Título Wilaya
Año 2011
Duración 97 min.
País España
Director Pedro Pérez Rosado
Guión Pedro Pérez Rosado
Música Aziza
Fotografía Óscar Durán
Reparto Nadhira Mohamed, Memona Mohamed, Said Salem
Productora Wanda Visión
Valoración 5.5
WILAYA nos traslada a la onerosa realidad arrinconada que maltrae al pueblo saharaui. La filmografía de su director, el valenciano Pedro Pérez Rosado, ha hecho de esta temática un verdadero núcleo de interés temático, pues su primer largometraje (CUENTOS DE LA GUERRA SAHARAHUI, 2004) ya indagaba en él.
La historia que cuenta en la presente WILAYA parte de un retorno por obligación. Fatimetu es una joven que debe volver al poblado del que es oriunda, pues su madre acaba de morir. Fatimetu hace mucho tiempo que no está allí. Su madre la dio en adopción a un matrimonio valenciano y vive en España con ellos. Las primeras imágenes del film nos presentan al personaje recién llegado al continente africano.
El nudo de la narración lo brinda el reencuentro con su familia: con su rudo hermano mayor, su sumisa cuñada y, fundamentalmente, con su hermana Hayat, a quien le une una privilegiada consideración. Hayat padece una minusvalía en su motricidad, pero esto no le impide trabajar en un centro educativo. Los primeros recelos por el regreso serán expresados por el hermano mayor, que le exige que se quede allí a cuidar de su hermana y se desentienda de su vida en España.
El film es uno de esos ejemplos de cine en los que las intenciones que lo originan se hacen dañinas de tan evidentes. El choque de posicionamientos existenciales entre el mundo que encuentra Fatimetu y el que ella misma trae consigo, asumido en una vida alejada a los valores abandonados, no tarda en revelarse. Sin embargo, en WILAYA también quedan patentes los esfuerzos por no caer en un oneroso afán simplificador.
Pérez Rosado tiene el acierto de no abocarse a un maniqueísmo empobrecedor: su relato, por ejemplo, aporta la novedad de una crítica sutilísima a la pasividad vital de determinados grupos de refugiados que sólo esperan la ayuda que viene de fuera. De ahí que se siga con cierto interés los esfuerzos laborales de las dos hermanas. De hecho este desmarque es el acierto mayor de un film que, en el trazo de los personajes, se muestra demasiado elemental.
El seguimiento a la iniciativa emprendedora que Fatimetu y Hayat (muy creíbles y esforzadas Nadira Mohamed y Memona Mohamed) acometen cuaja las escenas más interesantes del film, pues introduce un interesante contrapunto: la conmoción y el impedimento que este afán causa en los elementos masculinos que las rodean.
No obstante, este interesante matiz sociológico, WILAYA peca de un exceso de recato en la exposición del conflicto personal que sufre la protagonista. El conflicto interno que la sacude no halla correlato expresivo en la puesta en escena dispuesta por el realizador. Se echa de menos un desarrollo más explícito del mundo familiar dejado en España. El recurso a la falta de cobertura del móvil es del todo insuficiente.
El esfuerzo del guión por evitar caer en un forzado dramatismo tópico salpica a la puesta en escena privilegiada por Pérez Rosado. Sus imágenes fluyen en muchos momentos sin la garra que le exige el trance planteado. La mirada seudo-documental y la imposición de la historia central no concretan la fuerza necesaria, sino que se repelen haciendo que el transcurso de escenas quede abocado a una plana inconcreción. En definitiva, un film honesto, pero muy menor.
