El Mundo Es Nuestro Cartel 1

Título: El mundo es nuestro

Año 2012

Duración 86 min.

País España

Director Alfonso Sánchez

Guión Alfonso Sánchez

Música Maravilla Gypsy Band

Fotografía Daniel Mauri

Reparto Alfonso Sánchez, Alberto López, Olga Martínez, Daniel Morilla, Antonia Gómez, José Rodríguez, Estrella Corrientes, Miguel Ángel Sutilo, Pepa Díaz-Meco, María Cabrera Vasco, María Teresa Sandoval, Pepe Quero, Antonio Dechent

Productora Mundoficción / Jaleo Films / Canal Sur TV

Valoración 6.7

De verdadero mazazo cómico podríamos calificar a esta descarada EL MUNDO ES NUESTRO. Alfonso Sánchez, su director, guionista e intérprete principal, impone con una fervorosa voluntad un sano discurso cinematográfico tan modesto como hilarante, tan inmoderado como corrosivo. La película dista mucho de ser perfecta, pero la suma de sus acaloradas virtudes es muy superior a los desperfectos ocasionados por una sonora incontinencia narrativa.

Alfonso Sánchez, para éste su debut en el terreno del largometraje, ha echado mano de dos personajes a los que conoce radiográficamente. Son El Culebra y el Cabeza, dos criaturas paridas por él,  protagonistas de unos exitosos cortometrajes, que, por ejemplo, cuentan con casi nueve millones de reproducciones en  la plataforma Youtube.  De hecho, el arranque del film bien pudiere ser considerado como una posible continuación de uno de ellos, el más conocido, titulado ESTO YA NO ES LO QUE ERA.

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El Culebra y El Cabesa son dos jóvenes chandaleros sevillanos, muy  enfadados con el cambiante, corrupto mundo que les rodea. Son dos cabreados analfabetos, parados, medio delincuentes, de baja extracción social, a los que sólo parece sonreírle la profunda amistad que mantienen desde una infancia vivida en el mismo barrio obrero de extrarradio. 

Una amistad a la que parece ser inherente una incontenible pugna dialéctica: la delirante interrelación entre  el Culebra y el Cabeza –sus acaloradas conversaciones- actúa  como mecha para el estallido del combustible que anida en sus degradadas neuronas de rateros con fundamento, sus continuadas disertaciones los encienden hasta el más disparatado de los surrealismos y les “condena” a cometer unas disparatadas acciones. Una de ellas se nos es mostrada en la primera secuencia del film: sobre una moto, enzarzados en una de sus cotidianas pugnas verborréicas,  ocultando sus rostros bajo un caperucho  de nazareno, se dirigen hacia la C/ San Jacinto, del sevillano barrio de Triana, a cometer un atraco en una oficina de Bankasur, con el objetivo de emular a el Dioni y marcharse con el botín a Brasil.

EL MUNDO ES NUESTRO narra el desarrollo del atraco y, fundamentalmente,  las complicaciones que a los dos raciales atracadores les sobrevendrán tras irrumpir en la sucursal un empresario lleno de dinamita, que, desesperado ante las deudas a las que no puede hacer frente porque su empresa no cobra sus servicios a unos estamentos oficiales, está dispuesto a que todos los allí presentes, atracadores y rehenes, salten por los aires.

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El film es una atractiva muestra de valentía narrativa y gracejo crítico. Sánchez hace de la necesidad virtud y no se amilana ante las evidentes carestías formales del producto. La presumible falta de un holgado presupuesto es suplida por un evidente sentido del control sobe todo el producto. Pese a lo que su apariencia externa pudiere inducir, EL MUNDO ES NUESTRO no es, en absoluto, un disparate, sino un honesto ejercicio cinematográfico solventado con una nada despreciable pericia, que sabe encaramarse humildemente hacia lo que, en épocas pasadas, consiguieron algunos de los mejores comediógrafos de nuestra cinematografía.

Ese espíritu subversivo, negro, picaresco y realista viene modelado por un guión que tiene la sabiduría de no dejar que el soporte argumental de la función gravite en torno al protagonismo absoluto de los dos discípulos de El Dioni. Aunque aliñado en un excesivo abuso de brocha gorda,  la película muestra durante su primer tercio un solvente acercamiento a todos los personajes que quedan encerrados en la oficina. Sin embargo, posteriormente, con mucho tino y conducido con un notable aplomo observativo, la historia propone una doble salida al exterior: la que, de un lado, dirime la actividad policial, y la que, de otro, inmiscuye a los medios de comunicación que corren a hacerse cargo del altercado (descacharrante la reportera del canal televisivo).

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Sánchez resuelve la disparidad de puntos de vista con una eficacísima soltura, sin que la inercia de los acontecimientos reste potencia a la brutal saña humorística con la que se emplea para capturarlos. Por el tamiz de su lúcida desvergüenza pasa la corrupción banquera, la crisis económica actual, la incompetencia política, las obsesivas raíces culturales de la tradición, la escampada picaresca social, el engaño colectivo y la frustración populachera.  

Pese a sus evidentes altibajos,  a alguna que otra salida de tono, y a la sensación de que a la concatenación de situaciones le hace falta un repaso,  el realizador sale más que airoso del principal brete que plantea este tipo de vertiginosas comicidades: la caída en la astracanada, en la papanatería, en la chusca complacencia pseudograciosa. 

EL MUNDO ES NUESTRO es digna,  reconocible y  divertidísima, un ejemplo más que valido de que para conseguir autenticidad cinematográfica no vale cualquier improvisación: el film de Alfonso Sánchez, bajo su aparente desaliño escénico,  esconde un milimétrico trabajo de organización. Por eso su debut se aleja tanto de la barbarie y se sitúa noblemente en el difícil terreno de la suficiencia.

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