El Cine español está de enhorabuena
En un año marcado por noticias como la subida del IVA, la notable merma de asistencia a las salas de cine en nuestro país, el pinchazo morrocotudo del peor Almodovar imaginable (la abyecta LOS AMANTES PASAJEROS) o la ausencia de un producto que rompiera la taquilla al estilo de LO IMPOSIBLE, de J. A. Bayona, desde MUSICZINE.ES no podemos hacer un resumen de la presente temporada sin destacar un acontecimiento que, sin duda, se ha convertido en el hecho más destacado de todo el 2013 a nivel de público. Nos referimos al éxito de la iniciativa de la llamada “Fiesta del Cine”.
Durante los pasados 21, 22 y 23 de octubre, todos los cines de España vendieron sus entradas a 2.9 €. La arrolladora respuesta de los aficionados dejó bien clara una cosa: el público no va al cine porque haya renegado de ese hábito, porque decida consumirlo en casa gracias a otros cauces o porque no le interese el Séptimo Arte; ni muchísimo menos, la gente no acude a las salas de cine porque el precio de las entradas es desorbitadamente caro.
Las grandes colas a las entradas de las salas hicieron que la iniciativa tuviera carácter de revolución frente al injusto estado de las cosas. Nos congratulamos por ello, esperando que los colectivos implicados en esta industria hayan tomado buena nota de lo acaecido. Las salas de cine pueden volver a llenarse de gente si el precio de la entrada se adapta a las circunstancias de este largo y dramático tiempo de crisis.
Por lo demás, no sin antes mostrar nuestra satisfacción por la notable cosecha de cine patrio que hemos disfrutado esta temporada, nos proponemos ahora la elaboración de lo que, a nuestro juicio, es el listado de títulos compuesto por el mejor cine español visto durante este año por nuestros especialistas (a falta de poder visionar aún títulos tan prometedores como LOS ILUSOS, de Jonás Trueba, GENTE EN SITIOS, de Juan Cavestany, o URANES, de Chema García Ibarra).
Lo hemos hecho atendiendo a los mismos criterios cronológicos que en ediciones anteriores; es decir, han entrado en nuestras calurosas deliberaciones todas las películas cuyo estreno comercial ha tenido lugar entre el 1 de enero y el 13 de diciembre del 2013, así como las que hemos podido visionar en los certámenes cinematográficos a los que hemos asistido durante esas mismas fechas (por lo tanto, no ha podido ser valorada ISMAEL, de Marcelo Piñeiro, que va a ser estrenada la semana que viene).
Hecha esta aclaración, sólo nos queda reseñar que la gran noticia del cine nacional 2013 es, sin lugar a dudas, el estreno en circuitos no comerciales de la película portuguesa CENTRO HISTÓRICO, en la que se incluye un mediometraje del más grande cineasta vivo que dispone nuestra cinematografía. Víctor Erice, el autor de EL ESPÍRITU DE LA COLMENA, EL SUR y EL SOL DEL MEMBRILLO, ha vuelto a regalarnos una pequeña pieza maestra, CRISTALES ROTOS, ya indispensable, en la que sigue demostrando su emocionante talento para el hálito poético hondo, reflexivo y contumaz. Ojalá que el 2014 nos depare, por fin, la buena nueva de su regreso al terreno del largometraje.
Así pues, prepárense a disfrutar de la lista más ricarda del cine español. Definimos ricarda como toda reflexión hecha a la vera de una croqueta de Casa Ricardo, ese templo gastronómico sevillano, en el que se come de cine y corre el fino brindador por la memoria de Doña Sara Montiel y doña Amparo Rivelles.
Grasiento, rebozado, etílico, con palillos y provecho, nuestro listado es éste:
15.- EL MUERTO Y SER FELIZ, de Javier Rebollo
Rebollo y sus severas circunstancias. El cine de uno de los francotiradores más audaces que posee el panorama del
cine europeo contemporáneo nos brindó a principios de año una nueva muestra de su hierática singladura. Rocosa “road movie”, decadente western intelectual, melodrama anticlimático, la singladura de un hombre al que se le termina de diagnosticar un cáncer irreparable y que, armado de un revolver, decide emprender un viaje a ninguna parte, hacia sí mismo, o hacia ambas cosas a la vez, le sirve al autor de LA MUJER SIN PIANO para volver a brindar un recital de su implacable dificultad observativa.
El film, sin lugar a dudas, mucho más que por las (no aptas para todos los públicos) virtudes que dirime el inasequible realizador, queda grabado en la memoria del espectador, porque el cuerpo que da vida a la progresiva muerte del protagonista no es sino el de uno de los veteranos más excepcionales con los que cuenta nuestra cinematografía. Santos, ese es su nombre, tiene la suerte de ser responsabilidad de la sapiencia verborreica y presencial del gran José Sacristán. El actor, con todo merecimiento, logró el último Goya al Mejor Intérprete Protagonista.
14.- LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA, de Daniel Sánchez Arévalo
No le ha salido todo lo redonda que esperábamos, pero resulta indudable constatar que LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA logra enderezar el rumbo renqueante contra el que había ido a parar una filmografía estrenada, en el año 2006, con la excelente AZULOSCUROCASINEGRO. Boda y fútbol, amoríos y enconos familiares, la cuarta película del autor de PRIMOS parte de una premisa argumental muy ingeniosa. El hermano más pequeño de una numerosa familia pone fecha de boda justo el día de la final de fútbol de Sudáfrica: el disgusto es generalizado y no porque la novia llega con regalo prenatal.
Sánchez Arévalo vuelve a demostrar que es un director capacitado para la tonalidad agridulce, para la descripción de caracteres, para la urdimbre de una trama en la que las relaciones interpersonales de los personajes se convierten en la baza principal de los conflictos, para la gestación de unos diálogos llenos de ironía y, sobre todo, para una dirección de actores atenta siempre a la chispa de espontaneidad que le prestan los elegidos. LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA depara un consistente rato de amabilidad cinematográfica.
13.- VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS, de David Trueba
La filmografía de David Trueba se endereza con VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS. Tras el fallido experimento que supuso MADRID 1987, el autor de SOLDADOS DE SALAMINA regresa al territorio dramático dentro del cual ha logrado los mejores momentos de su filmografía: el melodrama sentimental ligero, salpicado de perspicaz comicidad.
La intentona de un profesor de inglés por tratar de llegar al rodaje de una película en Almería en la que participa su ídolo, John Lennon, le sirve de excusa al realizador para trazar una honesta mirada retrospectiva a la España tardofranquista. VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRRADOS respira sencillez, transparencia y gentileza, aunque tolera escuetamente una observación nada complaciente con el entorno espaciotemporal en el que enmarca los hechos narrados. Javier Cámara presta sensibilidad, hondura y viveza a uno de los mejores personajes masculinos del año.
12.- OTELO, de Hammudi Al-Rahmoun Font
Interesantísima relectura del clásico de William Shakespeare, en la que el texto del genial dramaturgo inglés no es sino la excusa para la gestación de un curioso experimento cinematográfico. La película basa su original singladura en el rodaje de un film que pretende adaptar la obra protagonizada por ese legendario celoso. Cine dentro del cine, reclamado con una pertinencia tan sorprendente como envenenada: el guión va a ir revelando como entre los actores protagonistas del film se va a ir incubando la tensión de los personajes que les toca interpretar.
Rodado en tres días, con 15.000 euros de presupuesto, OTELO viene a certificar que lo importante en un film no es la modestia de su producción sino la capacidad para lograr el resultado perseguido. OTELO así lo hace, y, de ninguna manera, habría que calificar de menor la exigencia de su punto de partida. Manipulación, engaño, deseo, obsesión por un determinado objetivo, el film cuaja una pérfida función cinematográfica en la que el foco de atención de la cámara va a terminar siendo la tramoya de sentimientos exasperados que un director de cine maquina para que su film cuaje la veracidad afectiva que él cree imprescindible. La creación y la dureza de sus artimañas. Un admirable film pequeño, que no se acomoda en lo marginal y en lo metacinematográfico de su propuesta.
11.- 15 AÑOS Y UN DÍA, de Gracia Querejeta
La atractiva filmografía de Gracia Querejeta mantiene su impecable nivel de exigencia con esta limpia, amena y esquinada 15 AÑOS Y UN DÍA. La película que la Academia de Cine Español ha elegido para que luche por lograr el Oscar a la Mejor Película Extranjera es un compendio de todas las virtudes que acumula la particularidad creativa de la autora de HECTOR.
Un adolescente problemático es obligado, por parte de su madre, a que vaya a vivir con su abuelo materno a un lugar de la costa mediterránea bien alejado de su hogar. A partir de este principio argumental, 15 AÑOS Y UN DÍA se torna un poliédrico retrato en torno a la adolescencia y sus dificultades, en torno al conflicto de la definición personal y, sobre todo, como siempre en la realizadora, en torno a la familia y a sus insaciables recovecos existenciales. Unos diálogos excelentes, una pulcra interpretación naturalista por parte de todos sus intérpretes y una puesta en escena esforzadamente tersa ayudan, ya lo hemos indicado, a que el interés por Gracia Querejeta no decaiga un ápice.
10.- TODOS QUEREMOS LO MEJOR PARA ELLA, de Mar Coll
Lo primero que podemos decir de TODOS QUEREMOS LO MEJOR PARA ELLA es que cumple con creces la difícil tesitura de ser la segunda obra de una debutante que, con su primer film, deslumbró a toda la platea. Sin llegar a estar a la altura de la excelente TRES DÍAS CON LA FAMILIA, esta sincera aproximación a una mujer en severo estado de confusión permite que pensemos en Mar Coll como una autora indispensable dentro del panorama del cine español contemporáneo.
Una mujer intenta reaparecer a la vida tras sufrir un brutal accidente de coche. La reflexión tras la parálisis obligada le lleva a tomar una serie de decisiones con respecto a sí misma que van a causar un inesperado cúmulo de respuestas contradictorias a su alrededor. Coll vuelve a demostrar el gusto por el detalle en las reacciones de sus personajes y vuelve a dirimir una efectiva puesta en escena que le permite capturar una incómoda naturalidad en el acontecimiento, acción o contemplación encuadrado dentro del plano. Rotunda, segura, avispada y creíble, la película cuenta además con la impresionante aportación de la magnífica Nora Navas.
9.- ¿QUIÉN MATÓ A BAMBI?, de Santi Amodeo
¿QUIÉN MATÓ A BAMBI? convence por mucha y variadas razones. Una de las más importantes es que supone un viraje inesperado en la trayectoria de un realizador muy bien escorado hacia el territorio de la contundencia dramática. Nada hacía presagiar en las dos obras anteriores del sevillano Santi Amodeo que decidiera acometer una intentona tan bien concebida dentro de ese difícil género que es la comedia. Y la verdad es que lo ha bordado. La película es un continuo y solvente despliegue de capacidad para el gag cómico bien construido.
Una confusión de cuerpos metidos en bolsa para procurar determinados objetivos da inicio a una profusa maraña de malentendidos, confusiones y requiebros de expectativas. Los cuatro protagonistas masculinos se verán inmersos en una carrera de obstáculos, a cada cual de ellos mayor que el recién, en teoría, solucionado: esto es, nos hallamos ante un film español que cumple a rajatabla las leyes de la comedia norteamericana de los años sesenta y que, a partir de este precepto, sabe fraguar una comicidad autóctona, elegante, visual y socarronamente perversa. El taxista bizco que interpreta Manolo Solo merece que le tiremos el ojo a la pantalla.
8.- MAPA, de León Siminiani
Era de esperar que el debut en el terreno del largometraje de León Siminiani dirimiera la brillantez formal que ha caracterizado su espléndida trayectoria como cortometrajista. El autor de LUDOTERAPIA, EL SÍNDROME DE ULISES o EL PREMIO, afortunadamente, ha decidido mantener intactas sus señas de identidad en su salto a la categoría reina. El bagaje acumulado le ha permitido atacar el viraje con una solvencia que para nada tiene que ver con la típica inexperiencia acaparadora y grandilocuente con la que suelen irrumpir en el largometraje muchos recién llegados.
MAPA es una notable experiencia cinematográfica confesional: el diario de un herido por amor que decide viajarle a la cámara el cúmulo de incertezas que le sobrevienen tras una ruptura amorosa. Confesar y utilizarla como medio expresivo mediante vehicular su desasosiego, su deriva, su malestar. Viajes, cinismo y desestructuración narrativa con causa se antojan los elementos que acompañan al protagonista en esta aventura de ida y vuelta con retorno al punto de la ida, distinta, sensible a su pesar y, sobre todo, anunciadora de un cineasta rompedor que entiende el cine como algo esencialmente distinto al mero fluido de imágenes.
7.- O QUINTO EVANXEO DE GASPAR HAUSER, de Alberto Gracia
Abanderado de ese cine español hecho a contracorriente, en los márgenes de una industria que no deja paso a la exhibición de ciertas obras de carácter voluntariamente radical y que está reportando un inusitado reconocimiento internacional a nuestra cinematografía, O QUINTO EVANXEO DE GASPAR HAUSER, del debutante Alberto Gracia, ganadora de uno de los premios gordos del último Festival de rotterdam, se postula como la obra más arriesgada, extraña e incomprensible del año. Un asombroso delirio vanguardista concebido desde la más libérrima de las intenciones que, pese a lo difícil de su asimilación, seduce por lo turbulento y desquiciante de su brutal encadenado de imágenes e inclemencias visuales y sonoras.
Gracia parte de la leyenda de Kaspar Hauser, pero no para tratar de rememorar la andadura de este hombre que, desde el bosque, irrumpió a la civilización siendo un adolescente, sino para, literalmente, convertirse en la memoria de ese instante en el que Hauser toma la decisión de salir a la luz. La textura del film (rodado en su mayor parte en un atmosférico blanco y negro de 16 mm) remite a una suerte de imagen rescatada, en avanzado estado de destrucción, inconexa, balbuciente, rota. Fondo y forma coinciden: esa apariencia de despojo/puzle inscribe la mirada absorta de alguien que aprende a mirar y, por lo tanto, a nombrar un mundo al que aún no pertenece. Radical, bárbara, ruda, incomunicada, pero también delirantemente hipnótica.
6.- TODAS LAS MUJERES, de Mariano Barroso
Una de las mejores noticias que nos ha deparado el presente 2013 es el retorno a las buenas formas de un realizador imprescindible en la década de los 90. Mariano Barroso (EXTASIS, LOS LOBOS DE WASHINGTON) llevaba demasiado tiempo sin retomar la solidez expositiva que lo había caracterizado durante sus más que prometedores inicios. TODAS LAS MUJERES, afortunadamente, acredita el fuste de un creador audiovisual capacitado para experiencias dificultosas, sólo posibles de solventar por dotados de auténtico brío escénico.
TODAS LAS MUJERES supone una sorpresa mayúscula por cuanto evita con garra, cercanía, capacidad observativa y ambiental el mayor de sus riesgos: el evidenciar la raiz televisiva de su origen como proyecto. El film, pese a su disposición medularmente teatral (acumulación de secuencias en las que el duelo verbal entre dos personajes va a ser el elemento estructurante), sabe socavar esa teatralidad emplazando una utilización de la cámara que atiende sobremanera al via crucis emocional por el que pasa el protagonista: un donjuán en apuros y en horas muy bajas que se aclama a las mujeres más importantes de su vida para solventar un mayúsculo marrón delictivo. Tensa, afilada, mordaz, alimentada de unos diálogos excelentes, Barroso dispone para su beneficio de la versatilidad diabólica y veraz de un inmenso Eduard Fernández.
5.- A PUERTA FRÍA, de Xavi Puebla
Con mucha diferencia, la película más virulentamente realista del cine español de 2013. Xavi Puebla, gracias a esta notable A PUERTA FRÍA, consigue algo que se le ha demandado mucho a nuestros creadores cinematográficos, pero ninguno de ellos se había atrevido aún a hacer: poner su cámara al servicio de la realidad que nos rodea, de lo que está aconteciendo en estos momentos, de la denuncia sobre nuestro tiempo. A PUERTA FRÍA aborda la tremenda crisis económica que está machacando a todo un país.
A través de un singular protagonista, la película impone una mirada implacable, severa y angustiosa sobre los juguetes rotos que está deparando el momento actual. Un representante de una firma de electrodomésticos que, de pronto, cae en la certidumbre de que su forma de vida comienza a ser un estorbo para el engranaje laboral que está imponiendo los nuevos métodos de trabajo. El retrato del protagonista es impresionante. El guión no tiene ninguna piedad con él, no se abalnda ante la urgencia de sus circunstancias, ni tampoco escatima en culpas hacia su ganada decadencia. Los hechos narrados lo irán cercando cada vez más. Un film, además de necesario, irreprochable dramáticamente, en el que Antonio Dechent borda a ese desahuciado que se sabe respirando las últimas bocanadas de su dignidad.
4.- 3 BODAS DE MÁS, de Javier Ruiz Caldera
Contra pronóstico, Javier Ruiz Caldera ha brindado la comedia de la temporada. No sólo española, sino del panorama internacional. Triunfante en el pasado Festival de cine de Venecia, 3 BODAS DE MÁS viene a consagrarse como un suculento manjar cinematográfico en el que confluyen con una armonía tan jugosa como bien trabada elementos tan dispares como la vindicación de la comedia americana de los años 40, la adaptación a la hispana de los modos crueles de afrontar la inmadurez de los “treintaytantos” con los que la comedia norteamericana contemporánea ha dado sus mejores logros y una puesta al día, esforzada y estilosa, de un género que, en nuestro país, pasa por una lamentable torrentización.
Una frustrada del amor recibe tres tarjetones de boda el mismo día. Los tres son de exparejas suyas. Decide ir a la primera con un becario que trabaja a sus órdenes en un laboratorio. A partir de ahí y de los problemas de la protagonista con el alcohol se suceden una serie de acontecimientos que le darán de bruces con su propia madurez personal. 3 BODAS DE MÁS es gamberrismo elegante, guarrerío con clase, descacharre magníficamente escenificado, estrambotismo perfecto de cocción y ritmo, una Inma Cuesta milimétrica, graciosa, omnipresente y patéticamente antológica, unos personajes secundarios inmejorables y una lección de control realizador, por parte del director, que sólo merece el calificativo de majestuosa.
3.- CANIBAL, de Manuel Martín Cuenca
CANIBAL supone la consagración de uno de los cineastas imprescindibles dentro del panorama europeo contemporáneo. La exigencia con la que acomete la tarea de situarse tras la cámara el andaluz Manuel Martín Cuenca sólo está al alcance de quien entiende el arte cinematográfico como un reto escénico, como un planteamiento arriesgado al que buscar la solución definitiva en el baúl de las resoluciones incómodas. La nueva obra del creador de LA MITAD DE OSCAR dispone un auténtico placer quien se plantea el visionado de un film como una experiencia alejada del canon establecido, esto es, como una experiencia aledaña al disfrute de una exquisitez cabalmente orquestada para incordiar entrañas adentro.
La película nos sitúa en el ámbito atroz de un sastre que come carne humana. Un perfeccionista de la tijera, el hilo, el pespunte y el patrón que se muestra igual de eficaz frente a un cuerpo femenino asesinado al que despieza para su disfrute. De súbito, este solitario esteta de la muerte comida va a verse abocado a engullir un plato que no sabe medir ni despedazar. La pasión amorosa. Martín Cuenca resuelve el dilema de las circunstancias del protagonista imponiendo una puesta en escena inclementemente aséptica y formal, que asume el comportamiento del personaje central y que, sobre todo, atiende mucho más a la insinuación que a la frontalidad exhibitoria. El director acomete a su personaje con la misma paciencia que éste exhibe dentro de la ficción. El resultado es espléndido. Deslizante, arduo, sufrido, calculado e, insistimos, espléndido.
2.- COSTA DA MORTE, de Lois Patiño
Tal y como hemos comentado a propósito de O QUINTO EVANXEO DE GASPAR HAUSER, de Alberto Gracia, el cine español está asistiendo a la generación de un grupo de cineastas muy jóvenes, debutantes en el terreno del largometraje algunos de ellos, que está cosechando un importante reconocimiento fuera de nuestras fronteras, en certámenes muy prestigiosos, y que mantiene una loable intención autoral, experimental o ensayística. Premiada en Locarno, COSTA DA MORTE, del gallego Lois Patiño se sitúa al frente de ese grupo de brillantes arriesgados: la proeza de su postulación es apasionantemente grandiosa.
COSTA DA MORTE, en apariecia, es la aproximación documental a ese singularísimo pasaje de la geografía gallega. Sin embargo, los presupuestos estilísticos que se autoimpone Patiño elevan lírica y conceptualmente la observación a la que el espectador es invitado. Mediante un continuo encadenado de bellísimos grandes planos panorámicos en los que las características geográficas del enclave quedan magníficamente encuadrados, el realizador nos propone una aprehensión espiritual, pictórica, sensorial y etérea de aquel lugar, que jamás cae en el esteticismo, que desprecia el primer plano de la figura humana, pero que, no obstante, utiliza la voz de determinados personajes para que del contraste entre la lejanía de unos seres humanos miniaturizados y la cercanía de esa genuina expresión, yuxtapuestos a la majestuosidad fotográfica lograda, emerja una imagen real asaetada de densidades pretéritas, eternas y legendarias. Una delicada proeza poética, abismal y reflexiva.
1.- LA HERIDA, de Fernando Franco.
Petrificados. Así quedamos tras contemplar una obra de la contundencia de LA HERIDA, de Fernando Franco. Con
ella, el cine español se equipara a la altura del mejor cine autoral hecho en cualquiera de las cinematografías presentes más pujantes. El debutante Fernando Franco logra en ella un dispositivo dramático tan hondo, tan oscuro, tan febril y tan adhesivo que conmociona la retina del espectador hasta el más noble de los estremecimientos. La dureza del film es una dureza inevitable, afilada, curtida, necesaria y, sobre todo, gestada atendiendo al más severo de los respetos, al más atento de los escrúpulos.
LA HERIDA aborda la vigilancia a un ser humano azotado por un grave desequilibrio emocional. La protagonista del film padece un trastorno que le origina una constante debacle personal y un incomprensible conflicto con todos los seres que la rodean, excepción hecha de los que están relacionados con su trabajo de asistente social. Ana no sabe salir de la inercia que la obliga a destruir todo su universo. La película es la pulcra radiografía de ese malestar. Fernando Franco aplica a su cámara la implacable severidad indagante de un médico forense: aquella busca a Ana, la cerca, la escucha, la acorrala, la persigue, le cachea las entrañas sin ajusticiarla, sin condenarla, pero tampoco sin procurar el más mínimo intento de rescate. La película no procura una piedad que el personaje central no sabe aplicarse a sí mismo.
El film es espeluznantemente sincero. Un sólido engranaje de franqueza expositiva. Emocionante y agrio a la vez, áspero y cercano, LA HERIDA cabalga a lomos de una interpretación milagrosa de Marian Álvarez. La joven actriz pone vida, alma, sangre y dolor a un personaje al que sabe herirle la piel de su desfallecimiento, su incomunicación y su angustia. Desde que la vimos, supimos muy pronto que LA HERIDA había llegado para supurar ese tipo de grandezas por las que vale la pena sentarse en la butaca de un cine. Esperemos que los, a buen seguro, numerosos premios que va a recoger sirvan para que el público se acerque a descubrirla. Nos hallamos ante una de las obras capitales del cine español de las últimas décadas.