SUFJAN STEVENS
CARRIE & LOWELL
Asthmatic Kitty Records
Nota: 8
Comentario:
El cantautor estadounidense Sufjan Stevens ha reeditado su obra más aclamada, Carrie & Lowell. Cuando las discográficas hacen esto, normalmente, responde a la ambición por conseguir más dinero del que tienen; añaden alguna versión inacabada o primitiva de alguno de los temas que figuran en el disco y, con suerte, alguna canción inédita. Desde aquí, vamos a ser positivos, a olvidarnos de todo lo anterior y pensar que este “nuevo” lanzamiento servirá para que la gente que no lo hiciera en su momento (entre ésta, quien escribe estas líneas, dicho sea de paso) descubra el álbum. Porque, por lo visto, de las dos pistas de primera aparición, una formaba parte de la banda sonora de la insufrible Call me by your name y la segunda se incluyó en la grabación de un concierto del artista de Detroit, Michigan.
Dicho esto, cabe recordar que el presente trabajo nace de los pesarosos sentimientos que le provocó al músico la muerte de su madre. Una tradición, la de crear a partir del duelo, que se puede remontar a Jorge Manrique. Así las cosas, Death with dignity abre este conmovedor álbum. Es un corte melancólico e introspectivo en el que, obviamente, imperan a la ausencia y la aflicción por el terrible suceso. Se habla también de la búsqueda de sentido para seguir adelante. La música se erige en un arpegio de piano y guitarra (en la parte aguda del diapasón). Por su parte, la voz está doblada y presenta muy pocos efectos. I should have known better expresa el dolor infantil y el remordimiento por no haber procesado bien la angustia en su día. En adición, el narrador vuelca las esperanzas en su sobrina. Suena un par de pistas de guitarra (una da acordes y otra arpegia) y un interludio de piano eléctrico y percusión.
All of me wants all of you trata de una relación intensa en lo sexual, pero vacía en lo emocional. Se compone de rasgueos de guitarra, apoyados por un banjo en la introducción, y arreglos de sintetizador, así como de varias capas vocales. A continuación, encontramos Drawn to the blood, una cruda reflexión, llena de simbolismos, sobre la vulnerabilidad y los traumas. La estructura musical es similar a la anterior, con la particularidad de que los sonidos sintéticos se emplean aquí para reforzar el estribillo.
Eugene, enteramente a guitarra, versa sobre la nostalgia de una conexión muy arraigada a nivel emocional. También hay alusiones a la madre fallecida y a diversos recuerdos del protagonista mediante imágenes muy concretas en la línea de la memoria involuntaria de Rousseau y Proust. En otro orden, Fourth of July es una conversación imaginada entre Stevens y su madre. En ella se aborda la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Entre los elementos musicales presentes destacan el piano eléctrico, que ejecuta figuras con staccato y el vaporoso sintetizador que lo acompaña. The only thing explora el duelo, la fe y el amor. Consta de dos pistas de guitarra arpegiada y un interludio construido a través de varias capas de sintetizador.
La canción homónima funciona como síntesis temática del disco. Aparecen, de nuevo, la guitarra y los sintetizadores sutiles. En John my beloved, por otro lado, están presentes la pérdida, la culpabilidad religiosa, la sexualidad y el amor. A la voz susurrada y el sintetizador se les suma una percusión programada y unos coros. No shade in the shadow of the cross es un retrato directo sobre la depresión, la culpa y el duelo. La guitarra se arpegia como en una balada folk. Por tanto, contrasta lo agradable de la música con lo terrible de la letra. Finalmente, Blue bucket of gold (constituida por teclados, coros y sintetizadores) expresa el deseo de amor y pertenencia. Contiene también ciertas ambigüedades y termina, como inició el álbum, con una pregunta.
O al menos esa estructura cíclica se daba en su origen, en su versión original, pues, seguidamente, hallamos varias versiones prototípicas de algunas pistas. La inmensa mayoría, salvo alguna excepción en la que se distingue un banjo, incluyen únicamente guitarra y voz. Esto se traduce en que algunas canciones funcionan mejor con menos elementos y otras requieren de los varios arreglos analizados para funcionar y camuflar sus carencias. La más evidente es, sin duda, la escasa variación armónica; en cinco minutos que duran ciertos temas, apenas muda la armonía principal.
En lo que respecta a las supuestas nuevas inclusiones, Mystery of love narra una experiencia amorosa intensa y formativa, en referencia a los versos de Alfred Lord Tennyson (“es mejor haber amado y perdido que no haber amado nunca”). Mientras que la oscura Wallowa Lake monster mixtura hábilmente la mitología de la criatura de Oregón con retazos biográficos de la madre. En lo musical es bastante interesante; distinguimos un piano, cuerdas y flauta (probablemente sintéticas) y una sección de viento metal (lo lógico es que sea analógica).
En definitiva, quienes ya estén familiarizados con la obra del estadounidense imagino que percibirán que el tiempo no ha hecho mella en el álbum. Por otra parte, los que se enfrenten por primera vez a Carrie & Lowell advertirán el valiente esfuerzo lírico e introspectivo realizado por Sufjan. En lo que a la música se refiere, es muy grato de escuchar, aunque a uno le queda la duda de si el mensaje (con permiso de Hitchcock para el uso de este término) no se perderá a oídos de un consumidor no angloparlante. Espero, por tanto, que nadie se quede en la superficie del Wallowa particular de este lacerado trovador.