Sección: Gala Especial
Dirección: James Mangold
Reparto: Timothée Chalamet, Monica Barbaro, Edward Norton, Elle Fanning. Boyd Holbrook.
Nota: 5.5
Opinión:
No es A COMPLETE UNKNOWN la película que cabría esperar como indagación en una de las etapas más cruciales dentro de la inabarcable trayectoria artística del juglar más febril, desgarrador, brillante y poliédrico que la música norteamericana ha dado nunca. Bob Dylan y su indómito proceder para con la historia de su país, la tradición oral y escrita de la literatura norteamericana, y su apetencia por hacer de la experiencia musical un acto poético total, frenético, cronista, notario, espejo, espontáneo, inconformado y, sobre todo, inconformista.
Y no lo es, fundamentalmente, porque pauta una metodología para el complejo envite que no puede ser más contraproducente. El operativo académico hasta la médula blandido por James Mangold no sabe hacerse valer como mecanismo mediante el que hacer análisis fílmico centrado en los años de asentamiento como voz personal y triunfadora y, sobre todo, del periplo crucial que le llevó a romper con esta, luchando contra sí mismo y contra todo su ofuscado alrededor purista en aras de explicitar una ansiada evolución de estilo.
La película se protege, se articula, no cesa de empecinarse en un canon caracterizado por la lima de asperezas y la imposición superficial asimilable, es decir, en el biopic, justo para vindicar una ruptura, una contestación, la respuesta a una curiosidad experimental. El vehículo escogido no resiste las manos al volante de un necesitado de salirse de la ruta. Y por eso la película gripa. Hace de la velocidad aparcamiento. Ver al autor de MR. TAMBOURINE MAN pincelado en un mero trasunto estético, en un mito imposibilitado de escapar a su póster (la cosmética, monogestual apropiación actoral de un erradísimo Timothée Chalamet no ayuda nada), en un boceto de manual obviado de incoherencias, espinas, claroscuros y humos de olla a presión en entrañas no puede más que provocar una justificada decepción)
Sí vale la pena confesar que, si la empresa no hay calificarla de afrenta, es porque Mangold se muestra muy severo en cuanto lo que al respeto de la obra de Dylan se refiere. La decisión de escenificar enteras todas las canciones es un acierto irrebatible. La recreación de ambientes, tanto de escenarios cerrados, como de festivales, actuaciones radiofónicas, o grabaciones de discos mima con entereza esas dignas interpretaciones vocales del actor principal. A COMPLETE UNKNOWN sí vale como traslado espectador a la época dentro de la cual circunscribe los hechos narrados: las citaciones mediáticas o periodísticas de acontecimientos históricos aledaños es jugosa y pertinente.
Sin embargo, volvemos a la sentencia del principio. Algo no debe funcionar bien para que, en un film dedicado en cuerpo y asepsia a homenajear a Bob Dylan, a quien dé ganas de seguir sea a Joan Baez, y a quien mejor se vindique, rastree y pincele sea al Pete Seeger que inmortaliza un Edward Norton que sí sabe asumir la responsabilidad de dar vida a la leyenda a la que presta humilde, palpitado verismo. El mito central, por contra, queda reducido a sesentera portada de disco.