Una Cuestion De Tiempo Imagen 1

Título original: About Time

Año: 2013

Duración: 123 min.

País: Reino Unido

Director: Richard Curtis

Guión: Richard Curtis

Música: Nick Laird-Clowes

Fotografía: John Guleserian

Reparto: Domhnall Gleeson, Rachel McAdams, Bill Nighy, Tom Hollander, Margot Robbie, Rowena Diamond, Vanessa Kirby, Lindsay Duncan, Matt Butcher, Lee Asquith-Coe

Productora: Universal Pictures / Working Title Films / Translux

Nota: 6.3

Hemos salido ganando con el proceso de depuración. Richard Curtis ha tenido a bien liposuccionarse la melosonería del que fuere su debut como director de largometrajes para la pantalla GRANDE, la insoportablemente ñoña LOVE ACTUALLY, ese compendio indigesto a borbotones inatacables,  y abusivo de sí mismo  como creador obsesionado con la comedia romántica aromatizada a la británica.

LOVE ACTUALLY no era una película, sino un catálogo de romanticismo fotonovelero y superficial. Daba la impresión que el único interés del realizador era la acumulación de surtidos amorosos variados. El no va más de los afectos, el aquí me cabe todo, el yo me lo sé “tó”: la cajita Cuétarade las películas de amor y el chocolate de sus gracejos. El resultado, lógicamente, fue decepcionante, sobre todo dada la eficacia demostrada por el debutante, con anterioridad,  en el campo de la escritura cinematográfica: recordemos que había sido el guionista de dos productos tan emblemáticos como CUATRO BODAS Y UN FUNERAL y NOTHING HILL.

Por fortuna, UNA CUESTIÓN DE TIEMPO dispone de una sencillez enunciativa que la equipara, mucho antes que a la inasumible LOVE ACTUALLY, al citado y exitoso pasado como guionista. La película es un paseo bien reconocible por las marcas estilísticas de la casa, pero en el que actúa como virtud de primer orden la renuncia a tratar de epatar al público mediante el desparrame torrencial de  catarata por episodios de acumulaciones sensibles.

El film, además, no tarda en postularse como una original fábula no realista. Tras una fiesta de nochevieja en la que los planes ligones no le han salido tal y como esperaba al tímido y pesimista en el amor de Tim Lake, su padre le llama a su despacho para tener una conversación con él.una-cuestion-de-tiempo-imagen-2 En ella le desvela un fantástico secreto familiar: todos los miembros varones de su genealogía disponen de la facultad de poder hacer viajes en el tiempo hasta hechos vividos por quien decide emprenderlos. UNA CUESTIÓN DE TIEMPO narra los tejemanejes que Tim irá urdiendo para conseguir el amor de Mary, aprovechándose de este poder.

Lo mejor que podemos decir de UNA CUESTIÓN DE TIEMPO  es que, pese a que no cese de evidenciar que tras su puesta en escena, tras la urdimbre del desarrollo narrativo, tras la pincelación y aprovechamiento de los personajes secundarios, y tras la creación de los diálogos dispuestos en su escritura se halle, para mal, la meliflua personalidad de Curtis, pese a todo, insistimos, el film funciona con mucha dignidad. El sometimiento al punto de vista sorprendido –y aprovechado de la aptitud recién estrenada- del personaje central hace que una eficaz concentración narrativa alivie la sobredosis “autoral” a a que Curtis no sabe escapar.una-cuestion-de-tiempo-imagen-3

Además, poco a poco, conforme avanza la narración de acontecimientos, la película va abandonando la vena romántica desde la que parte con absoluta notoriedad, para ir desenmascarando una validísima reflexión sobre las relaciones paterno-filiales. El film renuncia, de algún modo, a obcecarse en la relación de la pareja protagonista, en su evolución como matrimonio y va refugiándose en la responsabilidad del sentimiento paterno generado en la figura de Tim en dos sentidos bien distintos: el primero, como padre de sus propios hijos; el segundo, como hijo de su propio padre. La figura del personaje interpretado por Bill Nighy va emergiendo de una forma fundamental y esto posibilita que la vena romanticona no se adueñe del todo el peso emocional del relato.

En definitiva, con muestras de algunos de los defectos insoslayables al estilo del autor (buenrollismo extralimitado, planicie realizativa, etc), pero también con los rasgos más disfrutables (eficacia puntual de los personajes secundarios, esfuerzo por evitar la vulgaridad, el cultivo del toque británico, etc.), UNA CUESTIÓN DE TIEMPO brinda un buen rato de cine, porque no comete ninguna imprudencia que atente con lo mucho que tiene de disfrutable.

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