Tennis
Cape Dory
[Underwater Peoples Records; 2011]
6.5
Fiebre por los sonidos retro, por las girl groups, por volver a aquella época en la que Phil Spector era el rey. Hoy el creador del muro de sonido está entre rejas y la locura por la esencia de sus producciones ha vuelto más viva que nunca.
Ha vuelto y con fuerza. Si algunos de los que empezaron de forma macarra con todo esto como las Vivian girls o Best Coast ya están más que asentadas dentro de la esfera indie, ahora es el turno del matrimonio Riley. Patrick y Alaina se embarcaron en un viaje en barco sin saber que él tocaba la guitarra y ella cantaba como los ángeles y voilá. La química, la brisa marina, las olas o vaya usted a saber qué, hizo que la magia de las películas made in USA apareciese y compusieron cuatro maravillosas canciones de verano. Un Ep con hitazos para pasear en chanclas y un bañador moderno hasta la playa más próxima.
Sin comentar lo absurdo de la campaña marketiniana del matrimonio que no conocía acerca del saber hacer musical de la persona con la que compartía cama, podemos decir que fue todo un acierto, cuatro joyas pop inmediatas que fueron quemadas sin miramientos por servidor a la espera de la puesta de largo de la pareja de Denver. Meses más tarde y habiendo creado gran espectación presentan este “Cape Dory” que para los curiosos, recoje su nombre del fabricante de barcos al que pertenecía el velero con el que surcaron el la aguas de la costa americana. Todo ello bajo el manto de “Underwater peoples” sello, entre otros, de los maravillosos Real State.
Y parece que la técnica del Ep exitoso está volviendo para quedarse en la industria musical independiente, grupos como The drums o Best Coast pueden dar fe de las bondades de la fórmula Single cuando se quiere lanzar un nuevo grupo al mercado. Así que tras comprobar que habemus cuatro hits, le incluimos seis más y ya tenemos uno de los debuts de lo que llevamos de año. Bueno, seis temas y una portada de lo más kitsch que alcanzamos a recordar que, también para los curiosos, es un guiño a un disco de Lisa Hartman de 1979, Hold on y no, no os lanzéis a buscarlo, es un horror comercial de los 80’s.
Diez canciones en las que no faltan uuuhhhh’s, oooohhhh’s desde el primero al último de los temas. La dulce voz de Alaina en primer plano acompañada de coros que remiten claramente a los días de verano como en “Long boat Pass” o “Searfarer” con una línea de bajo ascendente y esas guitarra simples que parece que hayas escuchado toda la vida. Dos temas inéditos de los más destacables entre las novedades del LP. Letras inspiradas todas en sus vivencias en el viaje, como en “Take me somewhere” que abre el disco con este lapidario título para las feministas. Sí como a los perros ¿puede haber algo más trasnochado? Pero que no se rasguen las vestiduras aún las enemigas de los sujetadores, esto sólo es post modernismo y lo retro se cuida hasta en la lírica. Pese a todo, el tema parece aburrido en un principio para finalmente, arrancarse a la mitad y cerrar un auténtico hit de los de otra época con más coros sesenteros y guitarras rasgadas, para que bailemos.
También hay lugar para los temas sacados de bailes de fin de curso como “Bimini Bay” o “Pigeon”. Olor a ponche, luces bajas, la guapa, el popular y la fea. Lo tenemos todo para cambiar un poco el registro del disco y que no se haga cuesta arriba la segunda mitad. Pero no nos olvidemos de que el del dúo de moda es un disco de hits inmediatos, teclados retro y guitarras juguetonas como en “Baltimore” o “Marathon”, dos de los adelantos que disfrutamos en el Ep para volver la senda del buen royo.
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Diez canciones fáciles, inmediatas, de esas que consiguen enganchar a los amantes de los hypes de usar y tirar como uno mismo. Un disco que tiene la cruz de ser demasiado veraniego, demasiado de temporada, demasiado ramplón, tanto que tras las escuchas acaba cayendo por su propia ligereza y falta de originalidad. En definitiva un disco divertido y casual pero que peca en exceso de recorrido y se deshincha con las escuchas, tampoco es necesario que cada disco sea algo trascendental, pero parece que esta hornada retro sesentera empieza a atragantarse y se huele en el ambiente que alguien tiene que empezar a cambiar de década a imitar cuanto antes.