- Sección: PANORAMA
Dirección: Eva Libertad
Nota: 7
Hace un par de años, la murciana Eva Libertad debutaba en el terreno del cortometraje de la mano de SORDA, un trabajo que le reportó un vasto reconocimiento internacional, avalado, además, por la copiosa cantidad de premios recogidos durante su extenso recorrido por importantes certámenes cinematográficos.
Hace un par de años, la murciana Eva Libertad debutaba en el terreno del cortometraje de la mano de SORDA, un trabajo que le reportó un vasto reconocimiento internacional, avalado, además, por la copiosa cantidad de premios recogidos durante su extenso recorrido por importantes certámenes cinematográficos.
La necesidad de ahondar en la temática desarrollada en aquel corto le ha llevado, según sus propias declaraciones a la prensa, a retomarlo. El resultado de esa reincidencia es el presente largometraje. Para ello, vuelve a contar delante de la cámara con la imprescindible colaboración de su hermana, Miriam Garlo, actriz no oyente en la vida real, tal y como lo exige el personaje que con tanta naturalidad y agudeza interpretativa defiende en la pantalla.
En el largometraje, Libertad incide en una problemática muy concreta, que amplía dramáticamente la expuesta en la obra de corta duración. Ángela se nos es presentada formando pareja con Héctor. Pronto el espectador queda informado de que se ha quedado embarazada. SORDA se centrará en el análisis de las inquietudes, los temores, las consecuencias en el funcionamiento de la pareja que esta novedad va a implicar.
En el largometraje, Libertad incide en una problemática muy concreta, que amplía dramáticamente la expuesta en la obra de corta duración. Ángela se nos es presentada formando pareja con Héctor. Pronto el espectador queda informado de que se ha quedado embarazada. SORDA se centrará en el análisis de las inquietudes, los temores, las consecuencias en el funcionamiento de la pareja que esta novedad va a implicar.
Como en el cortometraje homónimo, lo primero que se debe apreciar es que los méritos de la obra no son solo el planteamiento del inconveniente auditivo, sino la solvente llaneza, la total ausencia de manipulación dramática que la realizadora impone en el fluido de secuencias concebido para la película. El posicionamiento vital de Ángela se halla en las antípodas de la queja, la inadaptación, el disgusto.
SORDA no aborda las dificultades en la habitualidad de un ser humano que padece sordera, sino que se inmiscuye de modo específico en los lógicos interrogantes que afloran en la pareja: el primero de ellos, claro está, el hecho de esclarecer cuanto antes si el bebé padecerá la misma minusvalía que la madre.
SORDA no aborda las dificultades en la habitualidad de un ser humano que padece sordera, sino que se inmiscuye de modo específico en los lógicos interrogantes que afloran en la pareja: el primero de ellos, claro está, el hecho de esclarecer cuanto antes si el bebé padecerá la misma minusvalía que la madre.
La presentación del matrimonio nos muestra con total desenvoltura a dos amantes cómplices, entusiastas, poseedores de una vida social equiparable a la de cualquier otra pareja de su entorno. El conflicto de pareja sobre el que gira el devenir dramático más potente queda suscitado cuando Ángela ve tambalearse los cimientos de su serena autoconfianza. Se ha inoculado dentro de ella el miedo a no saber comunicarse con su pequeña, toda vez que esta ya ha nacido.
SORDA depara un último tercio en el que este malestar estalla con virulencia. Libertad recurre a un esclarecedor efecto de sonido mediante el que la tensa desazón de la protagonista es evidenciada con una nitidez tan sañuda como el desasosiego que está padeciendo.
Acaso sea la tardanza en la aparición de esta desestabilizadora intranquilidad el único pero que cabría asignarle a una película noble, cabal, esclareciente como lo es SORDA. El conflicto, declarado con celérico verismo en la soberbia escena de la discusión en pareja, al tomar Ángela la decisión de no aceptar un viaje a casa del padre de Héctor, parece preconizar un desarrollo de una crisis de pareja que no es abordado. Con todo, volvemos a insistir, la magnitud de la franqueza modelada en las imágenes contribuye a hacer de SORDA un film bien definido, irreprochable de credibilidad, que lucha en todo momento, sin subrayarlo, por estar a la altura de sus intenciones.
SORDA depara un último tercio en el que este malestar estalla con virulencia. Libertad recurre a un esclarecedor efecto de sonido mediante el que la tensa desazón de la protagonista es evidenciada con una nitidez tan sañuda como el desasosiego que está padeciendo.
Acaso sea la tardanza en la aparición de esta desestabilizadora intranquilidad el único pero que cabría asignarle a una película noble, cabal, esclareciente como lo es SORDA. El conflicto, declarado con celérico verismo en la soberbia escena de la discusión en pareja, al tomar Ángela la decisión de no aceptar un viaje a casa del padre de Héctor, parece preconizar un desarrollo de una crisis de pareja que no es abordado. Con todo, volvemos a insistir, la magnitud de la franqueza modelada en las imágenes contribuye a hacer de SORDA un film bien definido, irreprochable de credibilidad, que lucha en todo momento, sin subrayarlo, por estar a la altura de sus intenciones.