Qué rápido pasa el tiempo pero qué bien lo aprovechamos el sábado.
Desde primera hora de la tarde Aranda se engalanaba para disfrutar de la jornada más importante del festival. Un sábado absolutamente de Gloria que se respiraba ya por el centro de la ciudad con las orquestas locales haciendo versiones de Nino Bravo, Lady Gaga o Alaska y el Ribera y la carne rodando como la coca en “la disco”. Mención especial para la integración Festival-Pueblo, posiblemente la mejor simbiosis músico-gastronómica que vimos jamás en un festival. La ciudad completamente implicada en esto, haciendo todo muy fácil para los asistentes.
Musicalmente el sábado era el día que más nos atraía y desde primera hora. Belako, una banda de irreverentes Neo Punkarras vascos, que tienen un directo demoledor abrieron su caja de los truenos. Es cierto que tener un disco lleno de misiles como es “Eurie” ayuda, las guitarras de Belako son capaces de envolverte cual Anaconda hasta que te asfixian y te devoran por completo. Magnífico bolo culminado con “Sea Of Confusion” para deleite de los no demasiados aunque no pocos asistentes, a pesar de la hora.
Del sonido más irreverente a la clase magistral del maestro Nacho Vegas. Es cierto que aunque era un poco pronto para un artista como él su propuesta no es apta para las madrugadas rabiosas y ardientes de un festival. El Nacho Vegas melancólico y profundo ha dado paso a un artista mucho más reivindicativo con su nuevo trabajo. Y es que de “Resituación” salieron la mayoría de las canciones elegidas acompañado por su inseparable Adrián Boba. La alineación de la selección española de la mano de esos “actores poco memorables” o ese shoot whiskero de “Adolfo Suicide” para acabar con su ya típico cierre “el hombre que casi conoció a Michi Panero” hicieron de este, el concierto más adulto del festival.
De la siempre profunda actuación del exlíder de Manta Ray a uno de los nombres donde había depositadas mayores expectativas. Panama de momento son unos absolutos desconocidos en nuestro país pero sus números son impresionantes, 5 millones de reproducciones en Spotify y otros tantos millones de sus videos en Youtube, con solo 2 eps la banda australiana ha conseguido colocarse en el radar musical global y es que su sexy-electronic es una delicia. A pesar de salir al concierto con cierto retraso y algún problema de sonido sus “Always”, “It´s not Over” y la cálida “How We Feel” hicieron su trabajo, gran tanto de la organización y excelente concierto en la carpa, la fiesta había comenzado aunque se iba a posponer una hora.
Duncan Dhu, otro grupo que se podía haber quedado donde estaba, en la nada y en el recuerdo de las verbenas populares. Mikel y los suyos ni defendieron con ganas su discografía ni aportaron nada nuevo bajo el sol. A pesar de tener infinidad de canciones que el personal canta sin ningún tipo de esfuerzo la banda pasó sin pena nigloria por un festival por el que no deberían haber aparecido. Es cierto que que para ver a algunos de los grupos más sobados del panorama festivalero la apuesta de Duncan Dhu podía paracer atractiva pero fue una decepción que no se levantó ni con el karaoke final de “Cien Gaviotas”.
Grises eran los primeros en darle a la discoteca, el directo de los hermanos Gaztañaga es un ciclón aunque si me permiten el apunte creo que deberían de darle más continuidad al directo, no abusaron de la instrumentación y con una caja de ritmos tan protagonista deberían de explotar mucho más esos recursos, porque los tienen. No se le puede reprochar actitud a la banda, Amancay se multiplica en el escenario para enloquecer al respetable, menuda forma física y menudo póker de hits tienen Grises, “Plástico Eléctrico”, “Wendy”, “Espíritu Libre” y “Animal” conforman una compota de bailes difícilmente batible.
Del baile poligonero de Grises a la electrónica fina de Cut Copy, que salieron a lo grande con “We Are Explorers” y “Free Your Mind” pero que no fue hasta mitad de concierto cuando las máquinas empezaron a comerse a las florituras y las luces se volvieron epilépticas cuando Cut Copy demostró de lo que son capaces, convertir un polvorín en una rave, excelente show el ofrecido por los australianos.
Y para cerrar unos que conocen muy bien nuestro país, son los franceses de Green Ufos Exsonvaldes. Su pop de influencia británica cuajó desde el primer acorde en Sonorama. Un guateque revisado con una colección de canciones pegadizas y pegajosas como “Everything I See” a la que es imposible no cantarle saetas desde el público para hacerle los coros, además de ver la sombra de Robert Smith en la fantástica “L'aerotrain” pero si la cosa iba de guateuque, ese momento de los franceses cantando “Enamorado de la moda juvenil” en un perfecto castellano nos dejó con el culo torcido de bailar. Apuesta segura por la fiesta y un directo de muchos quilates perfectamente pulido y acabado, excelsos, como todo el festival.
Deslumbrante Sonorama Ribera en todos los aspectos, pocas cosas a mejorar, a manternerse que no será nada fácil. Hasta el año que viene.
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