En Tierra De Sangre Y Miel Cartel

Título In the Land of Blood and Honey

Año 2011

Duración 127 min.

País USA

Director Angelina Jolie

Guión Angelina Jolie

Música Gabriel Yared

Fotografía Dean Semler

Reparto Rade Serbedzija, Zana Marjanovic, Nikola Djuricko, Goran Kostic, Branko Djuric, Goran Jevtic, Fedja Stukan, Dolya Gavanski

Productora FilmDistrict / GK Films

Valoración 4.5

No es nada nuevo que un actor famoso se pase al otro lado de la cámara (Robert DeNiro, Ralph Fiennes, Antonio Banderas, JulieDelphy... hasta Madonna (bueno, ésta hizo más el ridículo que el cine, cuando le dio por la coger la claqueta en lugar del micrófono). La protagonista de EL INTERCAMBIO tiene todo el derecho del mundo a poder satisfacer una necesidad artística personal, dentro de un mundo que conoce, por supuesto, muy bien en su tramoya.

Pese a no ser una obra ni mucho menos redonda, hay que reconocer que la diva del presente panorama actoral hollywoodiense ha tenido bastantes arrestos al situarse ante un proyecto bastante incómodo. Angelina Jolie, por lo menos, acredita que lo suyo no es caprichito de privilegiada en la cumbre. No le ha salido bien la intentona, pero faltaría a la verdad quien no considere que el empeño denota una cierta autoexigencia.

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EN TIERRA DE SANGRE Y MIEL es, nada más y nada menos, que un ejercicio cinematográfico que aborda uno de los hechos históricos más ignominiosos, acaecidos en las dos últimas décadas de la historia europea: la guerra de los Balcanes; concretamente, el holocausto serbio infringido contra la población musulmana de la antigua Yugoslavia; el cúmulo de atrocidades que el ejercito de Serbia cometió impunemente con la población civil en ciudades como Sarajevo.

El punto de partida que Jolie utiliza, como elemento a desarrollar en la historia posterior, es el inicio de una relación amorosa: la que se atisba entre Ajla, una joven musulmana bosnia, y Daniel, un serbio a quien conoce en una sala de baile.

Las primeras escenas del film son más que dignas. En ellas, queda reflejada la avenencia familiar en la que vive Ajla: ésta comparte piso con una hermana que tiene un bebé. Jolie, tras la salida del hogar de aquella, sabe prestar una cálida observación al fundamental primer encuentro entre los dos personajes principales.

La música en directo del local, la bebida dispensándose entre la clientela, los cánticos del público, el simpático galanteo de Daniel, la decidida recepción de Ajla y, de súbito, un atentado que acaba sangrientamente con la armónica distensión general.

En una sola secuencia, queda condensado el antes y el después de una convivencia social que ya nunca más ha vuelto a refundarse. La intensidad del encuentro entre los dos certifica la habitualidad de que una relación entre miembros de colectividades tan distintas era posible. Sin retóricas, sin explicaciones maniqueas se traza una línea que, a continuación, advertiremos que se ha tornado zanja, alambrada, paredón.

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Una convincente elipsis temporal nos traslada, algunos meses más tarde, a las sacudidas del bárbaro conflicto. La vida de las dos hermanas ya no destila la afabilidad de la secuencia anterior. Se ha impuesto el imperio del miedo.

Ajla será obligada a subir a un autobús que llevará a un grupo de mujeres bosnias hasta un puesto militar serbio: allí serán obligadas de forma miserable a colaborar en calidad de siervas sin derecho al más mínimo respeto. La casualidad hace que ese destacamento esté a cargo de Daniel.

El film, a partir de ese momento, se enfrasca en el mantenimiento de la relación afectiva que retoman los dos personajes. Aquí EN TIERRA DE SANGRE Y MIEL comienza a evidenciar sus carencias: la principal de todas ellas, un guion que jamás logra dotar de credibilidad a ese nudo amoroso central. Jolie, además, en algún momento, muestra su bisoñez haciendo un excesivo, reiterado uso de la violencia.

Da la impresión de que la documentada preparación de la realizadora, previa a la escritura del guion definitivo, le ha jugado una mala pasada: la del impacto personal sufrido. EN TIERRA DE SANGRE Y MIEL evidencia que Jolie ha investigado profundamente los hechos históricos que le sirven de telón de fondo sangriento a su historia. Y evidencia también que no ha sabido renunciar al catálogo de horrores que ha descubierto.

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Durante muchos pasajes del film, se tiene la sensación de que éste es mucho más la enumeración de las barbaridades que los serbios cometieron, que no la historia bien progresada que quiere lograr y no consigue. De ahí que asome muy pronto un abusivo maniqueísmo en la concepción de la obra. La historia central parece una estrambótica excusa, mediante la que hacer servir el menú de monstruosidades descubierto, indagado.

Sólo la escena en la que un grupo de bosnias es obligado a hacer de escudos humanos, durante un asalto serbio a un reducto opositor tiene cierta validez, dentro de una globalidad que, pasada su primera hora de metraje, hace aguas al empeñarse su autora en una relación de nula verosimilitud.

Jolie no logra convencer en el mantenimiento de ese amor. Las largas estancias de Ajla encerrada en las estancias de Daniel no se sostienen, al igual que resultan irritantes los continuos cambios de opinión de éste último. Una obra, en definitiva, de loables intenciones, en la que se nota que a Angelina Jolie le queda aún mucho que aprender del oficio de cineasta. Eso sí, derecho tiene a seguir intentándolo.

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