Miel De Naranjas Cartel 1


Título: Miel de naranjas

Año 2012

Duración 101 min.

País España

Director Imanol Uribe

Guión Remedios Crespo Casado

Música Nuno Malo

Fotografía Gonzalo F. Berridi

Reparto  Iban Garate, Blanca Suárez, Karra Elejalde, Eduard Fernández, Carlos Santos, Nora Navas, Ángela Molina, Jesús Carroza, Fernando Soto, Barbara Lennie, Adelfa Calvo, Antonio Dechent, Ramón Ibarra, José Manuel Poga

Productora Alta Producción / TVE

Valoración 5.8

Imanol Uribe regresa a la dirección de la mano de una historia que tiene como telón de fondo los fatídicos años del franquismo de los años cincuenta. Concretamente, los duros años en los que el régimen se cebó de forma fulminante con el más mínimo amago de protesta, lucha o intento de desestabilización. La implacable perversión del poder cuando decide cortar de raíz cualquier viso de amenaza. El avieso estamento mandatario impuso su más injusta impiedad en aras de un calculado atemorizamiento general.

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Como punto de vista principal mediante el que introducirnos en estos oscuros acaecimientos, MIEL DE NARANJAS nos presenta a Enrique, un joven que está haciendo el servicio militar, ejerciendo funciones de mecanógrafo,  estando destinado en el despacho de un alto mando andaluz del ejército. Se da la circunstancia de que este superior es el tío de Carmen, la novia de Enrique. Los problemas comienzan cuando unos determinados hechos hacen que Enrique tome la decisión de involucrarse en la oposición, oculta y represaliada, del poder establecido. Esto es, en contra del tío de Carmen.

Lo primero que cabe decir de MIEL DE NARANJAS es la loable intención de su equipo creativo por intentar escapar de los cauces más previsibles del cine español ambientado en la época del poder franquista.

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El magnífico guión utiliza los hechos históricos como telón de fondo definitorio de un ambiente opresor, injusto y peligroso, pero no se ofusca en saldar cuentas apriorísticas. Para entendernos, la película de Uribe se sitúa a años luz del empobrecimiento maniqueo que, por ejemplo, lastraba las posibilidades de LA VOZ DORMIDA, de Benito Zambrano. MIEL DE NARANJAS, aunque pague algún obligado peaje propio de esta tipología, no fundamenta su discurso en torno a un mensaje, sino en torno a una historia.

A la película, más que la calificación de histórica, habría que adscribirla al género policiaco. MIEL DE NARANJAS es antes un thriller dramático que un film obsesivamente historicista. De ahí que lo más importante sea la perfecta gradación de las situaciones, antes que la veracidad de los hechos narrados. No resulta extraña la convocatoria de Imanol Uribe para esta empresa. Si algo caracteriza al creador de la soberbia DÍAS CONTADOS, es su limpia capacidad para la narración genérica pura, alejada de cualquier retórica autoral.

MIEL DE NARANJAS, en sus mejores momentos  -los dos últimos tercios- disfruta, pues, de dos bazas tan fundamentales como son la pericia del material escrito de partida y la profesionalidad impecable del profesional encargado de construirlo audiovisualmente. Nos hallamos ante un film elegante, fluido, digno, y que saca loable partido de esa intentona de adscribirse al género de la intriga histórica.

No obstante la seriedad de los mimbres citados,  la película padece un nítido desequilibrio. Mientras, por un lado, Uribe se muestra muy sólido en cuanto a la gradación soldadesca de la confabulación de los acontecimientos, por otro, no sabe solucionar la vertiente romántico-dramática que emplaza la relación de Enrique y Carmen. El alto grado de apasionamiento que debiere infligir una trama que, en principio, se antoja fundamental, acaba diluyéndose por la primacía evidente de otros hilos narrativos. A MIEL DE NARANJAS le falta desgarro, desesperación y apasionamiento en su espina dorsal.

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En este sentido cabe poner de manifiesto la bisoñez de la pareja de actores protagonista. Ni Iban Gárate ni Blanca Suarez están a la altura de esa visceral tesitura. Su implicación no es, ni mucho menos, desastrosa, pero es insuficiente, sobre todo, cuando otra de las virtudes del film es la excelencia del reparto de secundarios convocados.

Los jóvenes intérpretes nada pueden hacer frente a la sabiduría y la intuición interpretativa de eminencias del calibre de Ángela Molina, Eduard Fernández o Karra Elejalde. A éstos se les une además el furioso trabajo de un Carlos Santos que impone los momentos más tensos de un film que debería hurgar más a fondo en una tensión que debiere haber sido más acuciada.

Magníficamente producida, escrita con un celo y una solidez impecables, MIEL DE NARANJAS adolece de un exceso de amarre por parte del director en el desarrollo central de los sucesos descritos. Uribe peca de frío. Sin embargo, cuando el film parece que va a estrellarse contra esa nociva paralización, se levanta sobre sí mismo entregando un último tercio magnífico, que constata la intensidad no fraguada con anterioridad.

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