Milton Esperanza

MILTON NASCIMENTO Y ESPERANZA SPALDING 

MILTON + ESPERANZA 

Nota: 9 

Comentario crítico: 

De vez en cuando se produce algún milagro musical inesperado. Alguna vieja gloria se inventa un puñado de canciones maravillosas antes de retirarse, dos titanes de la industria hacen una colaboración, o lo clásico y lo novedoso se alían para crear una obra como la presente, Milton + Esperanza. Esperanza Spalding, cantante y contrabajista, residió diez días en Río de Janeiro para grabar con la leyenda brasileña, Milton Nascimento. Bituca para los amigos. El álbum se compone de clásicos del de Minas Gerais con un lavado de cara, nuevos arreglos, nuevos enfoques. Además, incluye composiciones de la estadounidense, así como versiones de los Beatles y Michael Jackson. Y no sólo eso, entre los artistas invitados figura otro monumento musical, Paul Simon.  

El viaje inicia con un preludio llamado the music was there. Unos sintetizadores se encargan de la armonía y, de pronto, se oye a Milton, que da instrucciones en inglés. Luego, ambos artistas ríen. Posteriormente suena ese himno melancólico que versa sobre la espera, el deseo de partir, la nostalgia; Cais, muelle. Ambos la introducen haciendo scat. La batería, tocada con escobillas, marca discretamente el tempo. El piano da los acordes y cierran el apartado musical una guitarra, el contrabajo de Spalding, cuerdas y un sintetizador. La versión funciona, a pesar de que la voz de Bituca en ese registro ya no es lo que era, pero, aun así, se defiende muy bien.  

Late september, primera de las composiciones de la estadounidense, comienza con un saxofón y se le suman el contrabajo, coros y las armonías vocales de la protagonista. Volvemos ahora con otro himno de Milton, Outubro. A los elementos descritos anteriormente, se añade una flauta y ambos cantan a dúo. De nuevo, una gran versión, sin embargo, para que fuera redonda, ella debería dosificar más su voz en las partes agudas. Llega entonces el homenaje a los Beatles con A day in the life, aquella apoteosis que cerraba el ecléctico e imprescindible Sgt. Pepper’s lonely hearts club band. La parte correspondiente a Lennon se constituye de armonías vocales, el dúo vocal del brasileño y la de Oregon, piano, guitarra, batería y contrabajo. Por su parte, en la sección compuesta por McCartney imperan los coros. A continuación, un interludio de sonidos atmosféricos, pájaros, flauta y percusión antecede a Saci. Esta canción es más austera respecto a los anteriores cortes, pues solo suenan guitarra (a veces rasgueada, a veces tocada a síncopas) y piano, que hace arreglos en las octavas más agudas. De tal manera que las voces, muy bien conjuntadas, son el atractivo principal. 

En wings for the thought bird Esperanza hace scat. En lo musical oímos una flauta, un piano, la batería, el contrabajo y una sección de cuerdas, así como unos coros. Y es ella sola la que vuelve a figurar como cantante principal en The way you are, conformada por piano, bajo y guitarra. Arribamos ahora al tributo a Michael Jackson, Earth song. Milton quería hacer una versión suya, y a ver quién le niega una petición al minero. El resultado es formidable. Canta con ellos Dane Reeves. El conjunto instrumental es el de la mayoría de cortes, además de un órgano. Destaca, además del apartado vocal, los arreglos. Morro velho, tercer clásico del brasileño, el autor canta acompañado de piano, cuerdas, batería y contrabajo. Posteriormente se une Spalding. El enfoque, nuevamente, es interesante.  

En Saudade dos aviões da Panair oímos una tercera voz, la de Maria Gadú, quien ya colaboró en un disco en directo magnífico de Caetano Veloso. Como novedad musical, además de la flauta, tenemos un órgano Rhodes, que se adecúa muy bien. Seguidamente escuchamos el dúo Milton-Simon en Um vento passou. Pocas colaboraciones mejores que ésta. Se da la circunstancia, incluso, de oír a Paul cantar en portugués. El talentoso cantautor de Nueva Jersey es una de las mejores cosas que le han pasado a la música, ya no estadounidense, sino en general. Esa mano que se estrechan Brasil y Estados Unidos le remite a uno al fabuloso concierto de Jobim y Sinatra.  

Los dos siguientes temas, Get it by now y outro planeta suponen dos curiosos interludios entre la anterior y el cierre en honor a Wayne Shorter, When you dream. En la primera vuelve a faltar una mejor gestión de los agudos por parte de Spalding, aunque está muy bien el dinámico piano, que, por esto y el papel de los bajos, recuerda a Abre alas de Ivan Lins. En la segunda se oyen risas, se lo han pasado bien grabando. Milton dice ahí -en inglés- que la música, para él, surge del amor, de la amistad, de la vida. Así las cosas, llegamos al final con la canción ya indicada. Precioso el gesto que tuvieron de invitar a la viuda de Shorter, Carolina, para cantar. Sobresalen, una vez más, las armonías, el papel de la guitarra eléctrica, que replica algunas líneas vocales, y la atmósfera jazz que cierra unos nueve minutos y medio muy bien desarrollados.  

No sé si alguien dudaba del resultado de esta fusión tan interesante. Si era el caso, Milton y Esperanza despejan las reservas de cualquier oyente desconfiado, con una lección magistral de cómo acompasar dos voces muy distintas, armonizarlas, e imprimir con ellas una huella genuina y muy especial en todas las canciones del repertorio. El resto de músicos están al mismo nivel, cumplen sus respectivos papeles con solvencia y aplomo. Me olvidaba de cierto detalle. A juzgar por la infame gala de los últimos Grammy, sí hay gente que no ha considerado digno de atención este Milton + Esperanza. Por un lado, el jurado, que ha demostrado ser sordo y, por otro, los encargados de la sala, que han evidenciado ser unos desconsiderados y unos maleducados para con una de las muchas leyendas vivas de Brasil. Tal vez por su altivez norteña y anglosajona no percibieron que este artista es más importante que cualquier premio que se pueda otorgar, de manera que decidieron sentarlo donde nadie lo viera, donde no recordarlo. En fin, que este lamentable suceso no empañe el sobresaliente disco que tenemos entre manos. Chapeau pour Milton Nascimento (82 años, para más mérito) et Esperanza Spalding.

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