T SOL BS

BARBRA STREISAND 

THE SECRET OF LIFE: PARTNERS, VOLUME TWO 

Columbia 

Nota: 7.8 

Comentario:  

Como es pertinente señalar en estos casos, Barbra Streisand (83 años) no tenía ninguna necesidad de volver al estudio. Primera ganadora, con tan sólo 30 años, de lo que se conoce como “Egot” (premiada con un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony) y con una carrera musical longeva y sobresaliente, la cantante y actriz estadounidense decidió reunir a una serie de artistas y grabar la segunda parte de sus duetos. El resultado no roza la excelencia que a muchos nos gustaría, sin embargo, la maestría, el saber hacer de la neoyorquina y de varios de sus compañeros hace de este disco una deliciosa escucha para cualquier oyente. El repertorio varía entre algunos standards de la música estadounidense y composiciones de la autoría de los invitados. En los mejores momentos, la complicidad de la protagonista con sus determinados socios, unida al acompañamiento orquestal, conforma una propuesta elegante, sutil, emocionante. En los peores, por contra, las voces no se complementan como deberían, los arreglos perjudican a las canciones y, en conjunto, parece sonar como un musical de Broadway pasado de rosca. Si bien no se le puede atribuir enteramente la culpa de lo anterior a la también actriz y productora.  

En la primera colaboración, The first time ever I saw your face, figura Hozier, cantante que en la década pasada gozó de gran éxito con un sencillo llamado Take me to church. Una breve introducción de la orquesta antecede a la voz de Streisand. Cuando se integra la de Hozier, entra la batería. Si bien éste suena un poco afectado, cabe señalar que desempeña un mejor papel que la propia Barbra. A continuación, suena la bellísima composición que Paul McCartney dedicó a su tercera esposa, My Valentine. Arduo trabajo tenían ambos por delante, pues la versión original es prácticamente insuperable y los elementos que aparecen lo hacen en su justa medida, con conocimiento de causa. No obstante, la mezzosoprano se había preparado muy bien, hasta el punto de impresionar al legendario músico de Liverpool, pues ni éste recordaba la letra tan bien como ella. Como las comparaciones son siempre odiosas, me limitaré a decir que la grabación actual, con piano y cuerdas es muy sólida.  

To love you again es una discreta interpretación de Streisand con Sam Smith de piano y orquesta. El tema es del mismo Smith, que muchos recordarán por otra canción que escribió, Stay with me. Así las cosas, llegamos a uno de los momentos estelares del álbum, la versión con el inigualable Bob Dylan de una de las mejores canciones de amor habidas y por haber, The very thought of you. Esta colaboración llega sesenta años después, pues, en su día, el bardo de Minnesota le envió flores y una carta a Barbra al objeto de grabar juntos. Ella no aceptó porque no se le ocurría qué podían cantar y, ahora, seis décadas después y sabiendo que el primero le dedicó Lay, lady, lay, la cantante le propuso, al fin, que se diera el encuentro. Para compensar, incluso, le dejó elegir el tema que quisiese. Sé bien que los que hayan escuchado el álbum del de Duluth con canciones que interpretó Sinatra, tendrán sus reservas acerca del rol de Dylan. Pero no olvidemos que se trata de quien se trata. El misterioso milagro vuelve a manifestarse, Bob, susurrando arena y empujando aire de más, borda su parte, emociona. ¿Cómo es posible? Sólo el dueño de esa particular voz que, diríase, ha mejorado respecto a los años anteriores lo sabe.  

Letter to my 13 years old self es otro pasaje formidable de estos duetos. Participa la islandesa Laufey, propicia, sabiamente, al jazz. Suena, además de la orquesta, una guitarra limpia, del género mencionado. Ambas voces están en sintonía, a la joven no le ha pesado la tarea de cantar junto a Streisand. One heart, one voice sume en la melancolía por lo mediocre de la producción y el despropósito vocal que ha supuesto juntar a Ariana Grande y Mariah Carey. La voz de la cantante de origen latinoamericano, que posee mayores facultades actualmente, está tan tratada con tantos efectos que no se sabe cómo suena en realidad. Una lástima.  

I love us tampoco alberga nada extraordinario. El cantante country Tim McGraw desentona, quiere hacerse notar demasiado y eso lastra a esta pista compuesta de guitarra, piano y guitarra pedal steel. Secret of life levanta los ánimos por la aparición de James Taylor y la magnífica compenetración de su voz con la de Streisand. En otro orden, a la guitarra se le suma la orquesta. Llama la atención, como decía, el magnífico desempeño de Taylor, tanto si se encarga de la segunda voz como de la principal. Seguidamente, oímos al extraordinario Sting, con su clásico Fragile, adjetivo que describe la condición humana. Quien escribe estas líneas prefiere la grabación original, no obstante, la presente nada desmerece. Sobre todo, por la expresiva introducción de oboe y la inclusión de cuerdas, arpa y percusión. El reproche, por tanto, es para Barbra, cuya interpretación debería ser más comedida.  

Where do I go from you? cuenta con la participación de un tal Josh Groban, de registro barítono. En esta ocasión vuelve a dar la sensación de falta de mesura por parte del acompañante de Streisand. Parecería, además, que el cantante quisiera parodiar a Elton John. En lo musical, hallamos piano, cuerdas y percusión. Finalmente, en Love will survive, que está compuesta, en parte, por Hans Zimmer, interviene Seal, autor de la irresistible Kiss from a rose. Puede que su forma de cantar, con su intensa y especial textura vocal, rayando en la ronquera, no convenza a todos, pero lo cierto es que aquí funciona con acierto.  

En suma, el segundo volumen de duetos de Barbra Streisand contiene cortes formidables y emotivos. Los peores tramos, al menos en lo que respecta a las voces, rara vez son responsabilidad de quien naciera en Brooklyn en 1942. Ahora bien, como directora artística del álbum, queda la duda de si en la producción debería haber cambiado ciertos arreglos incongruentes de algunas de las pistas. De si era deber suyo el haber mejorado esos errores. Lo que es seguro es que la mezzosoprano sigue en forma y pasar un rato en compañía de McCartney, Dylan, Sting o Taylor es algo de lo más placentero.  

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