Mucho hemos tenido que esperar los incondicionales fans de la primera entrega para ver hecha realidad la segunda parte de este gran clásico de nuestra infancia. Tron Legacy continua la estela de su predecesora tomando como punto de partida al mismo protagonista (Kevin Flynn) y a su hijo, el cual, copa el protagonismo del film.
La riqueza visual de la película nos muestra un cuidado exquisito hasta en los más pequeños detalles pero hay que reconocer que el argumento es menos original que la anterior, lo que hace que sea un tanto previsible. En esta ocasión no nos encontramos ante una justificación de cada personaje a través de la personificación de una parte del software (como en tron o en matrix), en este caso ya sabemos quien es cada uno y se le da más protagonismo a la historia en sí, que dicho sea de paso, es un poco pobre. Pero aun así el todo es aceptable, la película respeta varias premisas de la saga y eso la engrandece, las batallas, los duelos motorizados, la lucha entre el bien y el mal hacen que la historia mantenga ese halo infantil y a su vez complejo que muchos no pueden llegar a entender si no es a través de los ojos de un niño.
Muchas de las críticas que había leído antes de verla la tildaban de insulsa e incomprensible, lo que me hace pensar que más de un crítico no se ha enterado de la misa la mitad ya que parecen olvidar que un viaje a través de un programa es de por si algo absurdo y hay que entenderlo como tal, de ahí que en la primera entrega nuestros protagonistas buscasen a la fuente (a más de uno le deberíamos pedir que nos explique que es la fuente del programa, para demostrar lo que digo).
El reparto encabezado por Jeff Bridges (galáctico a mi parecer) no ofrece grandes actuaciones pero si consolida a Michael Sheen y Olivia Wilde, a la que la gran pantalla parece costarle un poco más que en House.
En el plano de la música Daft Punk hace una banda sonora, para mi gusto, redonda. Una música a medio camino entre las superproducciones y los eléctricos temas a los que nos tienen acostumbrados los de Paris. No me equivoco si digo que Disney ha sabido elegir al grupo perfecto para esta película en la que hay pocos momentos en los que no se escucha la música. Como curiosidad os adelanto que los Djs salen en la película.
Disney ha cumplido de nuevo aunque se ha dejado llevar más por la parte técnica que por la parte argumental aunque es difícil salir de la sala con un buen sabor de boca.