Godzilla 2014 Imagen 13

Título original: Godzilla

Año: 2014

Duración: 123 min.

País: Estados Unidos

Director: Gareth Edwards

Guión: Max Borenstein, Dave Callaham, Frank Darabont (Argumento: David S. Goyer)

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Seamus McGarvey

Reparto: Aaron Johnson, Ken Watanabe, Elizabeth Olsen, David Strathairn, Bryan Cranston, Sally Hawkins, Juliette Binoche, CJ Adams, Richard T. Jones, Al Sapienza, Patrick Sabongui

Productora: Legendary Pictures / Warner Bros

Nota: 4

No poca curiosidad había generado visionar el resultado de lo hecho por Gareth Edwards al verse situado al frente de una empresa de dimensiones apabullantemente antitéticas a las asumidas en la solvente y curiosa MONSTERS, la cinta de “indieterror” mediante la que se dio a conocer hace varias temporadas. El salto de una producción de bajo presupuesto a la contratación para un verdadero blockbuster supone muchas veces la pérdida total de la singularidad creativa dirimida con anterioridad. Las grandes productoras suelen requerir los servicios de brillantes domesticados que no les complejicen o personalicen en demasía la inversión dispuesta para el previsto consumo de facilonas y ávidas masas.

Vista GODZILLA, cabe afirmar que los resultados son decepcionantes, pero a su pesar. La película es, en su globalidad un completo disparate de planicie narrativa, al que, sin embargo, el nada despreciable empeño tras la cámara de Edwards le libra de que ahora mismo la pudiéramos situar en el listado de atrocidades dignas de prisión. Esto es, él, cómo director, logra extraer un mínimo de atisbo de inteligencia a un producto que, a partir de su segundo tercio, se muerde los  isquiotibiales de un modo impensable y lastimosamente autosuicida, y al que la brillantez escénica concebida por su orquestador sólo le libra del naufragio total en contados (y magníficos) destellos.

De sobra conocido por todos los aficionados, el legendario personaje que da nombre al film, con el paso del tiempo, se ha convertido en todo un icono del cine de ciencia ficción, que ha traspasado con creces las especialísimas circunstancias de su origen japonés. El mito GODZILLA pertenece a esa nutrida galería de referentes del género que no han cesado de imponer influencia y abundantes regeneraciones. Desde luego, esta última no pasará a los anales de la historia del género.

Y no lo hará fundamentalmente por la imposición de un texto escrito que no puede ser más que calificado de horrendo. El guión que le ha sido ordenado levantar audiovisualmente a Edwards es a todas luces insuficiente, desahogado, burdo y, lo que es peor, cercenador de las interesantes expectativas que él mismo despierta en el planteamiento inicial.godzilla-2014-imagen-10 Parece mentira que los gestadores de la operación se hallan conformado con tan oneroso soporte dramático, pues el visionado el del film se convierte en un auténtico calvario selectivo: nadie se molesta un ápice en intentar afrontar con cierta seriedad la tarea de dignificar el relleno que supone la trama con la que se despacha los pasajes en los que no aparecen los monstruos.

El film, literalmente, no soporta el cambio de protagonista que se produce en el segundo tercio; esto es, cuando se finiquita la tesitura desarrollada interpretada por Bryan Cranston y Juliette Binoche. El empeño del técnico nuclear en demostrar que la causa de un terrible suceso acaecido quince años atrás (y la previa narración de éste) procura un interés al arranque, que, además, viene oportunamente apoyado por la tardanza en aparecer del monstruo. Sin embargo, ni el matrimonio de jóvenes a los que se les impone la tarea de liderar el conflicto personal más grave de la peripecia, ni la pareja de científicos expertos en las monstruosas criaturas, ni el militar a cuyo cargo queda toda la contienda logran superar el viraje argumental. godzilla-2014-imagen-7Todos ellos resultan pacatos, monolíticos, peleles, insustanciales, pues ninguno de ellos está urdido escapándose al imperativo del tópico categórico.

El problema principal es que la misma suerte que corren los personajes la corre el desarrollo argumental de los acontecimientos. Éste resulta raquítico, asimilable sin encanto, insípido y previsible hastala sinvergonzonería. Sólola pericia del realizador en determinados pasajes hace que la cosa no adquiera tintes de espanto y nausea.

Resulta incuestionable la profesionalidad con la que está manejado el presupuesto: las escenas de combates entre los monstruos son superlativas, la puesta en escena de las catástrofes resulta muy impactante y determinados apuntes como el vuelo nocturno de los paracaidistas, la caída de aviones sobre San Francisco o el pasaje enel interior del túnel de tren dan una idea de la personal aproximación audiovisual con la que Edwards sa ha acercado hasta el mito.

No obstante, como ha quedado referido, la ramplonería del material escrito es tan mediocre que hasta la noble idea de no abusar de los enfrentamientos entre las gigantescas criaturas se torna en su contra, porque llega un punto en el metraje en el que sólo su descomunal aparición (por la soberbia realización de Edwards) alimenta el interés de la función. Las figuras humanas tienen menos entidad que los escombros precisados por la escenografía. Concluye el film deseando uno que Godzilla se los hubiera concluido a todos en formato Colajet.

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