Lo mejor aún por ocurrir
Nervios. Eran las 20:30h del pasado viernes y muchos apurábamos nuestro pitillo antes de entrar al evento organizado por I’m an artist. La reunión de Chucho había levantado bastante revuelo, igual que la de Surfin´ Bichos hace unos años. Y es que cuando hablamos de Fernando Alfaro, hablamos de historia de la música patria.
Aunque el inicio fue demoledor -pese a algún problema técnico- con temas como “Conexión de Hueso”, “Motor de Perro Negro” o “El Ángel Inseminador”, esos nervios impacientes que comentaba antes por parte de la parroquia no se veían correspondidos en forma de entrega. Es posible que muchos de los allí presentes, de edad más madura que la media de un bolo cualquiera, quisiéramos vivir esto de una manera más intrínseca -no se reúne Chucho todos los días-.
El concierto fue transcurriendo de manera impecable gracias al buen hacer de Alfaro y su equipo titular: Miguel Gascón, Javier Fernández, Juan Carlos Rodríguez y Emilio Abengoza. El perro sin raza fue desgranando un setlist hecho para auténticos fans. Temas de pura poesía cruel y rabiosa como “No me Importa” o “Extraradio” eran ladrados por el chucho, que aunque callejero, no le faltó ‘pedrigree’ para hacer que nos arrancáramos el pecho y gritáramos en “Ricardo Ardiendo”. La noche estaba lanzada. La banda perfectamente engrasada fue soltando aristas cortantes en forma de temas que hacían que el público se fuera entregando más y más.
Momentos cumbres protagonizados por temas como “Gran Angular”, “Huracanes con Nombre” o “La Muerte del Monstruo” nos llevaron en volandas al final del concierto. La distorsionada guitarra de “El Detonador EMX-3” o el aullido del teclado inconfundible de su himno “Revolucion” serian los momentos previos al cierre del bolo.
Como perros impacientes, con sarna y furia, nos agolpamos en la barra a pedir la última cerveza. Sabíamos que “Magic” aun no había sonado y no se la iban a dejar en la jaula. Las rápidas y frenéticas “Erección del Alma” y “Perruzo” nos acercarían a base de saltos y dentelladas a ese momento “Magic”(o) en el que la sala coreo aquello de “lo mejor de nuestra vida aun esta por ocurrir”. Aun habría tiempo para un bis más a cargo de la oscura “Inés Groizard”, que acabó en un muro sonoro formado por la telaraña de sus guitarras, que nos atraparon en ese momento para siempre. Apoteosis.