Aznavour Charles

 

 

 

Título original: Le regard de Charles

Año: 2019

Duración: 83 min.

País: Francia

Dirección: Marc di Domenico

Guion: Marc di Domenico

Nota: 8.1

COMENTARIO CRÍTICO:

He aquí un inesperado ejercicio de estimulante orfebrería cinematográfica. AZNAVOUR BY CHARLES se mueve con prestidigitante soltura entre la fluida afectación de una vibrante “chanson” cantada en el Olympia de París por alguna de las glorias que ha dado el género y la serena locuacidad susurrante de una confesión expresada en la intimidad.

La causa principal de que este modélico recital de ligereza, escrutación y agilidad logre esa genuina mixtura queda dirimida por la nada fácil decisión de apartarse de los protocolos hagiográficos que casi siempre lastran las posibilidades de esa temible variante del género documental que es la semblanza biográfica de una figura o un mito público.

AZNAVOUR BY CHARLES, el título lo evidencia, no engaña a nadie. Sin embargo, sabe apurar al máximo las posibilidades del asombroso ardid que la configura. Nos adentraremos en el armenio errante, pero esa introspección no desaprovecha la oportunidad de trascender la yerma vacuidad del biopic prototípico. El film surge de una sorprendente revelación que queda impecablemente significada en los títulos de crédito, cuando en el que se refiere a su autoría aparece “Un film de Charles Aznavour realizado por Marc Di Doménico”.

Nos hallamos ante un dispositivo fílmico de encargada titularidad consensuada. Una voz prolífica, secreta y autoral, emplazada en calidad de objeto cinematográfico según la intuición del receptor del encargo. De alguna manera, AZNAVOUR BY CHARLES podría ser catalogada como una canción compuesta por el propio Aznavour, pero interpretada por Di Doménico. De ahí, la desinhibida, fecunda cautela con la que está ejecutada. El segundo cumple a pies juntillas el mandato del primero, aunque convirtiendo ese respeto en un inusitado material de reflexión que va más allá del rigor biográfico.

En las postrimerías de su exitosa y prolífica existencia, el autor de LA BOHEME llamó a su amigo Marc Di Doménico y, en su visita, aquel le llevó hasta una habitación en la que el artista musical tenía guardada una ingente cantidad de material rodado por él en Super 8, 16 mm y en vídeo. Casi toda una vida grabada en imágenes. Desde que la mismísima Edith Piaf le regalara una vieja cámara de Super 8 al poco de conocerse, Aznavour no había cesado jamás de acompañar su arrollador e incansable periplo vital con esa secreta actividad: rodar improvisada, compulsiva, intuitivamente; atrapar visualmente sus inquietudes; dejar constancia subjetiva del paso del tiempo que definía su agenda profesional, sus decisiones personales y los acontecimientos alejados del foco mediático.

El título original del film lo define a la perfección. LE REGARD DE CHARLES inscribe intencional y definitoriamente la palabra mirada. El mandato de Aznavour, meses antes de fallecer, de que Di Doménico lograra insuflar la suficiente coherencia a su material para que éste tuviera entidad de película es acatado por aquel con una ejemplaridad tan emotiva como aprovechada para facultar presupuestos metacinematográficos no previstos en principio. El respeto a esa vocación de pincelada, de desorden, de arrebato, de boceto visual hace que quede aprehendido en toda su poliédrica modestia el germen de necesidad introspectiva desde el que están encuadradas las imágenes.

Por ello, la posibilidad de sucumbir a la rancia inercia laudatoria del biopic clásico queda cercenada. Lo que emerge es un espontáneo y sincero arrebato lírico que canta las posibilidades de la cámara cinematográfica como instrumento capaz de prestarse a las facultades de un diario escrito, de un confesionario improvisado por un ojo que mira a través de una cámara en mano. Los innumerables vaivenes de la trayectoria de una leyenda mundial del espectáculo dan paso a lo que  necesitaba mirar el hombre que moraba bajo ese número uno, cuando, tras las largas ovaciones, no mediaba la aparatosa e imposible intimidad  de un cantante solista en un escenario.

 

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