familia presumiblemente ficticia. Dark mirage, por otra parte, cambia totalmente de situación sin salirse de la temática familiar. Está narrada desde el punto de vista de un padre que se ha distanciado emocionalmente de su hija y busca que no le pase lo mismo con el resto de hijos, a pedido de su difunta esposa. En este tétrico corte suenan la guitarra eléctrica, la batería y el bajo. First fire of winter (similar a Helpless en lo armónico) habla del invierno como refugio, como sinónimo de calidez y comodidad, de enfrentar los miedos y de la esperanza. La armónica que se oye junto a la batería y las guitarras acústicas y eléctricas está tocada con wah y diversos bendings.
En Silver eagle regresa la atmósfera country. Se compone de guitarra acústica, armónica, guitarra pedal steel y órgano. Sigue la clásica progresión de 1-4-5 y versa sobre la nostalgia y la libertad que confiere el viaje. Lets roll again, sigue la misma estructura, aproximándose a Woody Guthrie, pero con electricidad, pues no está presente la guitarra acústica. Se denuncia aquí, con mucho ingenio, la contaminación ejercida por la industria automovilística. Big change, en otro orden, va en la misma línea que Viene la cosa de Silvio Rodríguez. Anticipa y alerta al oyente frente a un cambio importante. ¿Cuál es concretamente? El que este último quiera interpretar. En definitiva, piense por sí mismo, como cantaban los Beatles. Nuevamente, los elementos musicales son la guitarra eléctrica, el bajo y la batería.
Talkin to the trees se compone de guitarra acústica, armónica y teclado. Es una canción más contemplativa, Neil nos da un descanso, en la que se reflexiona sobre el paso del tiempo, los recuerdos, la rutina y el valor de lo cotidiano. Movin ahead empieza con un riff de blues lisérgico por parte de un piano eléctrico. Poco después, se unen la batería y la guitarra eléctrica. Se aboga en la letra por dejar atrás el pasado en busca de un futuro mejor. Bottle of love, aparte de la batería, la guitarra acústica y el teclado, contiene un vibráfono. Acierto de la producción de Young, que, por cierto, como habrán adivinado, toca también este último instrumento. Tras la preciosa y melancólica introducción elaborada por dichos elementos musicales, entra la voz del canadiense. Los temas que trata son la nostalgia por la inocencia infantil, la esperanza o la aproximación a la naturaleza. Sin duda, uno de los mejores cortes. Finalmente, Thankful, como su título indica, alude a la gratitud, al aprecio por la vida y el amor. Consta de dos pistas de guitarra acústica, batería y guitarra pedal steel.
En conclusión, si bien no estamos ante una obra maestra, Talkin to the trees alberga momentos muy estimables por varios aspectos relativos tanto a la música como a las letras. Y uno es consciente de que se le podría criticar a Young por no dar el supuesto nivel que se le espera, pero es preferible agradecer a uno de los más grandes que, a sus casi ochenta primaveras, decida seguir haciendo música, plasmar en canciones sus inquietudes, que está visto que aún le quedan, por fortuna, y seguir con la inteligencia y el talento intactos. Indudablemente, es una suerte que gente de la talla de Neil Young, Bob Dylan, Silvio Rodríguez, Caetano Veloso, Chico Buarque, Gilberto Gil, Van Morrison, Djavan, Paul Simon, Milton Nascimento (espero que se sumen a esta lista Stevie Wonder y Tom Waits en un futuro) o Bruce Springsteen sigan grabando álbumes. Y espero que continúen haciéndolo, por lo menos, hasta que les apetezca.